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Marruecos, EEUU y el medio ambiente: los retos del campo español

Marruecos, EEUU y el medio ambiente: los retos del campo español
Jan 12, 2022 · 6m 27s

El sector agroalimentario español cerró el año 2021 en positivo, a pesar de las numerosas dificultades a las que se ha enfrentado. El coronavirus, el temporal Filomena, el volcán de...

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El sector agroalimentario español cerró el año 2021 en positivo, a pesar de las numerosas dificultades a las que se ha enfrentado. El coronavirus, el temporal Filomena, el volcán de La Palma o la subida de los precios de la energía no impidieron buenos resultados. Ahora toca mirar hacia adelante, para tratar de mantener la buena sintonía en 2022.

Si quiere lograrlo, el sector debe superar los diferentes desafíos que tiene por delante en los próximos 12 meses. Y no son pocos los frentes que tienen abierto a nivel comercial.

El primero, como viene sucediendo desde hace meses, es el incremento de los costes. Por un lado, los relacionados con la producción, como la energía, el riego, los fertilizantes... y por otro, los relacionados con la logística, una crisis mundial que no parece que se vaya a solucionar pronto.

Además, en este sentido, en España el sector sufre especialmente, porque la transmisión de esos incrementos de gastos al precio que paga el consumidor es muy lenta o no llega a darse, como destacan desde Cooperativas Agro-Alimentarias, en declaraciones recogidas por EFE.

Otra tendencia a tener en cuenta en 2022 es el avance de las estrategias verdes, impulsadas por el pacto europeo para transitar hacia un modelo más sostenible. El plan 'De la granja a la mesa' eleva los requisitos en la producción agrícola o ganadera, como la reducción del uso de pesticidas o antibióticos.

Francia, que ocupa la presidencia semestral de la Unión Europea, ha incluido entre sus prioridades un aumento de la reciprocidad entre los estándares santiarios y ambientales de los productos europeos y de las importaciones.

París buscará potenciar el debate sobre la condicionalidad de las preferencias mercantiles al respeto de las normas europeas, o sobre la inclusión de las cláusulas espejo, para vincular las importanciones al respeto de las reglas ambientales internas.

En este sentido, el sector tiene dudas sobre si esa reciprocidad se pondrá en práctica, o si ese liderazgo verde va a traducires en la pérdida de competitividad de los productos comunitarios.

Uno de los acuerdos pendientes es el alcanzado entre la Unión Europea y Mercosur en 2019, tras 20 años negociándolo. Sin embargo, el proceso de ratificación se encuentra varado. Por un lado, por las diferencias entre los miembros europeos, y por otro, por las existentes entre el bloque Latinoamericano, precisamente por discrepancias en materia ambiental.

Las organizaciones agrarias europeas han mostrado en múltiples ocasiones su temor ante este acuerdo, debido a que facilita y mejora el acceso a mercados que son líderes agrícolas mundiales.

En la misma línea, aunque haciendo menos ruído, hay otros movimientos geopolíticos que intranquilizan al agro español, por los desequilibrios que pueden crear. En concreto, se refieren a Ucrania. Bruselas, que trata de controlar esa zona, podría facilitar el acceso a los productos ucranios sin la vigilancia adecuada.

Ucrania es cada vez más importante en tomate transformado. Y, además, ha pedido mejoras para el comercio del vino, a pesar de que no lo produce, por lo que el sector español teme que se trate de una estrategia para operaciones triangulares, es decir, para introducir en la Unión Europea productos de terceros países sin interferencias.

Por supuesto, no se puede quitar la vista de Marruecos. Los jueces comunitarios deben pronunciarse sobre el recurso de la Unión Europea contra la sentencia que anuló los convenios agrícolas y pesquero con el país magrebí, que daba la razón al Frente Polisario, para explotar los recursos del Sáhara Occidental.

Hay que tener en cuenta que las preferencias comerciales a Marruecos suponen una fuerte competencia para algunas regiones de España, sobre todo en lo relativo a los envíos hortofrutícolas de zonas como Almería, Murcia o Canarias.

Un año después de la salida de Reino Unido del mercado comunitario, las autoridades británicas mantienen medidas continuistas, para evitar un colapso fronterizo y de las operaciones comerciales.

Así, las empresas españolas pudieron mantener en 2021 su volumen de negocio con el Reino Unido. Sin embargo, el sector mira con temor los acuerdos que Londres está negociando con otros países, como pueden ser Sudáfrica, Nueva Zelanda o Egipto, porque podrían suponer una pérdida de cuota de mercado para los productos españoles.

Las mejores perspectivas llegan desde Estados Unidos, tras la retirada de diferentes aranceles aplicados por litigios comerciales. Lo más importante, lo más urgente, es que se normalicen los intercambios entre ambos países, ya que no está previsto un acuerdo de libre comercio entre los dos mercados.

En 2021, las exportaciones agroalimentarias españolas a Estados Unidos crecieron un 15%, gracias, sobre todo, al vino, las bebidas espirituosas, el chocolate y la repostería.

Son, en definitiva, varios los frentes abiertos. Dependerá de su resolución positiva que el sector agroalimentario español mantenga su fortaleza y su buena salud.
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Author elEconomista
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