En este episodio hablamos de una figura clave en el mundo del piano, el más francés de los polacos, Fryderyk Chopin. Nacido en 1810 cerca de Varsovia, la capital de Polonia, hijo de profesor francés y madre polaca, muy pronto mostró su interés por el mundo de la música, influenciado por su madre, que tocaba el piano y su padre, que tocaba la flauta y el violín. A los 8 años ya daba recitales de piano y era considerado un niño prodigio en Varsovia.

Ya con apenas 18 años era un afamado intérprete y compositor, conocido en Europa Central. Con 20 años llegó a Viena, donde estuvo residiendo un tiempo, pero sin duda lo que marcaría el resto de su vida es la fijación de su residencia en París, alrededor del 1831 donde conoció a artistas como Baillot, Rossini o Mendelssohn.

Su estilo se enmarcó dentro del Romanticismo, destacando como uno de los mejores intérpretes de piano de la época, pero también como un gran compositor, a como demuestra el legado de obras que nos ha dejado. De la misma manera hay que destacar la influencia folklórica de su raíz polaca, presente en composiciones como las polonesas o las mazurcas.

El repertorio de Chopin está claramente enfocado al piano, y sus preludios, estudios, nocturnos o baladas, son referentes máximos del repertorio pianístico universal. También cabe destacar sus Vals, composiciones muy comunes en la época en Europa Central, y los conciertos para piano, evolución máxima de su trabajo.

En el programa de hoy vamos a escuchar una de sus piezas más reconocidas, el Concierto para piano núm.2 en fa menor op.21, obra compuesta en 1829 y dedicada a la condesa Delphine Potocka.

El concierto se divide en tres movimientos, al modo clásico, en Maestoso, Larghetto y Allegro vivace.

Esta grabación está interpretada por la Orquesta Sinfónica Freixenet de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, dirigida por el Maestro español Josep Pons y con el excepcional pianista joven Martín García al piano. Fue grabada en el año 2014 en el Auditorio Nacional de Madrid.