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Números-029 La nube que cubría el tabernáculo

Números-029 La nube que cubría el tabernáculo
Feb 9, 2023 · 8m 25s

Números 9:15-18 “El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia...

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Números 9:15-18 “El día que el tabernáculo fue erigido, la nube cubrió el tabernáculo sobre la tienda del testimonio; y a la tarde había sobre el tabernáculo como una apariencia de fuego, hasta la mañana. Así era continuamente: la nube lo cubría de día, y de noche la apariencia de fuego. Cuando se alzaba la nube del tabernáculo, los hijos de Israel partían; y en el lugar donde la nube paraba, allí acampaban los hijos de Israel. Al mandato de Jehová los hijos de Israel partían, y al mandato de Jehová acampaban; todos los días que la nube estaba sobre el tabernáculo, permanecían acampados.”

Dios dio a Su pueblo su presencia no solo en espíritu, como nosotros la gozamos ahora, sino de una forma visual. Dios les estaba comunicando su compañía y también usó la nube y la columna de fuego para guiarlos.

El pueblo podría sentir la presencia de Dios al ver la nube y el fuego. ¡Qué preciosa escena! Al viajar en zona desértica, la nube seguramente les serviría para protegerlos del sol, dando temperaturas más frescas durante el día, y la columna de fuego, imagino que traía algo de calor durante las frías noches del desierto. No sé cómo funcionaría exactamente, pero sé que el Señor los guardaría como la bendición que les había prometido unos capítulos antes.


La nube era también una forma de guiar al pueblo. Vemos que cuando la nube se levantaba de sobre el tabernáculo, el pueblo entendería que era momento de levantar campamento. Cuando la nube paraba, ahí debían montar el tabernáculo, acampando en la formación establecida en Éxodo.
Dice el versículo 22 del capítulo 9 que “mientras la nube se detenía sobre el tabernáculo permaneciendo sobre él, los hijos de Israel seguían acampados, y no se movían; mas cuando ella se alzaba, ellos partían.” ya fuera un día, un mes o un año, ya fuera de día o de noche, seguían las instrucciones de marcha marcadas a través de la nube.

Dios no solo dio esta señal visual, sino que estableció para el pueblo señales acústicas para las llamadas a reunión y el levantamiento de los campamentos. Dios dio instrucciones a Moisés para que se hicieran dos trompetas de plata para usarse como instrumentos de llamada. Si se tocaba una trompeta, acudirían los jefes de las tribus a la puerta del tabernáculo de reunión. Si sonaban las dos, sería para la atención de todo el pueblo. Tenían incluso diferentes melodías de alarma que se tocarían para levantar el campamento sistemáticamente según tribus. Incluso tenían el toque de guerra cuando tuvieran que entrar en batalla, que les garantizaba la protección de Dios frente al enemigo que les saliera al encuentro en batalla.

Así también les dio Dios melodías que acompañarían los holocaustos y buenos díasDice el versículo10: “Y en el día de vuestra alegría, y en vuestras solemnidades, y en los principios de vuestros meses, tocaréis las trompetas sobre vuestros holocaustos, y sobre los sacrificios de paz, y os serán por memoria delante de vuestro Dios. Yo Jehová vuestro Dios.”

No sólo les dio Dios la promesa de su presencia sino también pruebas de ella.

Con la presencia y la dirección de Dios, no solo como una promesa abstracta sino con pruebas visuales y acústicas, comenzarían el viaje desde Sinaí, lugar donde habían habitado durante un año, y comenzarían su caminar hacia la tierra de la promesa. Así salieron ”la primera vez al mandato de Jehová por medio de Moisés,” “y se detuvo la nube en el desierto de Parán.(13, 12)
Los encargados de desmontar y transportar el tabernáculo lo hicieron tal y como habían sido instruidos, y marcharon las tribus cada una según su turno.

Nos dice el texto en 10:33-34 que “Así partieron del monte de Jehová camino de tres días; y el arca del pacto de Jehová fue delante de ellos camino de tres días, buscándoles lugar de descanso. Y la nube de Jehová iba sobre ellos de día, desde que salieron del campamento.”

Tres días de viaje sería lo que los miles de israelitas tardarían en llegar al lugar donde acamparían, pero nos dice que el arca fue delante para preparar el lugar donde establecerían el campamento. El texto acaba reafirmando la presencia y el cuidado de Dios en el camino.

En el relato en Exodo 33 vimos a Moisés rogando a Dios que su presencia les acompañara. Es más, Moisés había pedido a Dios “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí: 14-15 La promesa de afirmación de Dios a Mosisés fue: “Mi presencia irá contigo, y te daré descanso.”


¿Importa mucho dónde nos encontremos? Si la presencia del Señor está con nosotros, debería ser suficiente para nuestro descanso. Recordemos la bendición de Dios: Si su rostro resplandece sobre nosotros, podemos disfrutar de Su paz.
Gracias a Dios, muchas veces, como al pueblo de Israel, Dios nos da pruebas de su cuidado. No siempre en forma de nube, o en forma de fuego, pero hay situaciones que nos hacen notar de forma específica la presencia de Dios. Ahora bien, no me refiero a experiencias “místicas”. Más bien me refiero a actos de bondad que el Señor permite para mostrarnos su cuidado.


A veces será un policía que tiene misericordia de ti y te perdona la multa de aparcamiento que tan claramente te merecías o a veces uno que te multa por incumplir la ley cuando empezar a pensar que puedes crear tus propias normas. Conocí a una señora que decía que ella pedía a Dios que si sus hijos adolescentes hacían algo ilegal, que les pillaran, para que no pensaran que estaban por encima de la ley, ya que esa actitud podría encaminarles a situaciones que les pudieran llevar a mal fin. No es mala oración para nosotras y para nuestra familia.

Muchas situaciones, positivas o negativas que experimentamos en nuestras vidas podemos verlas como formas prácticas en las que podemos notar que el Señor se interesa por nosotras, que nos guarda de hacer aquello que no debemos y que nos guía hacia cosas que nos convienen. Que aprendamos a reconocer estas “señales,” no dependiendo de ellas de forma supersticiosa, pero sí notando y dando gracias a Dios por su bondad y su mano firme.

Te deseo la presencia del Señor en tu día a día. Él ya ha mostrado que te ama. Te animo a buscarlo si nunca has vivido consciente de Dios.
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Author David y Maribel
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