Evangelio Del Día Jueves 8 de Septiembre | Maria Mujer Elegida | Hoy en Oración

Sep 8, 2022 · 6m 34s
Evangelio Del Día Jueves 8 de Septiembre | Maria Mujer Elegida | Hoy en Oración
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Evangelio Diario LITURGIA - 08 DE SEPTIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Blanco XXIII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II III Semana...

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Evangelio Diario
LITURGIA - 08 DE SEPTIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Blanco
XXIII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura Romanos 8, 28-30
Salmo 12
Evangelio Mateo 1, 18-23

“La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
La Palabra revela a Dios (…) precisamente por medio de las Escrituras, nos revela el rostro de Dios como el de Aquel que se hace cargo de nuestra pobreza y le preocupa nuestro destino. No es un tirano que se encierra en el cielo, esa es una fea imagen de Dios, sino un Padre que sigue nuestros pasos. No es un frío observador indiferente e imperturbable, un Dios “matemático”. Es el Dios con nosotros, que se apasiona con nuestra vida y se identifica hasta llorar nuestras mismas lágrimas. No es un dios neutral e indiferente, sino el Espíritu amante del hombre, que nos defiende, nos aconseja, toma partido a nuestro favor, se involucra y se compromete con nuestro dolor. Siempre está presente allí. Esta es «la buena noticia» (v. 18) que Jesús proclama ante la mirada sorprendida de todos: Dios es cercano y quiere cuidar de mí, de ti, de todos. Y este es el modo de tratar de Dios: la cercanía. (Homilía, Domingo de la palabra de Dios, 23 enero 2022)


Reflexión del Evangelio de hoy (Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.)
Natividad de Nuestra Señor
La virgen concebirá y dará a luz un hijo
La gran profecía anunciada por los profetas y anhelada por el pueblo de Israel, a lo largo de los siglos, se orienta a la llegada del Mesías. Es el punto final de un camino que estuvo salpicado por la esperanza de que, pese a todas sus infidelidades, Dios no abandonaría a su pueblo, sino que enviaría a quien establecería una Nueva y definitiva Alianza. María va a tener un especial protagonismo al convertirse en la madre de esa gran promesa, Jesús. Ella es esa “virgen que concebirá y dará a luz un hijo”, tal como anunció Isaías.

El hecho de su nacimiento es lo que hoy celebramos. Desde antiguo esta fiesta, posiblemente desde el siglo V en Oriente, ha sido una llamada a recordar el comienzo de su historia. Lo que sabemos de su vida más allá de los textos evangélicos, lo sabemos por el protoevangelio apócrifo de Santiago. Los evangelios no nos cuentan nada del acontecimiento que hoy conmemoramos. La presencia de María en los textos sagrados está toda orientada a Jesús, el Hijo de Dios. Por eso, no necesitamos datos concretos del contexto de lo que fue su llegada a este mundo. Sabemos lo que definió su vida: su entrega y fidelidad al plan de Dios para que se hiciera en ella lo que la Palabra del Señor pedía. De esa entrega y fidelidad surge todo lo que significa María en la historia de la salvación.

El evangelio nos habla del nacimiento de Jesús en medio de una familia sencilla que pone frente a nosotros a María y a José. María con su seguridad de haber respondido a la petición de Dios para traer al mundo a Jesús y a José con sus dudas e incertidumbres ante lo desconocido. Ellos ofrecieron a Jesús el marco para desarrollar su vida en Nazaret y recibir lo que todo hombre que llega a este mundo necesita: amor hecho de ejemplos concretos de vida.

El comienzo de todo nos retrotrae al acontecimiento fundamental en la vida de María que no es otro que la Anunciación. María es contemplada como el mejor ejemplo de lo que significa vivir en cristiano. Ella es madre y discípula; ella es modelo de disponibilidad y entrega a la voluntad de Dios. Su “hágase en mi según tu palabra” es una manifestación plena de confianza en Dios a quien entrega su vida.

La fiesta de su nacimiento nos recuerda que la Virgen María vino al mundo sin pecado original; por eso es pura, santa y así recibirá al autor de la gracia dispuesta de la forma más digna para acoger a Jesús, para ser la madre de Dios hecho hombre.

Celebrar la natividad de la Virgen María nos sitúa ante la figura de la Madre del Señor, para aprender a estar disponibles, para acoger y aceptar lo que Dios tiene reservado a cada uno, asumiendo con todas las consecuencias, nuestra aportación a la obra de la salvación.

San Juan Damasceno (675-749) predicó, un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, en Jerusalén, un hermoso sermón que sirve de colofón a este comentario:
“¡Ea, pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!”.

Alabemos a Dios por su misericordia. Ensalcemos a María, madre nuestra por su generosidad al aceptar ser la Madre del Salvador y madre nuestra.


LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Miqueas
Miq 5, 1-4
Esto dice el Señor:
“De ti, Belén de Efrata,
pequeña entre las aldeas de Judá,
de ti saldrá el jefe de Israel,
cuyos orígenes se remontan a tiempos pasados,
a los días más antiguos.
Por eso, el Señor abandonará a Israel,
mientras no dé a luz la que ha de dar a luz.
Entonces el resto de sus hermanos
se unirá a los hijos de Israel.
Él se levantará para pastorear a su pueblo
con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios.
Ellos habitarán tranquilos,
porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra
y él mismo será la paz’’.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 1, 18-23
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.


Oración

Madre María, enséñame a ser cómo tú, a tener un corazón dócil, a llenarme de la gracia de Dios y sobre todo, a decir siempre "sí".Ruega por nosotros santa madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Acción

Hoy imitaré con más tesón tres valores fundamentales en María:

1. Su humildad.
2. Su comunión con Dios.
3. Y su actitud de servicio constante.
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