Los niños son el reflejo de sus progenitores, reza el dicho. Un padre que delinquió tras ser objeto de abandono por parte del Estado, fue presa de la ampliación de un círculo delictivo. Esto lo llevó a la muerte a manos del propio Estado. Su hijo ahora acumula en silencio un resentimiento que lo puede llevar a hacer de ese círculo delictivo una espiral inevitable. El abandono estatal en la reparación a la víctima, abandono en la atención a su salud psíquica y a su recuperación, puede derivar en la repetición exponencial de un patrón de criminalidad
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