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Proverbios-127 La mujer ideal

Proverbios-127 La mujer ideal
Jul 5, 2023 · 10m 21s

¿Sabías que Proverbios habla de la mujer ideal? En todas las sociedades hay ideales. La gente tiene una idea de los que es ser un hombre o una mujer ideal....

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¿Sabías que Proverbios habla de la mujer ideal? En todas las sociedades hay ideales. La gente tiene una idea de los que es ser un hombre o una mujer ideal. Hemos visto en Proverbios las características de la persona sabia así como del necio. Y en el capítulo 31 Lemuel comparte la enseñanza que le transfirió su madre exhortándole a ser un buen líder y describiendo a la mujer ideal.

Este poema acróstico tiene 22 versos, cada uno comenzando con una de las letras del alfabeto hebreo. Describen a una mujer de valor que no es fácil de encontrar. Nosotras, miles de años más tarde, podemos leerlo, no para intentar copiar las actividades y estilo de vida de esta, porque cada una tenemos diferentes dones y habilidades, sino para que nos inspire y nos motive a desarrollar nuestras habilidades personales y que estas sirvan para vivir una vida plena al servicio del que nos ha creado y nos ha salvado.

Muchas traducciones usan la palabra “virtuosa”, pero la palabra utilizada implica no solo virtud moral, sino que también incluye habilidades que la hacen una mujer de muchas facultades.

Veamos el poema de la mujer virtuosa, cuyo valor supera a todas las piedras preciosas; pero empecemos por el final, ya que el escritor del poema nos dice que esta mujer no es alabada por su belleza natural, ni por su simpatía, ni por todas sus facultades.

El versículo 30 dice: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” (30)

La principal virtud de esta mujer es que teme a Dios. Como hemos visto anteriormente, no se trata de un temor de terror, sino un temor de respeto. Esta mujer respeta los deseos de Dios, evita hacer aquello que le ofende, y todo lo que hace, no lo hace para buscar su propia gloria. La que es alabada no es la que se esfuerza por ser mejor mujer, sino aquella que lo que hace, lo hace para que Dios sea alabado.

Nos dice el texto que es una mujer en la que uno puede confiar. Dice el versículo 11 que su marido está confiada en ella y en el 12 que ella da bien y no mal todos los días de su vida. Sin duda, esto debe ser una característica que queremos tener. Deseamos ser personas en las que se pueda confiar, de estas que tienen influencia positiva en la vida de los que nos rodean.

Esta mujer es diligente. Trabaja con voluntad, como leemos en el versículo 13. El 14 nos dice que “trae su pan de lejos”, sin importarle el esfuerzo, y se levanta temprano si es necesario para atender a lo que le pertenece. Es una mujer esforzada.

Nos dice que sabe atender sus negocios. Proverbios 31: 16-18 “Considera la heredad, y la compra, Y planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos, Y esfuerza sus brazos. Ve que van bien sus negocios; Su lámpara no se apaga de noche.”

A menudo pensamos que la mujer de negocios es una idea moderna, pero recordemos que esto que estamos leyendo es la sabiduría del pueblo de Dios de miles de años atrás. La mujer ideal descrita aquí no es una que se queda sentada en casa esperando a que lleguen su marido e hijos. Y tampoco es una que sale a dedicarse a los negocios de otros para dejar a un lado su casa. Es una mujer que se esfuerza en que su casa sea el oasis que la familia necesita, y si es necesario, se ocupa de sus negocios eficazmente.

A ella no le importa esforzarse. El texto nos dice que “Aplica su mano al huso, Y sus manos a la rueca.” (19) Estos utensilios de los que habla servían para tejer. Esta mujer usa sus manos de forma creativa para proveer para su familia.

Es generosa con el necesitado: “Alarga su mano al pobre, Y extiende sus manos al menesteroso.” (20)

Está preparada para lo que pueda venir: “No tiene temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.” Y además de ser eficaz, se ocupa de la estética y la calidad Nos dice que “Ella se hace tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.” Es decir, se ocupa de vestir su casa y ella viste bien.

Nos dice el versículo 25 que “Fuerza y honor son su vestidura; Y se ríe de lo por venir.” El mal tiempo no le pilla por sorpresa, porque ha sido diligente y está preparada, mas su confianza no está en lo que posee o lo que viste, sino en la fuerza y el honor, características internas más dignas de alabanza que las posesiones materiales. Esta mujer trabaja con telas y se prepara para lo que viene por delante; sin embargo, no se afana por esto. No es el lino, la púrpura o los tapices lo que le da la confianza. Yo afirmaría que su confianza está puesta en Dios.

Nos dice el versículo 27 que “Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.”

Esta mujer de la que nos habla el poema es una mujer adinerada, por lo que tiene siervos que la ayudan en los quehaceres de la casa. Se encarga de que todo vaya bien en su hogar y de que los negocios familiares funcionen adecuadamente, pero algo que nosotras podemos imitar, aunque no seamos mujeres de negocios no tengamos quien nos ayude, es a estar atentas a la economía de nuestro hogar y a no gastar mas de lo que podemos permitirnos. Quizá la idea de comer el pan de balde incluye no solo lo que comemos, sino también aquellos gastos innecesarios que hacen que la economía familiar sufra.

Vemos también que cuando esta mujer trata con otros, lo hace de manera que honra a Dios. Nos dice el texto que esta mujer admirable “Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.” (26) Entiende la importancia de una lengua prudente y de una actitud compasiva.

Puede que estés pensando que esta mujer es una “super heroína.” Tienes razón, pero no nos conviene pensar en esta dirección, porque nos desanimaríamos, y su ejemplo no nos servirá de ayuda. El versículo 29 nos recuerda que esta mujer aquí elogiada es una entre miles. Dice: “Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú sobrepasas a todas.” Lo que leemos en Proverbios 31 es una meta hacia la que podemos apuntar. Nos debe motivar, no desanimar.

Nuestra meta no es ser destacada entre miles. No estamos en un concurso de virtuosas. Pero lo que sí queremos es agradar a Dios y crear un ambiente saludable en nuestro hogar. Deberíamos estar felices con el reconocimiento de los que más nos deben importar.

El versículo 28 dice: “Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba:” “Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos” (31). Sus propios hechos le traerán alabanza. Y es posible que sus negocios sean conocidos lejos de su casa, pero lo que más valora el poema es que su propio marido reconozca su valor y virtud y que sus hijos estén agradecidos por ella. ¡Qué mejor nombre que el que te puedan dar en tu propia casa! A veces nuestra sociedad nos hace pensar diferente, y acabamos buscando la alabanza de los de fuera, pero bienaventurada es la persona que es apreciada en su casa. Que Dios nos ayude a sentirnos apreciadas y a apreciar a los nuestros.

Para acabar la reflexión sobre este poema, quedémosnos con un pensamiento que nos anime a dar lo mejor de nosotras mismas, pero con el enfoque correcto. Recuerda,

“Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada.” (30)

¿Quieres alabanza? Teme a Dios. La que será alabada es aquella que se esfuerza, pero lo hace para Su Dios, porque su Dios se encargará de los resultados. Y no hay duda, la gloria de Dios se reflejará en ella, de modo que otros la notarán, y será alabada.
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Author David y Maribel
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