16. La caridad de Cristo

* Hablando en casa de Cornelio, el apóstol Pedro resumió el ministerio de Cristo diciendo: "Pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal."

* La rectitud de Cristo es reconocida por sus propios adversarios. Pilato dice que no encuentra falta en Él. Los judíos afirman que no quieren matarlo por ninguna obra buena sino solo por esta causa, porque siendo hombre "se hace igual a Dios." Con lo cual en todo caso reconocen su bondad, pureza de intención y absoluta rectitud moral. De hecho, si hubieran encontrado algo deshonesto o sucio de qué acusarlo no hubieran tenido que inventar calumnias para condenarlo.

* La caridad del Señor se muestra sobre todo con los necesitados. La privación, el duelo, la opresión, el dolor, la marginación atraen de un modo particular los ojos y el corazón de Cristo. Su manera de amar es pronta, generosa, discreta, desinteresada, eficaz.

* Su caridad se extiende a menudo hacia los que son odiados o del todo despreciados: los leprosos, los posesos, los extranjeros invasores, las pecadoras públicas, los cobradores de impuestos, los samaritanos.

* Bien se puede decir que los apóstoles son extensiones ulteriores de su modo de amar y servir porque a ellos les encarga que hagan lo que Él mismo ha venido haciendo: curar, liberar y enseñar.

* La caridad hacia los adversarios requiere derribar sus murallas de arrogancia y mentira. El modo de amar de Cristo a estas personas implica entonces un grado de fuerza en el lenguaje y la denuncia. Recordar aquello de "Te alabo, Padre, pues has ocultado estas cosas a los sabios..."

* Las imágenes del padre misericordioso, del buen pastor y del buen samaritano destacan, entre todas, como retratos del mismo Cristo.