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1Samuel-071 David espera con confianza en Dios

1Samuel-071 David espera con confianza en Dios
Apr 18, 2023 · 7m 28s

Después del incidente en Naiot de Ramá, David volvió a la corte del rey por un tiempo, mas como su vida peligraba, tuvo que salir de la presencia de Saúl...

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Después del incidente en Naiot de Ramá, David volvió a la corte del rey por un tiempo, mas como su vida peligraba, tuvo que salir de la presencia de Saúl y vivir huyendo del que era su rey y su suegro.

Jonatán, tras haber intentado varias maneras de que su padre viera que David le era siempre fiel, llegó a la conclusión de que la vida de su amigo peligraba, y este tendría que salir de la corte de su padre. Jonatán se despidió de David haciendo pacto de lealtad mutua, Y se levantó David y se fue; y Jonatán entró en la ciudad.” (1 Samuel 20:42) Y nos dice el texto que Saúl, cuando vio que David se había ido, dio a Mical esposa de David a otro hombre.

A partir de este momento, David estuvo huyendo de mano de Saúl, con un ejército de hombres que como él, habían huido de la mano cruel de Saúl. Aquellos que ayudaban a David, caían bajo la mano vengadora de Saúl, el cual no tenía reparo en matar hasta a los sacerdotes de Dios.

“Y David se quedó en el desierto en lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos.”(1 Samuel 23:14)

Historia tras historia vemos que Saúl conseguía que moradores de ciudades que David había protegido se volvieran contra David y a favor de Saúl, como en el caso de la ciudad de Keila o de los habitantes de Hores, mas David mantenía una estrecha relación con Dios, y Dios lo protegía y lo guiaba. David y sus hombres tuvieron que habitar en cuevas por el desierto de En-Gadi.

En una de las ocasiones en que Saúl venía buscando a David y a sus hombres, vemos que el rey tuvo que entrar en una cueva para hacer sus necesidades, y escogió la cueva donde estaban escondidos David y sus hombres. Teniendo David la oportunidad de matar a Saúl, vemos que este no arremetió contra el rey, porque David confiaba que Dios sería el que lo libraría de Saúl cuando fuera Su tiempo. Por lo que nos dice le texto que “reprimió David a sus hombres con palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl.”

Mas David, una vez Saúl había salido de la cueva, salió a la distancia para hablarle diciendo:

“¡Mi señor el rey! Y cuando Saúl miró hacia atrás, David inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia.
Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal?
He aquí han visto hoy tus ojos cómo Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y me dijeron que te matase, pero te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi señor, porque es el ungido de Jehová.
Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela.
Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti.
Como dice el proverbio de los antiguos: De los impíos saldrá la impiedad; así que mi mano no será contra ti.
¿Tras quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga?
Jehová, pues, será juez, y él juzgará entre tú y yo. El vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano. (1 Samuel 24:8-15)


Aquí Saúl tuvo que admitir que David no basaba su lealtad en la figura de Saúl, sino que era fiel al Dios viviente, por el cual podía andar prudentemente. Y en ese lugar, Saúl reconoció que su trono sería para David, según podemos ver en las palabras de Saúl:

“yo entiendo que tú has de reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable.”

Las dificultades no cesaron para David, y debería esperar aún para alcanzar aquello que Dios le había prometido, huyendo por su vida y luchando muchas batallas. Mas su confianza en Dios le ayudó cada paso del camino.

Podemos afirmar que David no era dueño de su propia vida, mas su vida no estaba en manos de ningún ser humano. La vida de David estaba en manos del Dios viviente, el cual lo amaba y quería lo mejor para él. Así que en medio de las dificultades, David podía tener tranquilidad. Es por eso que podemos leer en los salmos las palabras de David, y cómo en tantas ocasiones, cuando las cosas se veían difíciles e injustas, él ponía toda su confianza en Dios, sabiendo que todo lo que él diera a Dios, Dios lo cargaría por él y lo solucionaría a Su manera y a Su tiempo.

Salmos 40:4 “Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira.”

Salmos 37:5 “Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.”


Así podemos vivir nosotras también.
Pero si como Saúl nos empeñamos en protegernos y defendernos a nosotras mismas, el mismo espíritu de ansiedad y temor que le atormentaba nos acechará cada vez que alguien o algo amenace nuestro bienestar. Mas si ponemos nuestra confianza en Dios, será Dios mismo el que nos de la paz que sobrepasa todo entendimiento. Descansemos hoy al esperar los tiempos del Señor.
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Author David y Maribel
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