Las piedras de los Templos y Catedrales no son la Iglesia, sólo son lugares de culto donde se adora a Dios con plena libertad. Cuando arrebatan nuestros derechos más sagrados, pueden destruir y quemar esos lugares santos pero la Fe, que consiste en creer en la Verdad Revelada, se aloja en el templo interior de nuestra alma... y así permanece incólume.