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¿Quieres escribir tu historia? Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel Laura Athié* *Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM) laathie@lemmexico.com ....
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¿Quieres escribir tu historia? Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel
Laura Athié*
*Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM)
laathie@lemmexico.com
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El silencio es siempre un abismo insondable para quienes temen a los otros: ¿qué decirle a un extraño?, ¿cómo empezar la conversación? Esto, además, se convierte en tortura cuando descubrimos que la otredad somos nosotros mismos y que lo peor no es la cuarentena ni el virus, sino el observar lo que hemos llegado a ser.
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Ver la otredad por la ventana es sencillo: allá, a lo lejos, las cenizas del Popocatépetl, por ejemplo; el vendedor de tamales de la esquina ahora fantasmagórica; el perro del techo vecino que ladra con angustia interminable, invencible, como la que sentimos al ver que ahora estamos abandonados frente a nuestro yo. Mejor aún, cuando la otredad se instala en los cuerpos de los demás —en la prima, en la suegra o en los compañeros de trabajo— es fácil verla con claridad y decir: Él ha estado equivocado; ¿cómo se atreve a vestirse así?; siempre dice que tiene la culpa y no la tiene; otra vez a hacerse el mártir, la sensual, el simpático…
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Pero estamos en problemas cuando esa ipseidad y esa mismidad (Ricoeur, 1974), confirman que somos tan nosotros como los demás. Es decir: somos lo que creemos ser y también lo que no queremos ser —distintos a los demás pero tan iguales como los demás—. Por lo tanto, estamos hechos de las memorias: los amores que nos volvieron locos y los que nos convirtieron en un tapete; ese padre o esa madre que jamás quiso tener hijos; los relatos que nuestras abuelas narraban en la cocina; el olor del tren o el del camión que tomamos a diario; los humores de quien nos violó; el aliento de la que nos dio el primer beso, las palabras de la amiga o el compañero que se ha ido. En la soledad que nos habita durante este autoencierro no hay nada más duro que encontrarnos frente a lo que somos.
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Por eso, como ruta de nuestra cartografía vital, dejo aquí cinco formas para sobrevivir y sobrevivirnos a partir de la escritura.
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* Esta serie fue transmitida en Radio IPN México en "Y sin embargo", con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/
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Laura Athié*
*Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM)
laathie@lemmexico.com
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El silencio es siempre un abismo insondable para quienes temen a los otros: ¿qué decirle a un extraño?, ¿cómo empezar la conversación? Esto, además, se convierte en tortura cuando descubrimos que la otredad somos nosotros mismos y que lo peor no es la cuarentena ni el virus, sino el observar lo que hemos llegado a ser.
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Ver la otredad por la ventana es sencillo: allá, a lo lejos, las cenizas del Popocatépetl, por ejemplo; el vendedor de tamales de la esquina ahora fantasmagórica; el perro del techo vecino que ladra con angustia interminable, invencible, como la que sentimos al ver que ahora estamos abandonados frente a nuestro yo. Mejor aún, cuando la otredad se instala en los cuerpos de los demás —en la prima, en la suegra o en los compañeros de trabajo— es fácil verla con claridad y decir: Él ha estado equivocado; ¿cómo se atreve a vestirse así?; siempre dice que tiene la culpa y no la tiene; otra vez a hacerse el mártir, la sensual, el simpático…
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Pero estamos en problemas cuando esa ipseidad y esa mismidad (Ricoeur, 1974), confirman que somos tan nosotros como los demás. Es decir: somos lo que creemos ser y también lo que no queremos ser —distintos a los demás pero tan iguales como los demás—. Por lo tanto, estamos hechos de las memorias: los amores que nos volvieron locos y los que nos convirtieron en un tapete; ese padre o esa madre que jamás quiso tener hijos; los relatos que nuestras abuelas narraban en la cocina; el olor del tren o el del camión que tomamos a diario; los humores de quien nos violó; el aliento de la que nos dio el primer beso, las palabras de la amiga o el compañero que se ha ido. En la soledad que nos habita durante este autoencierro no hay nada más duro que encontrarnos frente a lo que somos.
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Por eso, como ruta de nuestra cartografía vital, dejo aquí cinco formas para sobrevivir y sobrevivirnos a partir de la escritura.
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* Esta serie fue transmitida en Radio IPN México en "Y sin embargo", con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/
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Hilos para tejer tu historia No. 8: ¡Seamos revolucionarios!
