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Oseas-165 Promesa detrás de un nombre

Oseas-165 Promesa detrás de un nombre
Sep 4, 2023 · 10m 59s

El profeta Oseas trajo el mensaje de Dios al pueblo del norte durante los años previos a la cautividad asiria, que ocurriría durante el reinado del rey del norte que...

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El profeta Oseas trajo el mensaje de Dios al pueblo del norte durante los años previos a la cautividad asiria, que ocurriría durante el reinado del rey del norte que llevaba el mismo nombre que él, Oseas. El profeta nos muestra la misericordia incomprensible de Dios a través del ejemplo de un hombre que, a pesar de la continua infidelidad de su mujer la sigue amando y perdonando. Nos enseña que Dios tiene esta misma disposición hacia su pueblo rebelde, porque Dios ama la misericordia.

Dios usó el matrimonio de Oseas para mostrar a su pueblo el amor fiel de Dios a pesar de la infidelidad de estos.

Dios también usó el nombre de los hijos de Oseas para comunicar el mensaje al pueblo. Cuando Oseas y Gomer tuvieron su primer hijo, Dios le pidió: “Ponle por nombre Jezreel; porque de aquí a poco yo castigaré a la casa de Jehú por causa de la sangre de Jezreel.”

Cuando su hija nació, Dios le dijo: Ponle por nombre Lo-ruhama, Esto es, No compadecida, porque no me compadeceré más de la casa de Israel, sino que los quitaré del todo. Mas de la casa de Judá tendré misericordia, y los salvaré por Jehová su Dios; y no los salvaré con arco, ni con espada, ni con batalla, ni con caballos ni jinetes.”
Cuando Gomer tuvo el tercer hijo, Dios le dijo: “Ponle por nombre Lo-ammi, Esto es, No pueblo mío, porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo seré vuestro Dios.”

¿Qué podría estar diciendo Dios con estos nombres?

Esto describía dónde estaba Israel en ese momento con Dios. Su primer hijo, Jezreel, recordaba al pueblo del lugar donde había habido muerte y guerra, y les advertía que en el día del juicio, ahí se llevaría a cabo la batalla final.

En el nombre Lo-ruhama, la partícula Lo- indicaba el negativo. Dios les estaba indicando que si Israel continuaba yendo por el mal camino, Él no podría compadecerse de ellos. Y con el nombre Lo-Ammi, de nuevo indicaba que Dios no los podía ver como su pueblo mientras actuaban tan apartados de Él.


Oseas 10:1-2 compara a Israel con una frondosa viña, que da abundante fruto, pero todo para sí misma; ¿Qué pena, verdad? Imagina una vid llena de uvas, y nadie para comerlas; que ni personas, y ni siquiera los pájaros pudieran disfrutar de la dulce fruta. Estaba cargada de fruta para sí misma, y ella misma tampoco las podría disfrutar. Nos da una clara imagen de la vanidad que el pueblo estaba viviendo.

Continúa el texto denunciando lo que Israel había hecho:
“conforme a la abundancia de su fruto multiplicó también los altares, conforme a la bondad de su tierra aumentaron sus ídolos. Está dividido su corazón. Ahora serán hallados culpables;”

Israel había edificado altares y se había creado sus propios ídolos a los que adorar. Su corazón estaba dividido, y elegían agradarse a sí mismos. Así como de absurdo sería que una viña diera fruto para sí misma, es también vano que vivieran ellos para sí mismos. Llegarían al momento de darse cuenta que así no podrían ser vistos como el pueblo de Dios, ni este se podría compadecer de sus desgracias.

Sin embargo, ya desde el principio del libro, en Oseas 2:1 Dios nos muestra su deseo de quitar ese prefijo negativo “Lo” de delante de sus nombres para poder verlos como pueblo suyo, compadecido por Dios. Dice así: “Decid a vuestros hermanos: Ammi; Esto es, pueblo mío, en lugar de Lo-Ammi, y a vuestras hermanas: Ruhama, esto es, compadecida, en lugar de Lo-Ruhama.

