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Meditando en la Palabra

  • MelP_364-2Samuel_3_25

    25 APR 2024 · «Tú conoces a Abner hijo de Ner. No ha venido sino para engañarte, y para enterarse de tu salida y de tu entrada, y para saber todo lo que tú haces.» (2 Samuel 3:25) Después de la muerte de Saúl, Abner, el general del ejército bajo Saúl, vino a ver a David para darle su apoyo. Joab, el general del ejército de David, no había visto a Abner ni sabía lo que le había llevado a estar dispuesto a apoyar a David contra el hijo de Saúl, pero Joab rápidamente lo juzgó como engañador. Y lo triste de la historia es que Joab fue más allá de simplemente juzgarle y tomó la venganza en sus propias manos, matando a Abner en sangre fría en medio de la puerta principal. El comentario y la reacción de Joab nos dice más de su propio corazón que del corazón de Abner. Muchas veces es así: suponemos que otros están haciendo lo que nosotros haríamos en la misma situación. No tengo ninguna duda; si Joab hubiera abandonado a David para unirse a Saúl en algún momento, habría sido para engañarle y espiar a su enemigo. Supongo que hay veces que un juicio así puede acertar, pero muchísimas veces nos equivocamos y juzgamos mal a nuestros prójimos. Pero aún más importante es cuando tratamos así a Dios. Juzgamos a Dios como si estuviera actuando como uno de nosotros. Allí siempre nos equivocamos. Tengamos cuidado de no juzgar a Dios. Más bien hemos de someternos a su voluntad y confiar que lo que Él está haciendo en nosotros será para nuestro bien y para su gloria final. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_151-1Sam_30_6

    24 APR 2024 · «Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.» (1 Samuel‬ ‭30:6‬) Imaginaos la situación: los enemigos de David les habían atacado y se habían llevado todo el campamento, incluso a las esposas e hijos de todos los que estaban con David. Y ahora los soldados de David en su dolor están hablando de apedrear a David. Cuando dice que David «se angustió mucho» creo que no suena lo suficientemente fuerte para nosotros. David estaba en medio de una grave crisis, una rebelión que amenazaba el futuro rey. Pero la frase clave del versículo viene al final: «se fortaleció en Jehová». El secreto de David no se encuentra en su capacidad de liderazgo sino en su confianza en su Dios y la fuerza que sólo Él puede dar. Nuestro gran problema es que cuando nos encontramos en situaciones dificiles nos agobiamos y empezamos a hacer lo primero que nos viene a la mente. Nuestra gran tentación es olvidarnos de Dios. La meta del creyente es buscar primeramente a Dios para que Él sea nuestra fuerza. Busquemos a Dios hoy y que sea Él nuestra fortaleza para las situaciones difíciles que tenemos que enfrentar. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_360-1Samuel_26_10-11

    23 APR 2024 · «Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca, guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová.» (1 Samuel 26:10-11a) En esta segunda ocasión que David tuvo para matar a Saúl, David vuelve a rechazar la oportunidad de vengarse del rey, eligiendo confiar en la justicia de Dios en vez de tomar su propia venganza. Pero la diferencia entre esta vez y la anterior cuando pudo haberlo matado en la cueva está en la historia que se encuentra entre los dos eventos. Nabal había ofendido a David y si no llega a ser por la sabia intervención de la esposa de Nabal, Abigail, David, cegado por su ira, se hubiera vengado por la ofensa de Nabal. Pero cuando le salió al encuentro Abigail, David entendió que era Dios mismo el que le había parado los pies. No vio a una mujer actuando para el bien de su casa sino la mano de Dios que le estaba protegiendo de cometer un pecado en la carne. Creo que el evento de Nabal reforzó su confianza en Dios y su justicia. Me pregunto si nosotros somos capaces de ver a Dios actuando en nuestras vidas y así seguir confiando en Él incluso en los momentos más difíciles cuando no podemos imaginar cómo podría Dios obrar en esa situación para su gloria y para nuestro bien. Es importante en aquellos momentos volver a confiar en el poder de Dios para hacer su voluntad a pesar de las circunstancias humanas. Busquemos hoy indicios de la obra de Dios en nuestras vidas y así sigamos confiando más en Él. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_534-1Samuel_21_10

