Si estás dispuesto a reconocer tus problemas, reconocerás que no tienes ninguno. Tu problema central se ha
resuelto y no tienes ningún otro. Por lo tanto, debes sentirte en paz. La salvación, pues, depende de que
reconozcas que ése es el único problema y de que entiendas que ya se ha resuelto.
. No puedes resolver un problema a menos que sepas de qué se trata.
Incluso si ya está resuelto, lo seguirás
teniendo porque no reconocerás que ya se ha resuelto. Ésta es la situación del mundo.