1 OCT 2022 · La soledad a la que se enfrenta el líder es una verdad de a puño. Existe, es real, le acompaña. Es ese fantasma que lo pone contra la pared y lo lleva a cuestionarse muchas cosas acerca de lo que hace. La soledad no deja de ser compañera inseparable en el viaje por el que transita quien está al frente, quien tiene responsabilidades. En medio de esa soledad, su única salida es refugiarse en Dios y apoyarse en su familia.
Al líder solo le queda afirmarse en esa verdad bíblica: “El Señor es mi pastor, nada me faltará” (Salmo 23:1). Aun así, en la parte humana, la que cojea, la que flaquea, la que lo hace sentirse débil y al mismo tiempo fuerte, muchas veces –en su soledad– siente que todo le falta. El hombre que está al frente de la visión, motivando, empujando, extraña los abrazos, las palabras alentadoras, el amor de los compañeros de batalla.