    22 APR 2024 · «Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat.» (1 Samuel 21:10) Saúl estaba persiguiendo a David y cada día parecía que se acercaba más. David empezó a temer que en algún momento Saúl le iba a sorprender y significaría su final. Así que tomó una decisión rápida. Decidió ir a los filisteos. No sé exactamente por qué decidió ir a Gat, el pueblo natal de Goliat, pero no tardó mucho tiempo en darse cuenta de que no había sido una buena idea. Aunque el rey parecía aceptarle –aparentemente porque tenían un enemigo en común, Saúl– sus siervos fueron más astutos. Reconocieron que David había matado a muchos filisteos también, llegando a estar recordado en una canción que incluso había llegado hasta los oídos de los filisteos: David ha herido a sus diez miles. De repente se da cuenta David de que su vida también corre peligro entre los filisteos. Ahora, David logró escaparse de Gat con su vida, pero en esta historia aprendemos una lección importante. Tenemos que tener mucho cuidado con las decisiones que tomamos cuando estamos bajo presión. Aunque estemos desesperados, debemos tomar el tiempo de buscar la voluntad de Dios. Si no, como David, podemos llegar a complicar muchísimo más nuestra situación. Debemos reconocer que Dios a veces nos permite pasar un tiempo en situaciones difíciles para que aprendamos a confiar en Él. Esperemos con obediencia, paciencia y fe para la dirección de Dios. Dios no se equivoca ni tampoco precisa de nuestras ideas para guiarnos. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_146-1Samuel_15_12

    19 APR 2024 · «Madrugó luego Samuel para ir a encontrar a Saúl por la mañana; y fue dado aviso a Samuel, diciendo: Saúl ha venido a Carmel, y he aquí se levantó un monumento, y dio la vuelta, y pasó adelante y descendió a Gilgal.» (1 Samuel‬ ‭15:12‬) Dios envió a Saúl con una misión pero Saúl decidió obedecer el mandamiento de Dios según su parecer. Esta desobediencia era la última gota que colmó el vaso del juicio de Dios contra su reinado. Pero lo interesante aquí es notar que la mañana siguiente cuando Samuel busca a Saúl, no lo encuentra porque estaba levantado un monumento a sí mismo. Había desobedecido a Dios, pero ve a sí mismo digno de ser recordado. El orgullo de Saúl le cegó, no permitiéndole reconocer su desobediencia. Estaba tan lleno de sí mismo que creía que merecía el reconocimiento del pueblo. Por eso vemos a Saúl completamente sorprendido cuando Samuel le anuncia que Dios le ha desechado por su falta de obediencia. Podemos nosotros también caer en la misma trampa. Podemos tener la percepción tan torcida que podemos sentir orgullo por aquello que Dios ve como vergüenza. Por eso necesitamos que Dios abra nuestros ojos espirituales y que nos guarde de segur nuestro propio camino. Por eso oramos «mas líbranos del mal». (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_144-1Sam_8_19-20

    17 APR 2024 · «Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; y nosotros seremos también como todas las naciones» (‭‭1 Samuel‬ ‭8:19-20‬a) Cuando el pueblo de Israel heredó la tierra prometida, no tenían un rey. No tardaron mucho tiempo en notar lo que les parecía esta deficiencia. Así que vinieron a Samuel y pidieron un rey. Samuel les advirtió sobre todas las desventajas de tener un rey, pero al pueblo no les importaba. Obviamente su decisión no estaba basada en la lógica. No habían pedido un rey sencillamente porque les parecía un sistema de gobierno superior. Su razonamiento descansaba sobre otra base: querían ser como las demás naciones alrededor de ellos. Estaban motivados por la codicia, el deseo de tener lo que otros tienen. Algo falla en el pueblo de Dios cuando se cansan de ser un pueblo apartado para Dios y quieren ser como los demás que viven bajo la ira de Dios. Sin embargo ha sido y sigue siendo una enfermedad común del pueblo de Dios. Tengamos cuidado de no caer en esta tentación de reemplazar los regalos que Dios nos ha dado con lo que tiene el mundo. Más bien vivamos santos (apartados para Dios), como Él es Santo. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_353-1Samuel_1_14

    16 APR 2024 · «Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.» (‭‭1 Samuel‬ ‭1:14‬) Elí cometió un error terrible con Ana, la futura madre del profeta Samuel. La vio conmovida en la oración y dedujo que había acudido al santuario borracha. Pero no sólo la juzgó mal sino que la confrontó y la acusó de estar ebria. Elí tendría que haber hecho más preguntas si sospechaba que Ana estaba en pecado pero la juzgó y la condenó sin recoger todos los hechos. Pero lo más triste de esta historia se revela después cuando leemos más sobre la familia de Elí. Sus dos hijos eran un desastre espiritual pero por algún motivo, jamás los corrigió Elí para confrontarlos por su pecado, un secreto a voces entre el resto del pueblo. O sea Elí estaba dispuesto a tratar rápidamente y con dureza a una pobre mujer triste, imaginando que había venido a la casa de Dios borracha, pero en cuanto a sus propios hijos, jamás los confrontó aunque sabía que maltrataban a la gente y estaban viviendo en fornicación mientras ejercían el sacerdocio. Cristo, en su sermón del monte, nos enseña otro camino. Debemos ser rápidos en juzgarnos a nosotros mismos, en quitar el palo de nuestro ojo. Solo así estaremos preparados para ser usados por Dios para ayudar, no sencillamente juzgar, a otros en sus luchas y tropiezos. Examinemos bien nuestras vidas hoy con la ayuda del Espíritu Santo para que podamos ser usados por Dios para ayudar a nuestros hermanos. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_459-Hechos_26_11

