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#OscarLeyva Oscar Leyva 2022 Las Mil y una Noche #57

#OscarLeyva  Oscar Leyva 2022 Las Mil y una Noche #57
Aug 7, 2022 · 4m 48s

#OscarLeyva Oscar Leyva 2022 Las Mil y una Noche #57 Se me apareció, pues, bruscamente, brotando del suelo, y sin perder un instante me cogió en brazos, se elevó conmigo...

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#OscarLeyva Oscar Leyva 2022 Las Mil y una Noche #57
Se me apareció, pues, bruscamente, brotando del suelo, y sin perder un
instante me cogió en brazos, se elevó conmigo por los aires, y descendió
después para hundirme con él en la tierra. Yo había perdido por completo
el conocimiento. Me llevó al palacio subterráneo en que había sido tan
feliz, y allí vi desnuda á la joven, cuya sangre corría por su cuerpo.
Mis ojos se habían llenado de lágrimas. Entonces el efrit se dirigió á
ella y le dijo: «Aquí tienes á tu amante.» Y la joven me miró y dijo:
«No sé quién pueda ser este hombre. No le he visto hasta ahora.» Y
replicó el efrit: «¿Cómo es eso? ¿Te presento la prueba del delito y no
confiesas?» Y ella, resueltamente, insistió: «He dicho que no le
conozco.» Entonces dijo el efrit: «Si es verdad que no lo conoces, coge
ese alfanje y córtale la cabeza.» Y ella cogió el alfanje, avanzó muy
decidida y se detuvo delante de mí. Y yo, pálido de terror, le pedía por
señas que me perdonase, y las lágrimas corrían por mis mejillas. Y ella
me hizo también una seña con los ojos, mientras decía en alta voz: «¡Tú
eres la causa de mis desgracias!» Y yo contesté á esta seña con una
contracción de mis ojos, y recité estos versos de doble sentido, que el
efrit no podía entender:

¡Mis ojos saben hablarte suficientemente para que la lengua sea
inútil! ¡Sólo mis ojos te revelan los secretos ocultos de mi
corazón!

¡Cuando te apareciste, corrieron por mi rostro dulces lágrimas, y
me quedé mudo, pues mis ojos te decían lo necesario!

¡Los párpados saben expresar también los sentimientos! ¡El
entendido no necesita utilizar los dedos!

¡Nuestras cejas pueden suplir á las palabras! ¡Silencio, pues!
¡Dejemos que hable el amor!

Y entonces la joven, habiendo entendido mis súplicas, soltó el alfanje.
Lo recogió el efrit, y entregándomelo, dijo señalando á la joven:
«Córtale la cabeza y quedarás en libertad; te prometo no causarte ningún
daño.» Y yo contesté: «¡Así sea!» Y cogí el alfanje y avancé
resueltamente con el brazo levantado. Pero ella me imploraba, haciéndome
señas con los ojos, como diciendo: «¿Qué daño te hice?» Y entonces se me
llenaron los ojos de lágrimas, y arrojando el alfanje, dije al efrit:
«¡Oh poderoso efrit! ¡Oh héroe robusto é invencible! Si esta mujer fuese
tan mala como crees, no habría dudado en salvarse á costa de mi vida. Y
en cambio ya has visto que ha arrojado el alfanje. ¿Cómo he de cortarle
yo la cabeza, si además no conozco á esta joven? Así me dieses á beber
la copa de la mala muerte, no había de prestarme á esa villanía.» Y el
efrit contestó á estas palabras: «¡Basta ya! Acabo de sorprender que os
amáis. He podido comprobarlo.»

Y entonces, ¡oh señora mía! cogió el alfanje y cortó una mano de la
joven y después la otra mano, y luego el pie derecho y después el
izquierdo. De cuatro golpes sajó las cuatro extremidades. Y yo, al ver
aquello con mis propios ojos, creí que me moría.

En ese momento la joven, guiñándome un ojo, me hizo disimuladamente una
seña. Pero ¡ay de mí! el efrit la sorprendió, y dijo: «¡Oh hija de puta!
Acabas de cometer adulterio con tu ojo.» Y entonces de un tajo le cortó
la cabeza. Después, volviéndose hacia mí, exclamó: «Sabe, ¡oh tú, ser
humano! que nuestra ley nos permite á los efrits matar á la esposa
adúltera, y hasta lo encuentra lícito y recomendable. Sabe que yo robé á
esta joven la noche de su boda, cuando aún no tenía doce años y antes de
que nadie se acostara con ella. Y la traje aquí, y cada diez días venía
á verla, y pasábamos juntos la noche, y copulaba con ella bajo el
aspecto de un persa; pero hoy, al saber que me engañaba, la he matado.
Sólo me ha engañado con un ojo, con el que te guiñó al mirarte. En
cuanto á ti, como no he podido comprobar si fornicaste con ella, no te
mataré; pero de todos modos, algo he de hacerte para que no te rías á
mis espaldas y para humillar tu vanidad. Te permito elegir el mal que
quieras que te cause.»


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Author Oscar Leyva Ciudad Madrid 2022
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