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«Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.» (Marcos 1:40)

Hay mucho de este leproso que no sabemos. No sabemos su nombre, ni de dónde era, ni cuánto tiempo había sufrido la lepra, ni como había escuchado de Jesús. Pero me encantan los detalles que sí sabemos. Primeramente sabemos que tenía un profundo respeto por Jesús. El detalle de venir ante Jesús e hincar la rodilla no debe escaparnos. No es la única persona en los evangelios que se presenta así ante Cristo pero es uno de los pocos. En segundo lugar sabemos que es un hombre con mucha fe. Reconocía que Jesús tenía el poder de sanar. En su mente si no le sanaba sólo significaba que no era su voluntad, jamás una limitación de su poder. La respuesta de Jesús es escueta pero consoladora: «Quiero, sé limpio». Y así fue. Bueno sabemos una tercera cosa de este hombre. No podía callarse. El texto dice que divulgaba por todos sitios lo que Jesús había hecho por él. Me pregunto si nosotros somos como este hombre en estos puntos. ¿Cómo llegamos ante Dios? ¿Incamos la rodilla en sumisión a la voluntad de Dios? ¿Venimos en fe que Dios puede hacer todo lo que quiere? ¿Estamos dispuestos a aceptar su voluntad, aunque no se encaje dentro de nuestros planes? ¿Compartimos con otros las grandes cosas que Dios ha querido hacer en nuestras vidas?

Vengamos hoy ante el Dios que puede hacer todo lo que quiere, pero vengamos en fe y sumisión a su perfecta voluntad. ya que hay mucho que Él quiere hacer para limpiar nuestras vidas. Luego seamos testigos ante el mundo de todo lo que está haciendo Dios en y por medio de nuestras vidas. (David Bell)
«Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme.» (Marcos 1:40) Hay mucho de este leproso que no sabemos. No sabemos su nombre, ni de dónde era, ni cuánto tiempo había sufrido la lepra, ni como había escuchado de Jesús. Pero me encantan los detalles que sí sabemos. Primeramente sabemos que tenía un profundo respeto por Jesús. El detalle de venir ante Jesús e hincar la rodilla no debe escaparnos. No es la única persona en los evangelios que se presenta así ante Cristo pero es uno de los pocos. En segundo lugar sabemos que es un hombre con mucha fe. Reconocía que Jesús tenía el poder de sanar. En su mente si no le sanaba sólo significaba que no era su voluntad, jamás una limitación de su poder. La respuesta de Jesús es escueta pero consoladora: «Quiero, sé limpio». Y así fue. Bueno sabemos una tercera cosa de este hombre. No podía callarse. El texto dice que divulgaba por todos sitios lo que Jesús había hecho por él. Me pregunto si nosotros somos como este hombre en estos puntos. ¿Cómo llegamos ante Dios? ¿Incamos la rodilla en sumisión a la voluntad de Dios? ¿Venimos en fe que Dios puede hacer todo lo que quiere? ¿Estamos dispuestos a aceptar su voluntad, aunque no se encaje dentro de nuestros planes? ¿Compartimos con otros las grandes cosas que Dios ha querido hacer en nuestras vidas? Vengamos hoy ante el Dios que puede hacer todo lo que quiere, pero vengamos en fe y sumisión a su perfecta voluntad. ya que hay mucho que Él quiere hacer para limpiar nuestras vidas. Luego seamos testigos ante el mundo de todo lo que está haciendo Dios en y por medio de nuestras vidas. (David Bell) read more read less

7 months ago #bell, #biblia, #david, #devocional, #limpieza, #marcos, #sumisión