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Salmos-114 Luchando con pensamientos negativos

Salmos-114 Luchando con pensamientos negativos
Jun 16, 2023 · 6m 50s

En el libro de los salmos vemos reflejada la naturaleza humana. Dios incluye estos cánticos y oraciones en Su Palabra porque sabe que somos débiles y propensos a desanimarnos en...

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En el libro de los salmos vemos reflejada la naturaleza humana. Dios incluye estos cánticos y oraciones en Su Palabra porque sabe que somos débiles y propensos a desanimarnos en los momentos de dificultad. Nos podemos sentir culpables de pensamientos negativos y de desánimo, y es muy probable que las palabras de algunos de estos salmos hayan formado parte de nuestros pensamientos en privado, si no de comentarios espontáneos.

En el salmo 77, Asaf el cantor levita comparte los pensamientos y dudas que experimentó en tiempos de angustia:

“Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.
Me acordaba de Dios, y me conmovía;
Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah
No me dejabas pegar los ojos;
Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
Consideraba los días desde el principio,
Los años de los siglos.
Me acordaba de mis cánticos de noche;
Meditaba en mi corazón,
Y mi espíritu inquiría:
¿Desechará el Señor para siempre,
Y no volverá más a sernos propicio?
¿Ha cesado para siempre su misericordia?
¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?
¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?
¿Ha encerrado con ira sus piedades?” Selah
(Salmo 77: 2-15)


Los pensamientos y las luchas de Asaf, una vez más, se ven reflejadas en este salmo. Y es que Asaf, como cualquiera de nosotros, tenía tendencia a olvidar todo lo que Dios había hecho en el pasado. Como ocurrió con el pueblo de Israel , como lo vimos en la vida de Job, como el rey David clamó en el salmo 10: “¿Por qué estás lejos, oh Jehová en el tiempo de la tribulación?” o en el 13: “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?”

Asaf para en medio de su reflexión, así como lo hizo en el salmo 73; para y recapacita. Es su momento de ir a la presencia del Altísimo, y ahí se percata de la realidad y confiesa su error:

“Dije: Enfermedad mía es esta; 
Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
Me acordaré de las obras de JAH;
Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
Meditaré en todas tus obras,
Y hablaré de tus hechos.
Oh Dios, santo es tu camino;
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú eres el Dios que hace maravillas;
Hiciste notorio en los pueblos tu poder.
Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
A los hijos de Jacob y de José.” Selah


Como ocurrió en el salmo 73, el estado de ánimo de Asaf cambió cuando entró a la presencia del Señor.

El salmo siguiente, el 78, es una recapitulación de la fidelidad de Dios al pueblo de Israel. Aún cuando el pueblo había sido infiel, Dios había permanecido fiel. El último versículo lee: “Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos.” (78:72)

Dios ha permitido que tengamos a nuestro alcance los pensamientos de hombres fieles que pasaron por momentos de desesperación. Pero fijémonos de nuevo en el hecho de que cuando pasaron tiempo con el Señor, sus pensamientos fueron aclarados. El pueblo de Israel, a pesar de sus muchas caídas, tuvo que reconocer que Dios había sido siempre fiel. Dios nunca fue el que los había olvidado o los había abandonado. Muy al contrario, habían sido ellos los que vez tras vez habían dado la espalda a Dios. El libro de Job, en las conversaciones y oraciones de un hombre que amaba a Dios, nos muestra la transformación del modo de ver la vida de Job al ver a Dios como realmente es, y vemos que Job declara la soberanía y la bondad de Dios. David, en el salmo 13, recapacita y declara: “Mas yo en tu misericordia he confiado; Mi corazón se alegrará en tu salvación. Cantaré a Jehová. Porque me ha hecho bien.”

Asaf, del mismo modo, llegó a la conclusión de que esos pensamientos y sentimientos de decepción no tenían una base real, ya que como David expresó en el salmo 23, si Dios es el que nos cuida, no tenemos de qué preocuparnos.

Cuando sientas dudas o experimentes decepción, ve al Señor en oración, y comparte con Él tus emociones. Dios no te lo va a echar en cara. Si vienes dispuesta a ser transformada por Él, experimentarás el cambio de actitud que experimentaron los salmistas. Cuando veas lo que Dios ha hecho por ti y lo que todavía quiere hacer, te sentirás apacentada por el que es el buen Pastor, y tu corazón se alegrará en Dios, porque Él te ha hecho bien.
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Author David y Maribel
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