9 JUN 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 8. Un mundo lleno de futuro. Precisamente cuando hay crisis, cuando creemos que no hay luz en el camino y que no encontraremos una salida ni como personas ni como sociedad, es cuando debemos ser revolucionarios. A partir de textos de Leila Guerriero, Rubén Darío y héroes reales que ha resuelto problemas imposibles, despedimos esta sección creada en el periodo de cuarentena para que quienes tengan ese deseo, escriban, reescriban y recopilen su historia y la de otros. ¡Hasta pronto! . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/11m 55s -
Hilos para tejer tu historia No. 7: ¿De verdad escribimos distinto las mujeres y los hombres?
9 JUN 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 3. La escritura femenina. A partir de algunos fragmentos de grandes mujeres y hombres poetas escudriñamos brevemente las diferencias, los mitos y la discriminación de las personas LGTTB, revisamos la construcción de nuestras identidades desde la perspectiva de Hélène Cixous quien habla de la economía de lo propio. ¿Por qué creemos que somos tan diferentes y por qué tememos a lo distinto? . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/18m 13s -
Hilos para tejer tu historia No. 6: ¿De qué sirven las historias que nos contaron los abuelos y abuelas?
9 JUN 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 6. Las posmemorias. ¿Por qué llegamos a sentir tristeza, alegría, emoción, angustia con historias y momentos no vividos que nos han contado nuestros padres y abuelos? ¿Qué sucede en nosotros y cuáles son los procesos mnemónicos que se desatan en nuestro interior. A partir del concepto creado por la norteamericana Marianne Hirsch y con textos de Elena Poniatowska, Laura Athié y Art Spiegelman, se aborda, precisamente, este proceso que termina siendo, identitario. . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/11m 53s -
Hilos para tejer tu historia No. 5: Cuando nada importa
9 JUN 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 5. Nada. ¿Qué sucede cuando eres joven, aun no has amado y crees que nada importa?, ni la escuela, ni la familia, ni nada. A partir del libro de Janne Teller abordamos lo que sucede en nuestras historias personales cuando enfrentamos encrucijadas que nos parecen terribles. ¿Nos hemos dado tiempo de descrubir qué le da sentido a nuestras vidas? . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/14m 44s -
Hilos para tejer tu historia No. 4: Las frases lapidarias
9 JUN 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 4. Las frases lapidarias. ¿Cómo es posible que recordemos una frase que alguien nos dijo hace año como si la hubiéramos escuchado ayer? Y si esa frase te lastimó, ¿qué puedes hacer con ella escribiendo?... Aquí tres pasos para, a partir de ese momento, para transformar lo dicho en escritura desde Paul Auster, "Creía que mi padre era Dios", Oliver Sacks y Arnoldo Krauss. . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/13m 46s -
Hilos para tejer tu historia No. 3: La infidelidad de la memoria
9 JUN 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 3. La infidelidad de la memoria. La memoria salta de un momento a otro en un movimiento circular en donde el pasado es presente y el presente pasado, como en "Memoria de chica", de Annie Ernaux. Así, nuestra versión de la historia es la verdad, pues somos los únicos expertos en nuestra historia. . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/16m 32s -
Hilos para Tejer tu historia No. 1: Libera las voces
16 APR 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 1. Libera las voces. El pasado deja huellas en nuestro sistema neurológico y en nuestra psique, pero están silenciadas, no constituyen memoria a menos que sean evocadas. Es momento de quitar el cerrojo para ubicarlas en un marco que les dé sentido, “atravesar el muro que nos separa de esas huellas” (Ricoeur, 2000). Para ello, deja salir tus voces, tus muchos yo. Reacomoda tus cajones, revisa las fotos, ordena las imágenes que has guardado, lee tus escritos viejos, revisa los cuadernos de notas, disfruta tus cartas de amor, acuna las epístolas entre tus padre o entre tus abuelos. Sacas tus voces y pon en orden lo que has llegado a ser. . * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/14m 34s -
Hilos para tejer tu historia No. 2: Créete
16 APR 2020 · Cuarentena: Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel . No. 2. Créete. Repítete una y otra vez que eso que ordenas es tu verdad, que nadie tiene derecho a cuestionarla. Si encuentras que en algún momento de tu vida sentías dolor pero ahora crees que no, recuerda: ¿por qué te sentiste así?, ¿por qué lo guardaste o te pusiste a gritar?, ¿por qué besaste sin haberlo pensando?, ¿por qué corrías como si fuera el fin del mundo?, y decide: ¿verdaderamente se sintió así esa o ese que era yo? No importa si en la escena que evocas todos te dijeron lo contrario, si te juzgaron, si nadie te creyó. Créete tú: si te sentiste feliz, lo fuiste; si querías llorar, te invadía la tristeza; si creías que eras el rey o la reina del mundo, seguramente así fue. * Este programa fue transmitido en "Y sin embargo", de Radio IPN México, con Diego Pardavé, en el 95.7 FM / https://www.ipn.mx/radio/14m 2s
¿Quieres escribir tu historia? Guía para sobrevivir a esto que somos con una pluma y un papel Laura Athié* *Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM) laathie@lemmexico.com ....
