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Corintios-100 El mayor don

Corintios-100 El mayor don
Mar 25, 2022 · 8m 59s

El mayor don En la carta a los creyentes de Roma Pablo había hablado de los diferentes dones que Dios ha regalado a cada uno, y cómo pueden ser usados...

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El mayor don

En la carta a los creyentes de Roma Pablo había hablado de los diferentes dones que Dios ha regalado a cada uno, y cómo pueden ser usados para la edificación del cuerpo de Cristo, esto es, el conjunto de cristianos en cada congregación, y extendiéndolo a la iglesia de Cristo repartida por el mundo. 

Una vez más vemos que Pablo trata temas similares para diferentes iglesias, ya que en todo lugar y en todo tiempo, el ser humano sufre de limitaciones y tentaciones similares. También en el capítulo 12 de Corintios Pablo habla de cómo los cristianos, cada uno con diferentes dones, nos complementamos unos a otros, formando un cuerpo en Cristo. Aquí el apóstol presenta diferentes dones espirituales con los que el Señor permite que nos edifiquemos mutuamente en la congregación. Pablo nombra algunos en el texto, y cada uno como bien dice, para provecho del cuerpo que es la iglesia:

“Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo.
Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo.
Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.” 1 a los Corintios 12:4-6

Algunos dones son de conocimiento, por los que pueden ayudar a los demás a entender la Palabra, otros de servicio, con los que echan una mano en las necesidades físicas de la congregación, otros de generosidad, que saben notar las necesidades especiales para ser de bendición de tantas formas. Los dones son distintos, los ministerios en los que estos son utilizados son diferentes, pero el Dios que da los regalos con los que servimos a otros es el mismo, y todos los dones son útiles y provechosos. 

Y es que el deseo de Dios es “que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.” Concluye el apóstol diciendo: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular.” (12:25-27)
 
Así que después de dar una lista de los regalos que Dios ha repartido a su iglesia, Pablo les abre las puertas a un regalo que todos hemos recibido de Dios. Acaba así el versículo 31: “Mas yo os muestro un camino aun más excelente.”

En el famoso capítulo 13 sobre el amor, Pablo presenta la importancia de amar como Dios nos ha amado. El apóstol dice que aunque uno pudiera hablar el idioma de los ángeles, el don de lenguas no serviría para nada si no se tiene amor. Sería mero ruido, metal que retiñe, címbalo que resuena. “Y si... entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, (pero) no tengo amor, nada soy.” Fíjate; ni el don de profecía, ni el de conocimiento de la Palabra y ni siquiera la fe capaz de mover montañas llega a ser eficaz si no viene acompañada de amor a Dios y al prójimo. 

Podrías ser tan generosa que repartieras todos tus bienes; tan entregada que acabaras en la hoguera por tus convicciones, pero si no tienes amor, dice la Palabra de Dios que de nada te sirve. 

Todos hemos conocido a alguien con creencias firmes, o con un increíble talento, o con formación que supera a la de la mayoría, pero que no llega a tener un impacto positivo en este mundo porque le falta afecto hacia los demás. 

Dios dice que el amor genuino es mucho más valioso que cualquiera de estos dones. El apóstol describe así el amor que Dios da: 

“es sufrido, es benigno.” Pablo acababa de tratar el tema de la ofensa, de cómo algunos ofendían sin pensarlo, y como algunos se sentían ofendidos fácilmente. Y aquí afirma que el amor no se ofende fácilmente por las acciones de otros (es sufrido). Y al otro lado de la moneda, es benigno, por lo que procura no ofender. 


“el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.”

El apóstol está refiriéndose a actitudes derivadas del orgullo, que nos hacen envidiar a los demás, desear lo que otros tienen, intentar subirnos a nosotros mismos por encima de cualquiera, y a cualquier precio, y permite la injusticia en lugar de desear la verdad. El amor busca el bien del prójimo, y se alegra del éxito de los demás. 

Vuelve a enfatizar la paciencia y humildad del amor diciendo: “Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.” 
 
Por si no ha quedado claro, nos recuerda que el amor es sufrido y bienintencionado. Por eso es crucial para el éxito interpersonal. 

Cuando tratamos las diferencias personales a través del filtro del amor, es mucho más fácil entender y ser entendidos correctamente. 

Los de Corinto habían preguntado sobre temas que causaban discusión si no división. Algunos creían que la mujer debía llevar velo en la iglesia, otros no; algunos creían que los que predicaban la Palabra no debían recibir remuneración, otros que sí. Algunos tenían problemas con la carne que había sido previamente sacrificada a los ídolos, otros no, y así, las diferencias de opiniones estaban minando la eficacia del cuerpo de Cristo en la ciudad. Pablo, hacia la conclusión de la epístola, les recuerda que cuando hay amor genuino, las diferencias se pueden superar. 


El capítulo concluye mostrando la supremacía del amor, presentándolo como el mayor de los regalos que Dios nos ha dado.

“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.” 

Pablo acaba el capítulo del amor recordándonos que aunque los dones terrenales se acabarán a nuestro paso a la eternidad, el amor perdura. 

“Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.”
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Author David y Maribel
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