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Hebreos-151 El reposo del Señor

Hebreos-151 El reposo del Señor
Jun 21, 2022 · 6m 56s

El reposo del Señor ¿A quíen no le agrada el concepto de reposo? Cuando oigo la palabra “descanso” respiro, suelto el aire lentamente y cierro los ojos para sentir en...

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El reposo del Señor

¿A quíen no le agrada el concepto de reposo? Cuando oigo la palabra “descanso” respiro, suelto el aire lentamente y cierro los ojos para sentir en mi interior esa sensación de relajación y bienestar que tantas veces anhelamos y que experimentamos tan poco.

En los capítulos 3 y 4 de Hebreos leemos acerca del reposo. De forma curiosa, el autor nos presenta un reposo que el pueblo hebreo no llegó a disfrutar y que nosotros podemos llegar a tener si no nos descuidamos como ellos. 

Cuando Dios creó el mundo en seis días, tomó el séptimo día y lo apartó como un día de reposo. No era porque Dios necesitara el descanso. Nos dice la Biblia que Dios no se cansa. Leemos en Isaías 40:28 “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio.” 
Entonces, ¿en qué consistía el descanso de Dios? Vemos en el relato de la creación que Dios tomó tiempo cada día de trabajo para contemplar lo que había hecho y evaluarlo—Dios vio día a día que su obra era buena; esto era un descanso. Debemos entender que el séptimo día descansó para contemplar y disfrutar de aquello que había creado. 

Nosotros, a diferencia del Señor, sí necesitamos descansar nuestro cuerpo físico. No somos Todopoderosos, y necesitamos sueño y reposo para reponer fuerzas. Pero aún más importante es el reposo interior. En medio del ajetreo diario podemos experimentar un reposo interno, y tristemente es posible estar en un estado de conmoción y agitación interna sin realizar ninguna actividad física. Esto de hecho es muy común en nuestra sociedad, con demasiados casos de inactividad y depresión. 

Dios ofreció a su pueblo en el Antiguo Testamento un reposo interno que afectaba a todos los aspectos de la vida: física, psíquica y espiritualmente. Este reposo descansa, si me permites decirlo así, en la plena confianza en Dios. En los versículos 18 y 19 del capítulo 3 de Hebreos  leemos: “¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad.”

La principal causa por la que no entraron en el reposo que Dios tenía para ellos y tuvieron que vagabundear por el desierto durante 40 años fue su incredulidad. No tuvieron fe en el Dios que los había rescatado de los egipcios. A pesar de los milagros que habían presenciado y vivido en sus propias carnes, no confiaban plenamente en Dios; dudaron de su capacidad de guiarlos y cuidarlos. 

Nosotros podemos caer en el mismo error. El reposo que Dios ofrece comienza con la salvación del alma por la fe en la obra de Cristo y continúa con una confianza diaria en que Dios es poderoso para guiarnos y cuidarnos. En Efesios 3:20 leemos que es “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” y en Judas 24 dice que “es poderoso para guardarnos sin caída, y presentarnos sin mancha delante de su gloria.” 

En 1 Pedro 1:13 nos dice: “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.” 

Esta es la promesa del reposo final que nos espera, cuando Cristo se manifieste en el día del Señor. 

Habiendo oído del reposo que Dios quiere darnos, sería triste que endureciéramos nuestro corazón, como dice el versículo 4:7. 

Este reposo en Cristo no requiere gran esfuerzo de nuestra parte. Al contrario, lo difícil de este reposo es que requiere que dejemos de hacer y confiemos en lo que Él ya ha hecho y en lo que hará. En relación con el descanso de Dios después de finalizar la creación, dice en el 4:10:

“Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas.”

“Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.” (4:11) El pueblo de Dios en el Antiguo Testamento no entró por su incredulidad. 

¿Y tú? ¿Puedes confiar plenamente en Cristo y disfrutar día a día del reposo que Dios ha provisto para cada uno de nosotros?
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Author David y Maribel
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