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Eclesiastés-131 Aguijones y clavos II

Eclesiastés-131 Aguijones y clavos II
Jul 11, 2023 · 10m 12s

“Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. Eclesiastés 12:11 Si aquí en este...

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“Las palabras de los sabios son como aguijones; y como clavos hincados son las de los maestros de las congregaciones, dadas por un Pastor. Eclesiastés 12:11

Si aquí en este mundo debemos vivir con los tres aguijones que presenta el orador de Eclesiastés, Dios nos presenta tres clavos que nos dan estabilidad. Cuando los aguijones nos limitan, los clavos nos permiten mantenernos afirmados en verdades que no varían.

El primer aguijón nos presentaba la incapacidad de controlar el mundo material en que vivimos. Al darnos cuenta de que hay mucho en este mundo que se escapa de nuestro control, podemos desanimarnos y desistir, o podemos afanarnos e intentar tomar control ejerciendo mayor esfuerzo. Ambas reacciones son contraproducentes, ya que no por intentarlo más conseguimos controlar mejor, y cuando desistimos del intento tendemos a desanimarnos.

En lugar de afanarnos o desanimarnos, podemos buscar a Dios. Dios nos presenta un clavo que nos permite permanecer firmes y equilibradas. Ese clavo es la realidad de que Dios controla todo el Universo todo el tiempo. Generación va y generación viene, y Dios, a diferencia de nosotros, siempre ha estado presente. Dios creó este mundo y controla todo lo que existe en el universo.

Vimos en el libro de Job cómo Dios tiene control sobre los astros del cielo, las estaciones, los ciclos de la Tierra, y hasta los ciclos de la vida. Hechos 2:23 nos dice que Cristo fue “entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios.”
Dice Efesios 1 que aquellos que creemos en Cristo fuimos escogidos por Dios desde antes de la fundación del mundo. Romanos 8:28 dice que para aquellos que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. No hay nada que pueda ocurrir a aquellos que en Dios confían que pille por sorpresa al Dios del universo. Y no hay nada que nos pueda ocurrir que Dios no pueda usar para nuestra edificación y crecimiento.

Aquellos que en Él confiamos podemos permanecer firmes ante las circunstancias inciertas de la vida. Todos tendremos momentos de aflicción en este mundo. Eso nos afirma Juan 16:33 cuando dice “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Si titubeas a la hora de poner tu confianza en Dios, seguramente será porque no lo conoces suficiente. cuanto más lo conozcas a través de Su Palabra, más confiadamente descansarás en su buena soberanía.

El segundo aguijón trata de nuestra incapacidad de encontrar plena satisfacción en este universo material.

En el capítulo 6 de Eclesiastés leemos: “Hay un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso.”

¿Conoces a alguien con muchas posesiones que no es capaz de disfrutarlas? Esto es lo que describe este texto. ¿Como conseguimos disfrutar aquello que poseemos? ¿Cómo lo hacemos para que nuestras posesiones no nos posean a nosotros?

Eclesiastés 3: 11 dice “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.”

Dios ha puesto eternidad en nuestro corazón. Cuando paramos a ver lo corta que es la vida, las limitaciones de tiempo con las que nos encontramos diariamente y a largo plazo, podemos descansar en la realidad de que somos seres eternos. No alcanzamos a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin, pero podemos confiar en que Él ha planeado bien. El segundo clavo presenta esta preciosa verdad: que Dios ha provisto plena satisfacción para nosotros en Su persona.

Cuando damos prioridad a Dios, podemos disfrutar de lo que Él nos da.

Como podemos leer en el capítulo 3 de Eclesiastés, en el plan de Dios todo tiene su tiempo. Dios es eterno “Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya; y Dios restaura lo que pasó.” (3:15) y lo que nos corresponde en esta vida que Dios nos ha dado es, como dicen los versículos 12 y 13 es disfrutar con sabiduría la vida que Dios nos ha dado. Dicen así:
“Yo he conocido que no hay para ellos cosa mejor que alegrarse, y hacer bien en su vida;
y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su labor.”

Mateo 6:33 nos recuerda : “buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” ¿Qué cosas? Tenemos la contestación en Mateo 6:25-26 “Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

Deberíamos disfrutar las cosas materiales como regalos de Dios, agradecidas y conscientes de Su amor y salvación. Esto traerá verdadera satisfacción en esta vida, y gozo durante la eternidad con Cristo.

Si el tercer aguijón nos recordaba lo corta que es esta vida, y nuestra incapacidad de prolongarla, Dios nos ofrece un clavo que nos da seguridad. Esta es la seguridad de disfrutar lo que ahora tenemos con la confianza de que podemos disfrutar a Cristo toda la eternidad.

Lo que hacemos en esta vida, será recordado por poco tiempo, como nos recordaba Eclesiastés 2:14-15:

“El sabio tiene sus ojos en su cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo suceso acontecerá al uno como al otro. Entonces dije yo en mi corazón: Como sucederá al necio, me sucederá también a mí. ¿Para qué, pues, he trabajado hasta ahora por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón, que también esto era vanidad.”

El que gana riquezas, como el que consigue fama o el que obtiene sabiduría, todos pasarán. Si no, piensa en famosos de hace unos treinta años, y pregunta a los más jóvenes que tú si saben quienes son.

En esta tierra la memoria es efímera. Y como dice el versículo 16, “ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre; pues en los días venideros ya todo será olvidado, y también morirá el sabio como el necio.”

Sin embargo, podemos aferrarnos al tercer clavo:

“Todo lo que Dios hace será perpetuo”, y esto lo hace para que nosotros temamos a Dios y confiemos en su perfecta sabiduría” Eclesiastés 3:14

Dios es eterno. Salmo 102:12 dice: “Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, Y tu memoria de generación en generación.”

Y Hebreos 13:8 nos afirma: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.”

Romanos 1:20 nos da una verdad que confronta a aquellos que no creen en Dios, pero que es un ancla para aquellos que le buscan.

“Porque desde la creación del mundo, sus atributos invisibles, su eterno poder y divinidad, se han visto con toda claridad, siendo entendidos por medio de lo creado, de manera que no tienen excusa.”

¿Quieres vivir esta vida tambaleándote según las circunstancias y sin satisfacción? ¿O prefieres vivir una vida firme y constante?
Repasa estos tres clavos que Dios ha establecido para que puedas disfrutar la estabilidad que deseas. Confía en Dios y disfruta de la vida que Dios te ha dado.
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Author David y Maribel
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