En la Edad Media tras largas travesías los peregrinos llegaban a las puertas de las grandes catedrales góticas, como Notre Dame en París. Los tortuoso caminos se convertían en una recompensa, un bálsamo a los pies cuando la puerta se abrían ante sus ojos. Era alcanzar un sueño, el cielo que se albergaba entre las paredes, los rosetones y vidrieras y las historias bíblicas talladas en piedra. Eran los lugares que proveían salud al alma y que había sido construidos para que todo aquel que quisiese sentir un poco del cielo en la tierra lo lograra. En la segunda parte del especial dedicado a la catedral de Notre Dame, serán los peregrinos quienes canten en su camino a París, así como la música contará algunas de las historias que se vivieron bajo su techo.
Conduce Daniel Corrales