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Laura Athié*
*Centro de producción de lecturas, escrituras y memorias (LEM)
laathie@lemmexico.com
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El silencio es siempre un abismo insondable para quienes temen a los otros: ¿qué decirle a un extraño?, ¿cómo empezar la conversación? Esto, además, se convierte en tortura cuando descubrimos que la otredad somos nosotros mismos y que lo peor no es la cuarentena ni el virus, sino el observar lo que hemos llegado a ser.
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Ver la otredad por la ventana es sencillo: allá, a lo lejos, las cenizas del Popocatépetl, por ejemplo; el vendedor de tamales de la esquina ahora fantasmagórica; el perro del techo vecino que ladra con angustia interminable, invencible, como la que sentimos al ver que ahora estamos abandonados frente a nuestro yo. Mejor aún, cuando la otredad se instala en los cuerpos de los demás —en la prima, en la suegra o en los compañeros de trabajo— es fácil verla con claridad y decir: Él ha estado equivocado; ¿cómo se atreve a vestirse así?; siempre dice que tiene la culpa y no la tiene; otra vez a hacerse el mártir, la sensual, el simpático…
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Pero estamos en problemas cuando esa ipseidad y esa mismidad (Ricoeur, 1974), confirman que somos tan nosotros como los demás. Es decir: somos lo que creemos ser y también lo que no queremos ser —distintos a los demás pero tan iguales como los demás—. Por lo tanto, estamos hechos de las memorias: los amores que nos volvieron locos y los que nos convirtieron en un tapete; ese padre o esa madre que jamás quiso tener hijos; los relatos que nuestras abuelas narraban en la cocina; el olor del tren o el del camión que tomamos a diario; los humores de quien nos violó; el aliento de la que nos dio el primer beso, las palabras de la amiga o el compañero que se ha ido. En la soledad que nos habita durante este autoencierro no hay nada más duro que encontrarnos frente a lo que somos.
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Por eso, como ruta de nuestra cartografía vital, dejo aquí cinco formas para sobrevivir y sobrevivirnos a partir de la escritura.
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El silencio es siempre un abismo insondable para quienes temen a los otros: ¿qué decirle a un extraño?, ¿cómo empezar la conversación? Esto, además, se convierte en tortura cuando descubrimos que la otredad somos nosotros mismos y que lo peor no es la cuarentena ni el virus, sino el observar lo que hemos llegado a ser.
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Ver la otredad por la ventana es sencillo: allá, a lo lejos, las cenizas del Popocatépetl, por ejemplo; el vendedor de tamales de la esquina ahora fantasmagórica; el perro del techo vecino que ladra con angustia interminable, invencible, como la que sentimos al ver que ahora estamos abandonados frente a nuestro yo. Mejor aún, cuando la otredad se instala en los cuerpos de los demás —en la prima, en la suegra o en los compañeros de trabajo— es fácil verla con claridad y decir: Él ha estado equivocado; ¿cómo se atreve a vestirse así?; siempre dice que tiene la culpa y no la tiene; otra vez a hacerse el mártir, la sensual, el simpático…
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Pero estamos en problemas cuando esa ipseidad y esa mismidad (Ricoeur, 1974), confirman que somos tan nosotros como los demás. Es decir: somos lo que creemos ser y también lo que no queremos ser —distintos a los demás pero tan iguales como los demás—. Por lo tanto, estamos hechos de las memorias: los amores que nos volvieron locos y los que nos convirtieron en un tapete; ese padre o esa madre que jamás quiso tener hijos; los relatos que nuestras abuelas narraban en la cocina; el olor del tren o el del camión que tomamos a diario; los humores de quien nos violó; el aliento de la que nos dio el primer beso, las palabras de la amiga o el compañero que se ha ido. En la soledad que nos habita durante este autoencierro no hay nada más duro que encontrarnos frente a lo que somos.
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Por eso, como ruta de nuestra cartografía vital, dejo aquí cinco formas para sobrevivir y sobrevivirnos a partir de la escritura.
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| Author | Laura Athié |
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