    15 APR 2024 · «Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.» (Hechos 26:11) Aquí encontramos el testimonio del apóstol Pablo de su vida antes de su encuentro con Cristo. Con vergüenza admite Pablo que había abusado de personas con el fin de llevarles a blasfemar contra sus creencias. Es interesante que no dice si alguno llegó a blasfemar en algún momento, lo cual nos hace pensar que no había tenido mucho éxito en su persecución. Estos cristianos no habían cometido ningún crimen, pero Pablo los trataba como malhechores. Pero lo más interesante es cuando comenta lo que le impulsaba: estaba “enfurecido sobremanera”. Pablo les perseguía porque estaba muy molesto, enfadado. Que sepamos, ningún cristiano jamás había hecho nada contra él; sin embargo, verles le sacaba de quicio. Creo que lo que tanto le afectaba era que veía en ellos algo que no había conseguido él. De alguna manera veía que la fe sencilla de éstos “del camino” superaba la religión estricta de los fariseos. Quizás nosotros tenemos alrededor de nosotros una persona “enfurecida sobremanera”. Igual Dios está obrando en su corazón para traerle a sí mismo. Busquemos hoy ser un testimonio fiel ante todos, tanto si nos respetan como si nos odian, porque muchas veces no podemos imaginar todas las grandes cosas que Dios está haciendo en los que nos rodean. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_089-Hechos_24_25

    13 APR 2024 · «Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero, Félix se espantó, y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré.» (Hechos 24:25) Mientras Pablo estaba en la cárcel, el gobernador iba demorando su juicio, "Espera[ndo] ... que Pablo le diera dinero para que le soltase" (24:26), pero en vez de decir lo que le convenía o intentar conseguir su libertad de otra manera, Pablo hablaba de ""la fe en Jesucristo"" (24:24). Esa fe le llevaba a hablar de tres temas recurrentes: la justicia, el dominio propio y el juicio venidero. En primer lugar Pablo hablaba de la verdadera justicia. Pablo anunciaba al gobernador que todos hemos pecado contra Dios. El único que verdaderamente es justo es Jesús, el Hijo de Dios y Él vino para darnos una justicia que no viene por la ley sino por la fe. Luego Pablo hablaba del dominio propio. Dios pone a su Espíritu Santo dentro de todos los que han sido justificados por fe en Cristo y el fruto de la presencia del Espíritu en la vida es el dominio propio. Cristo guía la vida del creyente por medio del Espíritu Santo, transformando su vida en la imagen de Cristo día tras día. Finalmente, Pablo hablaba del juicio final. Para el creyente, no hay temor, porque sus pecados ya han sido juzgados en Cristo. Pero para la persona que ha rechazado a Cristo, el pensamiento de que un día tendrá que dar cuentas ante un Dios santo es terrible. La predicación de Pablo aquí cubre cada faceta de la salvación: su inicio en la justificación, su progreso en la santificación y su culminación en la glorificación. Nosotros hemos de estar atentos para aprovechar nuestras oportunidades de hablar de la fe en Jesucristo. Si no tenemos cuidado, nos centraremos en nosotros mismos y perderemos la oportunidad de compartir con otros el mensaje de la salvación. (David Bell)
    2m 30s
  • MelP_083-Hechos_20_32

    12 APR 2024 · «Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados.» (Hechos 20:32) Cuando Pablo se despidió de los cristianos en Éfeso, no sabía si los iba a volver a ver en esta vida. No obstante, no temía por ellos, porque sabía que Dios seguiría obrando en ellos. Con toda tranquilidad los encomienda a Dios y a su palabra, para que Dios siga sobreedificándoles en la santidad. Dios es el que sigue sobreedificándonos también a nosotros y preparándonos para nuestra herencia espiritual. Me alegro mucho que nuestro bienestar espiritual no sea una obra humana que depende de un hombre. Si así fuese, estaríamos destinados al fracaso. Mas bien, nuestra vida espiritual es la obra de Dios en cada uno de los que hemos sido salvados por la fe en el sacrificio de Jesucristo. Dios sigue su obra de sobreedificarnos. Cristo mismo es la roca sobre la cual la iglesia está edificada, y Dios sigue santificándonos por medio de su Espíritu Santo que mora en el creyente. Dios quiere seguir dándonos hoy esta herencia espiritual. Seamos fieles en leer la palabra de su gracia y pasar tiempo en su presencia para que seamos sobreedificados y santificados. Nuestro bienestar espiritual debe ser evidente, algo que otros ven y por ello glorifican a nuestro Padre que en su misericordia nos sigue transformando a la imagen de nuestro Salvador. (db)
    2m 30s
Un versículo de la Biblia junto con una meditación y una aplicación.
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