En este episodio volvemos sobre una figura que nos fascina especialmente, y que cada cierto tiempo abordamos en este programa. Y esta figura es Robert Schumann, el celebérrimo compositor alemán, romántico entre los románticos. Schumann fue un personaje de una personalidad pasional, y de un carácter complicado y en ocasiones excéntrico. Su impacto trascendió el mundo de la música. El filósofo Wittgenstein mencionó los llamados ¨Tiempos de Schumann¨ para hacer referencia a espacios en los que el compositor experimentó una suerte de discontinuidad con el mundo contemporáneo en el que le tocó vivir.

La obra que conoceremos hoy es la primera sonata para piano, cuyo título oficial es Sonata para piano núm.1 en fa sostenido menor op.11. Esta obra fue escrita entre 1833 y 1835, y está dedicada a su mujer y musa, Clara Wieck, o más conocida en todo el mundo como Clara Schumann. En el manuscrito aparece la dedicatoria de parte de Florestan y Eusebius, personajes que a todas luces parecen estar tomados de modelos literarios y que no se corresponden con ningún personaje histórico real, sino que responden a una especie de amigos imaginarios en los que Schumann representaba los valores de la dicotomía entre Apolo y Dionisos.

En ocasiones se señala que el primer fragmento de la sonata está tomado de uno de sus Intermezzi op.4. También en esta primera parte Schumann incorpora un motivo de una composición de juventud de Clara, de la ¨escenas fantásticas del Ballet de los fantasmas.
En la pieza también podemos encontrar claros homenajes a Franz Schubert, tomando motivos en diversos movimientos de este contemporáneo de Schumann, otro de los grandes representantes del Romanticismo.

La pieza consta de cuatro movimientos:
Introduzione Allegro vivace
Aria
Scherzo e intermezzo
Finale. Allegro e un poco maestoso

Esta versión que escucharemos está interpretada por el pianista Tomás Alegre, y fue grabada en el año 2020 en el Auditorio Sony de Madrid.