20. Recuperar el Cielo

* Diez versiones del Cielo:

- "Inalcanzable" para Aristóteles
- "Una especie de nada dulce" para Buda
- "Todo el placer que siempre deseaste" para Mahoma
- "Comida deliciosa y bebida incomparable: ambrosía y néctar" para la mitología griega
- "La verdad de todo ante tus ojos" para Platón
- "Basta con ser audaz" para Prometeo
- "La superación de la materia y el retorno a la unidad" para Plotino
- "Un engaño y un escape" para Nietzsche, Marx y otros.
- "Un banquete de bodas, una liturgia de adoración, una ciudad colmada de luz y gloria" para la Biblia
- "Ver a Dios en su esencia, encontrar en Él todo sustento y gozo, en comunión perfecta con los bienaventurados" para la Teología Católica

* El Cielo como certeza de trascendencia, más allá de los imperios e intereses de esta tierra. El Cielo pone un límite a las pretensiones humanas y proclama el señorío de Dios.

* El Cielo de la Biblia no es distancia de los asuntos del mundo. Así como Dios conoce, ama y rige cuanto existe, así la mención de su Cielo habla de la proximidad de su majestad.

* Para Cristo, el Cielo o lo celestial habla de algo próximo y a la vez definitivo. Uno puede "guardar tesoros" en el Cielo; los habitantes del Cielo se regocijan cuando un pecador se convierte; el Padre del Cielo ve todo lo que acontece en lo escondido, lo toma en cuenta y lo recompensa; las legiones del Cielo están a la distancia de una simple invocación de Cristo; cada misionero debe tener certeza de su nombre puede inscribirse en el Cielo mismo. Por supuesto, todo esto explica por qué la oración central de cristiana habla del Padre "que está en los Cielos."

* En el Nuevo Testamento hay muchas alusiones a este mismo modo de entender la verdad del Cielo. Para San Pablo, en 1 Corintios 15, Adán es el hombre terreno y Cristo el hombre celestial; pero esto de ser celestial no significa una negación de su encarnación sino una descripción de su obra. También nosotros, según la Carta a los Colosenses 3, estamos llamados a buscar "los bienes de allá arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios." La caridad, según 1 Corintios 13, aunque empieza en esta tierra, como la fe y la esperanza, es sin embargo capaz de atravesar el umbral de la muerte, y anticipa la eternidad y el Cielo mismo. El mismo apóstol enfatiza en Gálatas 4 que somos hijos de la Jerusalén "del Cielo" no la de la tierra

* La Carta de Santiago distingue entre la sabiduría terrenal, que al final se reduce a astucia egoísta, y la sabiduría "de arriba, celestial," que está marcada por la pureza y la caridad.

* La Carta a los Hebreos, según hemos visto, mira la Pasión de Cristo como un sacrificio de propiciación que toma la Sangre derramada sobre la Cruz, en esta tierra, y la presenta en el altar del Cielo.

* La Primera Carta de Juan nos invita a asomarnos con esperanza al futuro: "Ya somos hijos de Dios pero aún no se ha revelado lo que seremos..." (1 Juan 3).

* Pedro invita a los presbíteros a trabajar no por una ganancia terrena sino con generosidad, esperando ser partícipes de la gloria (1 Pedro 5).

* El Apocalipsis presenta el vínculo irrompible entre las oraciones de la tierra y las del Cielo, y por supuesto enseña que toda la obra de la salvación culmina en la gloria del Cielo: banquete, boda y ciudad.

* Estas reflexiones son importantes para todos, pero especialmente para los pastores, porque son la clave de su esperanza y desinterés.