Muchas gracias por tus comentarios, Rubén. Creo que llevamos años de espaldas a algo que nunca fue objeto de debate: el estilo. Entendido este como la idea madre que sostiene un modelo de juego. Richard Páez la estableció y logró resultados a partir de la misma. Dispuso de tiempo y respaldo una vez superada la fase de establecimiento y la consecusión de resultados. Páez, como Farías años después, estuvo a merced de un resultado (aquel partido que la Vinotinto le ganó a Uruguay el 14 de agosto de 2001). Una derrota acababa con un proceso que no completaba un año siquiera. Con jugadores en su mayoría del torneo local, edificó un equipo competitivo que logró resultados históricos. Farías tomó la posta, en una decisión que le dio un viraje estilístico y estructural a la selección. Algo inentendible, cuyas consecuencias, positivas y negativas, configuraron este presente. Desde la salida de Páez la idea dejó de ser importante. Se despreció. Y aunque Farías aumentó la competitividad, propició que el jugador venezolano diese un salto de calidad y abrió puertas para los "oriundos" (Amorebieta, Túñez, los Feltscher, entre otros), la realidad es que los primeros tres años fueron de indefiniciones y se perdió un tiempo precioso. Tras Farías, Sanvicente, y de nuevo la misma historia. Esas lagunas impidieron la continuidad y el desarrollo de una idea o modelo, extendible a todas las divisiones. Así nos ha ido.

Muchas gracias por tus comentarios, Rubén. Creo que llevamos años de espaldas a algo que nunca fue objeto de debate: el estilo. Entendido este como la idea madre que sostiene un modelo de juego. Richard Páez la estableció y logró resultados a partir de la misma. Dispuso de tiempo y respaldo una vez superada la fase de establecimiento y la consecusión de resultados. Páez, como Farías años después, estuvo a merced de un resultado (aquel partido que la Vinotinto le ganó a Uruguay el 14 de agosto de 2001). Una derrota acababa con un proceso que no completaba un año siquiera. Con jugadores en su mayoría del torneo local, edificó un equipo competitivo que logró resultados históricos. Farías tomó la posta, en una decisión que le dio un viraje estilístico y estructural a la selección. Algo inentendible, cuyas consecuencias, positivas y negativas, configuraron este presente. Desde la salida de Páez la idea dejó de ser importante. Se despreció. Y aunque Farías aumentó la competitividad, propició que el jugador venezolano diese un salto de calidad y abrió puertas para los "oriundos" (Amorebieta, Túñez, los Feltscher, entre otros), la realidad es que los primeros tres años fueron de indefiniciones y se perdió un tiempo precioso. Tras Farías, Sanvicente, y de nuevo la misma historia. Esas lagunas impidieron la continuidad y el desarrollo de una idea o modelo, extendible a todas las divisiones. Así nos ha ido.