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Evangelio Del Día Jueves 2 de Junio | Sabiduría | Hoy en Oración

Evangelio Del Día Jueves 2 de Junio | Sabiduría | Hoy en Oración
Jul 11, 2022 · 7m 59s

Evangelio Diario LITURGIA - 02 DE JUNIO DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Blanco VII Semana del Tiempo de Pascua Liturgia de las Horas Tomo I III...

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Evangelio Diario
LITURGIA - 02 DE JUNIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Blanco
VII Semana del Tiempo de Pascua
Liturgia de las Horas Tomo I
III Semana del Salterio
Primera Lectura Hechos 22, 30; 23, 6-11
Salmo 15
Evangelio Juan 17, 20-26

“Que sean uno, como nosotros somos uno”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
Debemos ser uno, uno solo, como Jesús y el Padre son uno». Y este es precisamente «el desafío de todos nosotros los cristianos: no dar lugar a la división entre nosotros, no dejar que el espíritu de división, el padre de la mentira entre en nosotros. buscar siempre la unidad. Cada uno, naturalmente, es como es, pero debe buscar vivir en la unidad: «¿Jesús te ha perdonado? Perdona a todos. El Señor rogó para que lográramos esto. a Iglesia tiene mucha necesidad de esta oración de unidad. (Homilía Casa Santa Marta, 21 mayo 2015)


Reflexión del Evangelio de hoy (Fr. Martín Alexis González Gaspar O.P.)
Que sean uno, como nosotros somos uno
Hemos ido deshojando el calendario pascual que ya toca a su fin. Últimos retazos de una primavera sembrada aquella mañana, donde los sudarios se encontraron bien colocados en una tumba vacía. Siembra hecha también tras la huella de los discípulos del resucitado. Un tiempo favorable para quienes confiamos en la vida más allá de la cruz y de una piedra corrida sobre la tumba silenciosa del olvido. Es hora de revisar también nuestro propio itinerario pascual como hijos de la luz recién amanecida. Los frutos deben ratificar que la Pascua no ha pasado por nosotros sin pena, ni gloria.

Pablo es consciente que se le está juzgando por la esperanza en la resurrección de los muertos. Testigo infatigable de la historia de salvación que Dios ha hecho en su propia historia de perdición. Ejemplo de valentía frente a nuestras cobardías, al silencio cómplice de nuestras vidas acomodadas donde ofrecemos a Dios los restos de nuestras agendas. Para quien realmente se cree lo que anuncia, no hay fronteras. Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis entrañas y mi carne descansa serena, como proclama el salmista. Pablo, el apóstol de los gentiles, por el hecho de no haberse reservado el anuncio del Evangelio para su propio pueblo, sino de haber salido a los pueblos paganos, se convirtió en modelo de unidad, porque buscó que todos conocieran la verdad y con ello le dió vida a lo que el Maestro mandó, "que todos sean completamente uno".

La unidad entre los cristianos siempre ha sido y será, desde el principio el inicio una de las dificultades con las cuales se ha tenido que luchar, porque el mal sabe que en la división está su triunfo. Nuestras guerras silenciosas, de intereses solapados, llenas de celos y envidias en busca de ese poder que nos ciega son el mayor escándalo que podemos ofrecer ante esta sociedad que tanto espera justificar su no a Dios. Divisiones, en muchas ocasiones, por motivos absurdos y con demasiado poco peso.

Cuantos cristianos en la actualidad, dividen y quebrantan sin ningún remordimiento de conciencia y lo que más duele, es que se amparan bajo una actitud piadosa pero vacía, bajo un fanatismo pobre que no hace más que destruir la fe de muchos que desean encontrarse con la verdad, que buscan el rostro de Dios para poder reconstruir sus corazones lacerados por tanto odio y dolor existentes en un mundo impregnado por la cultura de la muerte. Entran en la Iglesia de Cristo deseando encontrar la paz y la dulce armonía del resucitado y se topan con el escándalo de la división y el desconcierto. Todas estas divisiones son un freno para la evangelización, pues el mundo sólo creerá en los cristianos en la medida que nos vea unidos y caminando como una sola familia de fe.

Por tanto, les invito a que hagamos el compromiso a favor de la unidad y la paz donde quiera que estemos. Intentar tratar con aprecio y afecto a aquellos que quizás no son católicos pero que desean encontrarse con la verdad, ser artesanos de concordia, de unidad y de paz. No ganamos nada y perdemos mucho cuando nos prestamos a apoyar ideas que minan la unidad; busquemos más bien el diálogo evangélico. Que Dios nos ayude para que un fruto de esta Pascua que llega a su fin, sea el don de la unidad.


LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles
Hch 22, 30; 23, 6-11
En aquellos días, el comandante, queriendo saber con exactitud de qué acusaban a Pablo los judíos, mandó que le quitaran las cadenas, convocó a los sumos sacerdotes y a todo el sanedrín, y llevando consigo a Pablo, lo hizo comparecer ante ellos.

Como Pablo sabía que una parte del sanedrín era de saduceos y otra de fariseos, exclamó: “Hermanos: Yo soy fariseo, hijo de fariseos, y me quieren juzgar porque espero la resurrección de los muertos”.

Apenas dijo esto, se produjo un altercado entre fariseos y saduceos, que ocasionó la división de la asamblea. (Porque los saduceos niegan la otra vida, sea de ángeles o de espíritus resucitados; mientras que los fariseos admiten ambas cosas). Estalló luego una terrible gritería y algunos escribas del partido de los fariseos, se pusieron de pie y declararon enérgicamente: “Nosotros no encontramos ningún delito en este hombre. ¿Quién puede decirnos que no le ha hablado un espíritu o un ángel?”

El alboroto llegó a tal grado, que el comandante, temiendo que hicieran pedazos a Pablo, mandó traer a la guarnición para sacarlo de allí y llevárselo al cuartel.

En la noche siguiente se le apareció el Señor a Pablo y le dijo: “Ten ánimo, Pablo; porque así como en Jerusalén has dado testimonio de mí, así también tendrás que darlo en Roma”.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Juan
Jn 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado.

Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí, para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí.

Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo.

Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y éstos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas esté en ellos y yo también en ellos’’


Oración

Señor sé que en todo intervienes tú para bien de los que te amamos, así que sólo te pido que me enseñes, con tu gracia, a ser un fiel testigo en cada situación sin importar si me siento alegre y complacido o si me siento triste y atribulado.

Acción

Hoy haré un recuento de situaciones difíciles en mi vida y voy a pensar cómo hubiera podido dar un mejor testimonio de mi fe en esos casos para que, en un futuro, cuando volviera a pasar por alguna circunstancia similar, dar un verdadero testimonio.
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Author Hoy En Oracion
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