En el 2:23 ya nos decía: “Y la sembraré para mí en la tierra, y tendré misericordia de Lo-ruhama; y diré a Lo-ammi: Tú eres pueblo mío, y él dirá: Dios mío.”

Esto claramente les mostraba las buenas intenciones de Dios. Dios sembraría esta viña en buena tierra, y lo haría para él, dice. El fruto de la viña tendría un buen fin, y agradaría al Rey de Reyes. Dice que Dios tendría misericordia de Lo-Ruhama, la “no compadecida”, y que Lo-ammi, recuerdas que significaba “no pueblo mío”, sería su pueblo y dirían: Dios es mi Dios.

Ya lo había dicho en Oseas 2:16, donde Dios sigue enseñándonos a través de términos hebreos. Dios dice a Israel “ya no me llamarás “Baali”, lo cual significa “mi señor”. Dice “En aquel tiempo me llamarás Ishi: Mi marido”.

Habría una relación amorosa entre Dios y su pueblo. No sería meramente una relación de posesión y pertenencia, sino una de amor y fidelidad. Y todo esto lo ofrecía a personas que le daban la espalda.

Oseas 11:1-9 nos describe cómo Dios había escogido y amado a Israel desde el principio y como ellos lo habían rechazado:
“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida. No volverá a tierra de Egipto, sino que el asirio mismo será su rey, porque no se quisieron convertir. Caerá espada sobre sus ciudades, y consumirá sus aldeas; las consumirá a causa de sus propios consejos. Entre tanto, mi pueblo está adherido a la rebelión contra mí; aunque me llaman el Altísimo, ninguno absolutamente me quiere enaltecer.”

Continúa mostrando que esto no podría seguir así eternamente. Dios ofrecía un cambio basado en confianza y fidelidad:

“¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim?
Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión. No ejecutaré el ardor de mi ira, ni volveré para destruir a Efraín; porque Dios soy, y no hombre, el Santo en medio de ti;”

A pesar de la rebeldía de Israel, Dios no podría, por su carácter Santo y compasivo a la vez, abandonarlos para siempre. Conmovido por su misericordia los rescataría y los volvería a hacer suyos. Al final del libro vemos la súplica de Dios a su pueblo y sus promesas.

Oseas 12:5-6 “Mas Jehová es Dios de los ejércitos; Jehová es su nombre. Tú, pues, vuélvete a tu Dios; guarda misericordia y juicio, y en tu Dios confía siempre.

Oseas 13:9 “Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda.”

Dios ofrecía una relación restaurada. Olvidando la infidelidad reiterada de Israel, Dios ofrecía fidelidad eterna.

Una vez más, ¿por qué haría esto Dios? No es por lo que puede sacar de sus transacciones. Tampoco es por debilidad emocional. Lo hace únicamente en concordancia a su carácter. Su santidad no le permite aguantar el pecado humano, mas su compasión le obliga a ofrecer una salida. El rechazo de todo lo que Dios defiende trae dolor y muerte. Mas, como leemos en Romanos 6:23, “el regalo de Dios es vida eterna”, y esa vida está en Jesucristo.

Cuando vemos que vamos rumbo a la destrucción, que no somos pueblo de Dios, y que no merecemos su compasión, entonces estamos en la posición ideal para clamar a Él y pedirle la salida de este camino de perdición. Justo en ese punto podemos depositar toda nuestra confianza en aquel que lo ha dado todo por tener una relación con alguien que lo había ignorado, o rechazado. Por medio de la fe en Cristo podemos recibir la compasión amorosa de Dios, podemos llegar a ser su pueblo amado, y disfrutar de la verdadera vida en Cristo. Te animo a hacer esto hoy si aún no lo has hecho.
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Author David y Maribel
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