Saludos de nuevo conflictuadas! Si bien no soy mujer, no soy padre y no pienso tener hijos, si pienso que es importante poner de presente un par de puntos respecto de lo planteado en este capítulo, como siempre de la manera más respetuosa. La sexualidad y por consiguiente la decisión sobre si tener hijos o no o cuántos hijos tener es un asunto tan personal (y de la pareja en el caso de los hijos) que nadie fuera de los involucrados debería tener opinión sobre tales asuntos. En este sentido, personalmente considero que cualquier práctica sexual entre adultos y con plena capacidad de consentir es plenamente válida y asimismo lo son, por supuesto, todos los mecanismos de contracepción, interrupción del embarazo o fecundación a los que deseen recurrir los involucrados. Lo anterior, sin perjuicio de que el Estado a través de políticas públicas, principalmente las sanitarias y las demográficas, promueva o desestimule determinadas acciones de los ciudadanos, quedando estos, en todo caso, en libertad de decidir lo que consideran mejor para ellos mismos. En este sentido, si bien la iglesia católica o cualquier otra religión, puede tener una opinión particular sobre estos asuntos y sus fieles puedan o no (normalmente no lo hacen aunque no lo reconozcan) obedecer dichos preceptos, los mismos no pueden ser impuestos al resto de ciudadanos solo porque dicha religión es mayoría y con fundamento en un presunto plan divino o en una “ley de dios”. Finalmente, y sin el propósito de generar controversia, lamento disentir en lo mencionado por ustedes respecto de la posición de la iglesia católica respecto del placer sexual. Tanto el catecismo católico como la llamada “teología del cuerpo” planteada por Karol Wojtyla, prescribe la castidad aún dentro del matrimonio y establece que toda relación sexual debe darse exclusivamente dentro del matrimonio como rito católico y debe estar abierta a la procreación, el sexo por el mero placer está proscrito en el catolicismo. Saludos y seguimos escuchando.