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Rut-062 Rut, la moabita de Dios

Rut-062 Rut, la moabita de Dios
Mar 28, 2023 · 8m 17s

El libro de Rut relata la historia de una chica moabita que se casa con un inmigrante israelita que vive en su pueblo con su madre y hermano. Tras fallecer...

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El libro de Rut relata la historia de una chica moabita que se casa con un inmigrante israelita que vive en su pueblo con su madre y hermano. Tras fallecer los hombres de la familia, su suegra, Noemí, decide volver a Israel, su tierra natal, y Rut decide volver con ella. El vínculo formado con su nueva familia va más allá del afecto, ya que parece que Rut ha conocido al Dios de Israel. No quiere volver a las prácticas paganas de su tierra de Moab, y decide marcharse con su suegra a Belén, a pesar de no tener garantías de volverse a casar. Así Rut llega a ser una inmigrante en tierra de Israel.

Para proveer para ella y Noemí, Rut sale a los campos a buscar comida. La ley de Moisés estipulaba que en los campos de créales el grano no fuera recolectado por completo para que los pobres y los extranjeros sin trabajo pudieran recoger lo que quedara y así tener para comer (Levítico 19:9-10 y Deuteronomio 24:19). Así que Rut salió al campo más cercano para recoger espigas.

Y sucedió que el campo al que ella entró a trabajar pertenecía a Booz, un pariente de Elimelec, difunto marido de Noemí. Al verla Booz, preguntó al encargado de los segadores quien era, y este le explicó que era la joven que había vuelto con Noemí de los campos de Moab. Booz, habiendo oído de la bondad que esta chica había mostrado a su suegra Noemí, fue a hablar con ella para darle permiso de recoger espigas con sus criadas sin que nadie la molestara o le llamara la atención. Incluso lo arregló para que ella pudiera beber el agua de los que estaban trabajando la finca y comer con ellos.

Me encanta el versículo 2:12, porque describe la bendición de Dios para Rut al escoger confiar en Él. Le dijo Booz: “Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.”

Rut volvió a casa con una buena cantidad de cereal y la comida que le había sobrado del día y le contó todo a Noemí. Y esta se regocijó de ver que Dios había sido misericordioso con ellas, habiendo Rut entrado al campo de Booz, sin saber esta que aquel era pariente de Elimelec, uno de los que podía redimirlas.

Noemí llegó a Belén pensando que no había futuro para Rut ahí, pero Dios tenía un futuro planeado para Noemí y para Rut. En la cultura hebrea, el familiar más cercano podía redimir el nombre de uno que había fallecido, comprando la heredad de este y contrayendo matrimonio con la viuda. Si Booz estaba dispuesto a redimir a Rut, y daba la impresión de estarlo, la familia de Elimelec y Quelión tendría la posibilidad de continuar su nombre y descendencia.

Rut esperó al fin de la siega para dar un paso de valentía y pedirle a Booz si estaba dispuesto a redimirla. Noemí le había dado instrucciones de cómo hacerlo. Iría a él una noche en que Booz estaba en los campos aventando la cebada. Durante los días que se realizaba esta tarea, los hombres dormían en los campos. Rut iría durante la noche para no ser vista de la gente alrededor. Valientemente siguió las instrucciones de su suegra y fue donde estaba Booz acostado en el campo, y nos dice el texto que cuando Booz la vio y oyó lo que tenía que decir, le dijo:

“Bendita seas tú de Jehová, hija mía; has hecho mejor tu postrera bondad que la primera, no yendo en busca de los jóvenes, sean pobres o ricos. Ahora pues, no temas, hija mía; yo haré contigo lo que tú digas, pues toda la gente de mi pueblo sabe que eres mujer virtuosa.”

En el tiempo que Rut había vivido en Belén, se había ganado una buena reputación. Había cuidado de su suegra trabajando y no buscando su propio bien. Y Booz la había estado observando.

Este le contó que había un pariente que tenía derecho de redimir antes que él, y que él investigaría el asunto y hablaría con ella al siguiente día. Y la mandó a casa con seis medida de cebada, ya que la siega había acabado.

Al escuchar lo ocurrido, Noemí, que conocía el buen carácter de Booz, le dijo a su nuera que descansara tranquila, porque Booz vendría con una respuesta ese mismo día.

Así fue. Booz fue a encontrarse con este pariente para proponerle redimir a su pariente Elimelec. Este, al principio, estaba dispuesto a comprar la tierra, pero teniendo su propia familia, no quiso redimir a Rut casándose con ella, así que Booz recibió permiso de este ante testigos para casarse con Rut y redimir el nombre familiar.

Nos relata Rut 4:11 que “dijeron todos los del pueblo que estaban a la puerta con los ancianos: Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas ilustre en Efrata, y seas de renombre en Belén.”

Poco sabían estos hombres que esta bendición era profética, ya que Booz y Rut se casaron y tuvieron un hijo de cuyo linaje vendría siglos más tarde, Jesús, el Salvador, nacido en Belén Efrata para redimir a Su pueblo de sus pecados. Dios prometió a Abraham que en su simiente serían benditas todas las naciones de la tierra. Y ahora, Rut la moabita, entraría a formar parte de esta bendición.

Noemí y Rut habían ido a Belén sin mucha esperanza, no sabiendo lo que Dios tenía para ellas. Y vemos que nunca habían estado desamparadas. Dios en los cielos tenía un plan para ellas que no cabía en la imaginación de estas.

Rut 4:14-15 nos dice:
“Y las mujeres decían a Noemí: Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará tu vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz; y ella es de más valor para ti que siete hijos.”

Dios había endulzado el alma amarga de Noemí, y había bendecido a Rut recibiéndola entre su pueblo y haciéndola suya.

Así es el Señor con cada una de nosotras. Cuando ponemos nuestra confianza en Él, nos declara sus hijas y nos cambia nuestra tristeza en gozo. Hemos sido redimidas, y ahora llevamos Su nombre. Alabado sea el nombre del Señor.
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Author David y Maribel
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