Recuperarse de una cultura de dietas y restricciones es posible y la esperanza es importante para poder superar y aceptar este proceso. Existe un regalo detrás de esta lucha porque se puede transformar el dolor en una puerta que nos permita revelar algo maravilloso que está en nosotras, pero que tal vez, no ha encontrado la manera de salir o de expresarse.

Es difícil ver todo esto como un regalo o como una oportunidad, pero no hablaremos desde un positivismo extremo para solo exhibir nuestras luces bonitas.

Desde este lugar de posibilidades, el trabajo colectivo puede darse más fácilmente porque sabemos que no estamos solas en esta experiencia tan humana y llena de retos.

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Comer es un requisito de vida y el cuerpo es nuestra única casa posible en este plano físico así que, ¿qué podría ser más íntimo que estas relaciones que tenemos con nuestra comida, cuerpo y corporalidad? Si hay una lucha con estos elementos, pues será tortuosa. Pero también son amplias sus formas de sanación.

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