Settings
Light Theme
Dark Theme

Timoteo-144 La buena batalla de la fe

Timoteo-144 La buena batalla de la fe
Jun 10, 2022 · 7m 5s

La buena batalla de la fe Pablo, en su carta a Timoteo le exhorta diciendo: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la...

show more
La buena batalla de la fe

Pablo, en su carta a Timoteo le exhorta diciendo: “Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos.”  Timoteo había recibido a Cristo por fe. Era un hombre de Dios, y había dedicado su vida para agradar a su Creador y Salvador. Pablo le instruye en sus cartas sobre la necesidad de poner su atención en la promesa de la vida eterna; Le ruega que en lugar de centrar su vista en lo que este mundo ofrece, se centre en lo que está por venir. En el capítulo 6 Pablo lo reta a pelear la buena batalla de la fe. En lugar de preocuparse por los detalles de la vida, debía ocuparse en “la lectura (de la Palabra), la exhortación y la enseñanza” (1 Timoteo 4:13), cuidándose a sí mismo, y a la doctrina de Cristo. 

¿Cómo debía hacer esto? 1 Timoteo 6:11 le dice: “Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.”

Debía huir de los lazos de la codicia y seguir la justicia, perseguir la piedad, insistir en la fe, persistir en amor y en paciencia, y todo esto sin altivez, sino con mansedumbre. Esto sería un ejercicio de determinación y constancia, peleando la batalla de la fe con una mente enfocada en Cristo. 

Hace unos días un joven que conozco corrió una ultramaratón de 200 millas de distancia, 322 kilómetros. No es una carrera a la que te enfrentas a la ligera. Tienes que planear, prepararte, mentalizarte, y luego, tienes que correr cada tramo con paciencia. No es una carrera en la que corres con ímpetu, sino que corres sabiendo que la meta está más allá. Descansas cuando lo necesitas, te nutres sabiamente, y no pierdes tiempo ni energía en asuntos innecesarios. La meta te espera, y debes continuar con determinación y entereza. Es también una carrera en la que necesitas la ayuda de otros. Si la haces en compañía es mucho más agradable, porque cuando llegan los momentos difíciles, tienes a alguien a tu lado que te anime y sufra contigo. Tienes a otros que están ahí para aportar aquello que tú no tienes, y ayudarte con lo que tú no puedes cargar. Estos corredores tenían a alguien que les esperaba para darles descanso. Oraban por ellos y preparaban comida y lo que fuera necesario para que pudieran continuar su carrera. Sin ellos, es probable que no hubieran podido completar la carrera. Esta carrera de larga duración requiere preparación, concentración, y cooperación; requiere mansedumbre para aceptar ayuda y fortaleza para llegar a la meta. 

Podríamos decir que la buena batalla de la fe es como una ultramaratón. Para correrla dignamente, necesitamos toda la ayuda del Espíritu Santo, por medio del cual tenemos todo lo necesario para la carrera (2 Pedro 1:3). Leemos en 2 Timoteo 1:7 que Dios nos ha dado el espíritu “de poder, de amor y de dominio propio.” 

La carrera la llevamos a cabo perseverando en la fe, guardando sus mandamientos (14) hasta que lleguemos a la meta, “la aparición de nuestro Señor Jesucristo, la cual a su tiempo mostrará el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad, que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver, al cual sea la honra y el imperio sempiterno. Amén.”

Esa es la meta hacia la que corremos, y como leemos en la segunda carta a Timoteo, capítulo 2, corremos “en la gracia que es en Cristo Jesús”, con esfuerzo y determinación, legítimamente (6), sin atajos ni distracciones (4,18), corriendo diligentemente con las fuerzas que Dios da, persistiendo en lo que hemos aprendido de la Palabra (2 Timoteo 3:14-15), porque “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

Pablo urge a Timoteo en el capítulo 4 de ambas cartas a cuidarse a sí mismo, a persistir, a ser sobrio en todo, y a soportar las aflicciones como buen soldado, como buen atleta. No corremos solos, sino que queremos hacerlo acompañados de otros que corren a nuestro lado. A todos los que corremos, a los que pelean la buena batalla de la fe, a aquellos que amamos su venida, Cristo nos espera en la meta con la corona de justicia. Que cuando lleguemos al final podamos decir con Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.”
show less
Information
Author David y Maribel
Website -
Tags

Looks like you don't have any active episode

Browse Spreaker Catalogue to discover great new content

Current

Looks like you don't have any episodes in your queue

Browse Spreaker Catalogue to discover great new content

Next Up

Episode Cover Episode Cover

It's so quiet here...

Time to discover new episodes!

Discover
Your Library
Search