«Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.» (Marcos 9:23)
Mientras Jesús estaba en el monte de transfiguración, vino buscándole un padre que tenía un hijo poseido por un demonio. No obstante no estaba Jesús en ese momento y los discípulos que estaban, aunque habían echado fuera otros demonios, no podían con ese. Cuando volvió Jesús, el padre, habiendo visto la dificultad que habían tenido los discípulos, pide que Jesús sane a su hijo si puede. Sin querer, este pobre padre estaba perdiendo la esperanza de ver a su hijo sanado. La respuesta de Jesús pone todo en perspectiva. El problema aquí no era una falta de poder sino una falta de fe. Para ilustrarlo, imaginemos que estamos en una gran habitación oscura. Queremos salir pero solo vemos una puerta y sabemos esa no es la salida que buscamos. Los ojos de la fe nos permiten ver lo que hay más completamente y entender que hay más puertas que las que veíamos antes. Jesús aquí no nos está diciendo que podemos hacer lo que queramos si tenemos fe. Más bien nos está diciendo que la fe nos permite ver y hacer la voluntad de Dios. La respuesta del padre es ejemplar. Reconoció su incredulidad y pidió ayuda para creer. Y efectivamente recibió la contestación a su oración. Muchas veces andamos medio ciegos, incapaces de ver bien todo lo que Dios quiere hacer en y por medio de nosotros. Necesitamos la fe para que Dios abra nuestros ojos.
Que Dios nos ayude hoy a combatir nuestra incredulidad para que podamos ver y hacer su voluntad. (David Bell)
«Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible.» (Marcos 9:23) Mientras Jesús estaba en el monte de transfiguración, vino buscándole un padre que tenía un hijo poseido por un demonio. No obstante no estaba Jesús en ese momento y los discípulos que estaban, aunque habían echado fuera otros demonios, no podían con ese. Cuando volvió Jesús, el padre, habiendo visto la dificultad que habían tenido los discípulos, pide que Jesús sane a su hijo si puede. Sin querer, este pobre padre estaba perdiendo la esperanza de ver a su hijo sanado. La respuesta de Jesús pone todo en perspectiva. El problema aquí no era una falta de poder sino una falta de fe. Para ilustrarlo, imaginemos que estamos en una gran habitación oscura. Queremos salir pero solo vemos una puerta y sabemos esa no es la salida que buscamos. Los ojos de la fe nos permiten ver lo que hay más completamente y entender que hay más puertas que las que veíamos antes. Jesús aquí no nos está diciendo que podemos hacer lo que queramos si tenemos fe. Más bien nos está diciendo que la fe nos permite ver y hacer la voluntad de Dios. La respuesta del padre es ejemplar. Reconoció su incredulidad y pidió ayuda para creer. Y efectivamente recibió la contestación a su oración. Muchas veces andamos medio ciegos, incapaces de ver bien todo lo que Dios quiere hacer en y por medio de nosotros. Necesitamos la fe para que Dios abra nuestros ojos. Que Dios nos ayude hoy a combatir nuestra incredulidad para que podamos ver y hacer su voluntad. (David Bell)
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