Benditas las mujeres del mundo que hoy, gracias a la pronunciación del Santo Pontífice, gozan de la absolución del grave pecado del aborto y bendita la sensibilidad presidencial que inunda con su llanto las cámaras…
“Hay gente que la está pasando mal”, dijo el presidente y sonó muy parecido al “yo estoy emocionado” de Domingo Cavallo, con la tijera presupuestaria en una mano y las paritarias jubilatorias en la otra, y parecen dar cuenta que el perdón viene de la mano del llanto, Pero, ni el perdón ni el llanto le mejoran la vida a las cien mil personas que quedaron sin empleo, ni a los mas de diez millones de pobres que midió el Indec, mucho menos a aquellos delegados despedidos gracias a la complicidad de algunos burócratas sindicales como sucedió en Siderar y La UTA.
Si hay alguien que no se merece el perdón es Macri cuando afirma que la caída del consumo es debido al abastecimiento anticipado por parte de la gente o cuando no puede digerir la pregunta de un periodista en relación al fracaso de las políticas de inversión y segundo semestre más esperados que Papa Noel.
Tal vez la absolución no le alcance al flamante empresario inmobiliario Donald Trump quien mientras levanta un muro al norte de México y sostiene la guerra en medio oriente, coquetea con el ruso Vladimir Putin.
Tal vez por que no tienen perdón los empresarios, gobernantes y poderosos que a favor de sus propios intereses fabrican pobreza, desigualdad y muerte es que estamos acá, poniendo la voz y conjugando pensamientos que nos propongan otro modo de ver las cosas.