Podcast 🎙️ A Samuel me lo encontré en Linkedin. Y digo que me lo encontré, porque no lo andaba buscando. Apareció cuando comentó uno de los post para promocionar las ediciones de Cannabis Hispano.

Lo recuerdo porque, ciertamente, lo que dijo me pareció sin sentido, que no valía la pena ponerle atención. No era un comentario negativo (debo decir), pero era algo absurdo, pensé! 

No volví a saber de él, sino hasta?… Quien sabe, no sé cuánto tiempo después; pero estaba ahí, esperando en el inbox. Me había dejado un mensaje.

“Pionero en la industria de alimentos con semilla de cáñamo. Emprendedor y asesor jurídico de la cadena productiva del cannabis medicinal e industrial”, dice con aplomo su “about”. Me pidía que lo entrevistara y la historia se cuenta sola en este episodio.

Me dijo que la Biblia fue su inspiración y guía para ser defensor del Cannabis. Que desde niño tuvo esa visión, y versículo en mano, me dijo que hay profecía sobre el cannabis en el Apocalipsis.

Este hombre tiene tres nombres tomados del sagrado libro: Jesús, Samuel, Elías.

“Sí, pero mis amigos me llaman Samuel”, me dijo. Entonces, hice a un ladito el nombre del Mesías; al otro lado puse al profeta y me tomé la confianza de llamarle: Samuel. 

Este casi egresado de Derecho vive en Bogotá; dice que tiene documentos que lo acreditan para actuar ante las autoridades colombianas relacionadas con el cannabis y que tienen resoluciones oficiales que prueban que no es timador, sino un estudiante de Derecho. 

Pero tiene el corazón en dos partes con su gremio de abogados y notarios cannábicos. Hay que escuchar lo que dice, para darse cuenta de la acidez y el enojo que le pone a sus palabras. 

Samuel es un joven que se gana la vida en la industria del cannabis, donde hay espacio para todos y todas; y donde otros jóvenes como él pueden quizá también encontrar su llamado y su pasión. 

La de Samuel es una visión particular e ingeniosa; pero eso no le quita la pasión a sus palabras.

Dice que está acostumbrado a que lo llamen loco, porque sabe que los demás no tienen nada de razón en eso; es más, hoy saca en cara las palabras de quellos que en la escuela lo llamaban: mariguanero; no sabiendo que a él, el insulto le ha sabido siempre a piropo.