En Marcos 6:4 el Señor Jesús dice: *” En todas partes se honra a un profeta, menos en su tierra, entre sus familiares y en su propia casa. 5 En efecto, (el Señor) no pudo hacer allí ningún milagro, excepto sanar a unos pocos enfermos al imponerles las manos”*.
Esta palabra nos muestra que el Señor Jesús se había encontrado con *obstáculos de credibilidad* en el mismo pueblo donde el creció. Allí las personas solo lo veían como el hijo de un carpintero Nazareno. En sus mentes no cabía la idea de que éste que vieron crecer tuviera algo mejor que ellos para dar. Igual nos pasa a nosotros. Es muy probable que todos aquellos que nos conocieron en nuestra vida pasada, van a prestar oídos sordos a lo que les queremos enseñar. Serán como piedras en el camino para el ejercicio de nuestro llamado. Ante esas circunstancias es necesario pedirle al Señor *serenidad para sobrellevar el rechazo* con paciencia y sabiduría para saber avanzar hacia donde *nos permitan brillar con la luz de nuestro Señor Jesucristo* y así poder ser más efectivos.