Continuamos con la historia, y vemos que Moisés va hasta Egipto y cumple el plan de Dios. Sin duda, su misión era delicada. Volver a la gente que antes le conocía como el sobrino de Faraón y estar en el otro bando. Sus dudas que había comunicado al Señor eran genuinas. ¿Y si no le escuchaban?
Vemos en el capítulo 4 que Aarón le acompaña, y los ancianos y el pueblo aceptan el plan en un principio. Pero cuando Faraón reacciona dándoles más trabajo y maltratándolos, se enojan contra Moisés y Aarón. Acusan a Moisés y Aarón de haberlos “hecho abominables delante de Faraón y de sus siervos, poniéndoles la espada en la mano para que los mataran( dice Éxodo 5:21)
Nos cuenta en los versículos 9-13 que “habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Entra y habla a Faraón rey de Egipto, que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.”
Y respondió Moisés delante de Jehová: He aquí, los hijos de Israel no me escuchan; ¿cómo, pues, me escuchará Faraón, siendo yo torpe de labios?
Entonces Jehová habló a Moisés y a Aarón y les dio mandamiento para los hijos de Israel, y para Faraón rey de Egipto, para que sacasen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.”
El Señor les contesta con una simple orden: “Sacad a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.”
Pobre Moisés, lo vemos hablando con Dios, cuando la presión de su misión parece superarle. Exodo 5:22-23 dice:
“Entonces Moisés se volvió a Jehová, y dijo: Señor, ¿por qué afliges a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? Porque desde que yo vine a Faraón para hablarle en tu nombre, ha afligido a este pueblo; y tú no has librado a tu pueblo.”
Oh, oh; ¿vemos a Moisés cuestionando el cumplimiento de la Palabra de Dios?
Más bien vemos a un Moisés que se siente abrumado con la tarea que Dios le ha dado. Los israelitas no le escuchaban; ¿cómo le iba a escuchar Faraón?
¿Te has sentido tu alguna vez que cuando vas a hacer lo que Dios te ha pedido, las cosa parecen empeorar? Digo parecen, porque Dios siempre tiene el control del asunto.
Dios contesta reafirmando a Moisés, así como lo había hecho cuando le habló en la zarza:
“Yo soy JEHOVÁ.” Es decir, Yo soy el Yo Soy. ¡Es Dios el que va contigo, Moisés!
Le dice: “Ahora verás lo que yo haré a Faraón; porque con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará de su tierra.”
Dios había llamado a Moisés. Dios le había dado una misión, y Dios le acompañaría hasta que la hubiera acabado. Sin duda, la misión de Moisés era complicada, pero vemos que Dios estaría con Él y cumpliría Su promesa.
Vemos más adelante que El pueblo de Israel sale de Egipto y va hacia el Mar Rojo. Vemos que los ejércitos de Faraón les siguen para destruirlos.
Moisés va al Señor en oración, y vemos cómo curiosamente, Dios le pregunta:
“¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.”15-16
Por qué clamas a mi?!
No es una de las frases que piensas que Dios va a decir a su siervo. Pero Moisés ya sabía lo que tenía que hacer. Había llegado el
Momento de confiar y actuar. Ahora debía actuar y guiar al pueblo.
El Señor obra de forma maravillosa abriendo el mar para Su pueblo, y los israelitas pasan en tierra seca. Los soldados egipcios se adentran tras ellos, y Dios trae sobre ellos Su juicio por última vez.
Dios le había dicho a Moisés: “yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros y en su gente de a caballo.”
Y así fue.
“Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.“ 14:31
El viaje a través del desierto hacia la tierra prometida no fue fácil para Moisés. El pueblo resulta ser muy difícil de guiar, y Moisés tiene que lidiar con situaciones de rebeldía y desconfianza.
Pero Dios estuvo con Moisés siempre, para darle sabiduría para cumplir su misión.
¿Qué misión tienes tu? Quizás no lo sepas aún, pero estás dispuesta a ser útil en Sus manos. Pregúntale a Dios en oración.
Si ya sabes lo que Dios quiere que hagas, te vuelvo a preguntar, ¿Hay algo que te impide hacer aquello que Dios ha preparado para ti? O
Quizás te sientes incapaz?
Puede que estés pasando por un tiempo difícil y no veas cómo puedes ser usada. Como Moisés dices ¿Para qué me enviaste? ¿Te sientes sola, y en ocasiones abrumada ante la misión que Dios te ha dado? Como Moisés, ve a Él y cuéntale tus luchas, porque Dios siempre está a tu lado, y te reafirmará sus promesas.
Si lo que estás haciendo es del Señor,
¡Vé, ha dicho el Señor, porque yo estoy contigo!
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