Hay desafíos que cada generación debe enfrentar:

1. Relevancia: estamos llamados a ser luz y sal; ello implica algún género de impacto y transformación en la sociedad.
2. Alcance pastoral: siempre hemos de estar atentos a qué sectores de la sociedad quedan por fuera de nuestros planes y servicios.
3. Tentaciones relacionadas con nuestros votos: brotan de nuestra propia naturaleza humana herida por el pecado. Luchar y vencer es un desafío continuo.
4. Formación permanente: para responder mejor a las inquietudes y temas de nuestro tiempo, y para afianzar lo ya recibido.
5. Actualización tecnológica

Pero EL DESAFÍO mayor es siempre el seguimiento de Cristo, que marca todo en nosotros: cómo somos comunidad, más allá de simpatías o antipatías; de qué modo tratamos a la gente; para qué y qué estudiamos; cómo nuestra oración tiene sentido.