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Evangelios-040 El peligro de privarse

Evangelios-040 El peligro de privarse
Mar 1, 2024 · 6m 38s

Mateo 12:43-45; Lc. 11.24-26 Hemos entrado en el periodo de cuaresma, y mucha gente decide privarse de algo en preparación para la celebración de la Semana Santa. No es una...

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Mateo 12:43-45; Lc. 11.24-26

Hemos entrado en el periodo de cuaresma, y mucha gente decide privarse de algo en preparación para la celebración de la Semana Santa. No es una celebración que Dios pida en Su palabra. No voy a entrar a juzgar si es buena práctica o no, pero desde luego, no es algo que nos dé más favor ante Dios. Sabemos que Dios mira el corazón más que nuestros sacrificios, y a Él le agrada que vivamos en armonía con su voluntad. Así que, si te privas o no, es entre tú y Dios, y tus motivos por hacerlo también.

Ahora bien, vale la pena notar en Mateo 12:43-45 y en Lucas 11:24-26 unos versículos que nos enseñan del peligro que hay en quitar vicios de nuestra vida sin añadir buenos hábitos.

Jesús presenta el caso hablando de un “espíritu inmundo que sale del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo, y no lo halla. Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando llega, la halla desocupada, barrida y adornada. Entonces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero.”

No se nos da explicación de este corto relato, pero la lección que Jesús estaba compartiendo queda clara. Una persona puede trabajar por sí misma para quitar malos hábitos, puede limpiar su vida, quitando aquellas cosas que no le convienen, pero si hace esto sin llenar su vida de aquello que en realidad necesita, se puede comparar con esta casa que Jesús describe, desocupada, barrida y adornada. Cuando este espíritu inmundo, representación de esos malos hábitos que ha quitado de su vida se da cuenta de lo bien que está la casa, llama a siete amigos más y se instala ahí, haciendo que el postrer estado sea mucho peor que el inicial.

Podemos encontrar ilustraciones de esto en muchos ámbitos. En la alimentación, las dietas restrictivas que tienen alimentos prohibidos, si no se sustituyen estos por alimentos sanos que sacien y nutran, acabará fallando, estropeando la salud del individuo.

En el ámbito social, si alguien decide dejar amigos tóxicos para mejorar su vida, pero no busca buenos amigos para sustituir a estos y formar un círculo de amistades saludable, llegará a sentirse solo y volverá a encontrarse rodeado de amistades peligrosas.

Puedo pensar en el ámbito de la educación, donde se busca sustituir valores negativos por aquellos que edifican a la persona. En todos los ámbitos, cuando se vacía por un lado, se debe reemplazar con algo mejor que lo que has desechado. Si no, no hay crecimiento positivo.

Pero Jesús no vino a esta Tierra con el propósito de enseñarnos sentido común. Este tenía en mente algo mucho más grande que una lección sobre el cambio de hábitos en la vida.

Jesús vino a salvar a los perdidos, a quitar el pecado del mundo, y esto lo hace persona a persona. Cuando Jesús compartió esta enseñanza, quería que los que estaban escuchando entendieran que la salvación no consiste solamente en despojarnos de aquello que nos impide seguirle. El arrepentimiento es requisito indispensable para la salvación; sin embargo, una vez dejamos nuestros pecados a los pies de Cristo, debemos llenar nuestra vida de Dios. Cuando Cristo ocupa cada rincón de nuestra vida, no hay lugar para aquellas cosas que van en contra de su voluntad.

En Filipenses 1:21 el apóstol Pablo dice: “Para mí el vivir es Cristo.” Este, como veremos más adelante, había cambiado el tema de su vida; ya no vivía para la religión que antes lo consumía; ahora vivía para Cristo. Todavía vivía su vida, pero la vivía de forma diferente, porque el propósito principal de su existencia era agradar a Cristo.

Igual no has tomado esa decisión que Pablo tomó, de sustituir el tema principal de tu vida. Cristo te invita a hacerlo hoy, a dejar de ser llevado por el sistema establecido del mal y ser llena de Cristo, el Rey de reyes.

Si ya has elegido el tema de tu nuevo hogar interior, es probable que notes cosas que no pertenecen a esta nueva vida. Ahora comienza una nueva reorganización, permitiendo que el Espíritu de Dios te guíe a dejar aquello que no es digno de un cristiano, y sustituirlo por lo que a Dios le agrada.
Las epístolas están llenas de referencias a “dejar” unas cosas y “tomar” otras. Te animo a leer las listas que aparecen en Gálatas 4, Efesios 4 y Colosenses 3 y ver aquellas cosas que deberían desaparecer en tu vida y esas otras que deben ir apareciendo en tu andar diario con Dios.
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Author David y Maribel
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