Acá estamos amigos, agudizando los sentidos, deconstruyendo los mensajes mediáticos que intentan atontarnos, deformanos, dejarnos insensibles y mudos ante las políticas que nos alejan de nuestra dignidad.
Es obvio que los intereses del gobierno de turno, de sus socios y adeptos no son los mismos que los de la mayoría de nosotros. La evidencia se manifiesta en algunas pocas imágenes.
Para cuando comience este programa, la Reina de Holanda, en Olivos, ya habrá recomendado el uso de celulares e internet como mecanismo certero para erradicar la pobreza y el aplauso de los pocos que la comparten festejará la famosa frase "ser pobre cuesta muy caro".
El Ministro de Educación, en su afán por privatizar el sistema, asiste al adoctrinamiento del Banco Mundial tiñendo los discursos de Reforma Educativa y el gobernador de Salta hace lobby y discriminación con el afán de vendernos el Voto electrónico al mejor estilo "llame ya".
En los barrios humildes crece la violencia institucional y se refleja en casos como el de Ivan y Ezequiel, pero ni la trascendencia mediática sacude el silencio de la Ministra de Seguridad que, como si poco fuera, arenga y promueve la tolerancia cero contra estos sectores.
El multitudinario Encuentro de Mujeres ya habrá pasado para cuando nos estén escuchando, igual que las setenta mil mujeres reunidas por una misma lucha y cientos de temáticas y resoluciones que quedaron reducidas a nada por las maniobras maniqueas de los medios que nos devuelven una revoltosa marcha, con pintadas y tetas al aire que ruborizan a los pacatos y algunos incidentes que justifican la redentora represión policial, sin embargo ya pasó de moda hasta esa noticia, sucedió en la misma inmediatez con que pasó de moda el paro y marcha mundial en contra del machismo, el femicidio y miles de reivindicaciones por la igualdad bajo el nombre “Ni una menos, Vivas nos queremos”... Todo eso ya no va a estar en los medios, pero sí las otras tetas al aire, las de los puntos de rating y consumo absurdo.
El ámbito internacional parece ir por la misma senda. En Colombia, el presidente Santos, haciéndole honor al apellido, gana el Nobel de una paz que aún está pendiente, porque, plebiscito por medio y apoyo, tristemente mayoritario, se decide que tal vez deberían ser mas duros los castigos a los integrantes de las FARC en lugar de la paz de un pueblo que cuenta muertos a centenares.
No nos es difícil descubrir una tendencia a utilizar metodologías corporativas y empresariales que propicien el enriquecimiento de unos pocos y dejen afuera al resto, pero para que estos sea posible se tiene que contar con fuerza represiva que garantice mantener a raya a los excluidos que se resisten a la sojuzgación .
Acá estamos, y vamos a seguir estando, porque creemos que tenemos que vencer nuestras resistencias y ponernos a construir una contracultura; creemos que recrear nuestros lazos como pueblo nos permite dejar de lado la reproducción de una cultura represiva, misógina, exclusiva y estigmatizante. Porque no queremos estos métodos que nos hacen vulnerables a la manipulación de un sistema que nos prefiere pobres, ignorantes y desorganizados.