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Evangelios-021 La oración modelo

Evangelios-021 La oración modelo
Feb 5, 2024 · 8m 3s

Después de explicar conceptos básicos sobre la oración, Jesús compartió una oración modelo que muchos de nosotros hemos memorizado. Se encuentra en Mateo y Lucas, y lo llamamos El Padre...

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Después de explicar conceptos básicos sobre la oración, Jesús compartió una oración modelo que muchos de nosotros hemos memorizado. Se encuentra en Mateo y Lucas, y lo llamamos El Padre Nuestro. No tengo nada en contra de la memorización de las Escrituras; al contrario. Pero basado en lo que Jesús nos advirtió sobre recitar oraciones aprendidas, debemos tener cuidado de cómo utilizamos esta oración.

El Padre nuestro en Mateo 6: 9-13 lee en la versión de Reina Valera del 60:

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy.
Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.
Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal;
porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”

Esta oración tiene diferentes componentes que podemos incluir en nuestras oraciones. En primer lugar, comienza con la suposición de que reconocemos al Padre que está en los cielos como nuestro Padre, al cual podemos venir en confianza.

La frase “santificado sea tu nombre” es significativa. No solo reconocemos que el nombre de Dios es santo, sino que con nuestra oración y nuestra vida queremos santificarlo, es decir, proclamar su santidad. Claro está que ninguno de nosotros podemos hacer a Dios más santo de lo que es, porque Él es la santidad personificada. Pero con nuestra actitud y comportamiento, podemos y debemos proclamar su santidad, no permitiendo que la inmundicia se infiltre en nuestra vida.

La segunda frase de esta oración pide “venga tu reino” y “hágase tu voluntad en la tierra, así como en el cielo”. ¿Has parado a pensar en esta petición? Dios ha prometido que reinará en la Tierra como ahora reina en el cielo. Mas hoy día, cuando hacemos Su voluntad aquí en la tierra, le reconocemos a Él como el verdadero y legítimo rey. Muchas veces, las oraciones acaban siendo más bien un intento de que la voluntad de aquí en la tierra, es decir, la nuestra, sea hecha en el cielo. Insistimos en pedir aquello que queremos que suceda como si estuvieramos hablando al genio después de haber frotado la lámpara, cuando lo que debemos hacer es pedirle a Dios que se haga Su voluntad, reconociéndolo así como soberano rey, y realmente deseando que Su reino sea establecido en la Tierra.

Así que vemos hasta aquí que la oración modelo nos lleva a dar a Dios su merecida gloria y a ponernos a nosotros a Su servicio, y no esperar que Él lo esté al nuestro.

Es con esta actitud de sumisión que Jesús introduce el ruego por las necesidades físicas. “El pan nuestro de cada día dánoslo hoy.” La oración pide que las necesidades diarias sean suplidas, mas es precioso ver que Dios a menudo da mucho más de lo que necesitamos. Es importante que notemos esto, porque pasamos momentos en los que sentimos que nuestras necesidades básicas peligran, y esto nos puede causar ansiedad. Pero qué bonito es saber que Dios sabe, Dios suple, y es fiel cada vez. Podemos esperar confiadamente en Él.

La oración continúa con arrepentimiento. “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Fácilmente podríamos comenzar nuestra oración con esta frase, ya que es bueno reconocer que tenemos deudas con Dios. La petición viene vinculada a una especie de condición, y es que nosotros también debemos practicar el perdón hacia aquellos que nos ofenden. Jesús vuelve a este versículo al acabar la oración para recordarles que si uno no está dispuesto a perdonar las ofensas de su prójimo, no debe esperar perdón por las suyas propias. Dios es fiel para perdonar, y no importa las veces que lo ofendamos, siempre que venimos a Él reconociendo la culpa y pidiendo perdón, Él nos perdona. Así debemos perdonar nosotros.

La última parte de la oración es una petición de protección contra el mal y el maligno. Una vez más, el pedir la protección implica que nos damos cuenta de que en nosotras mismas no podemos vencer la tentación. De nuevo vemos que la oración es el momento ideal para reconocer la grandeza de Dios y nuestra necesidad de Él.

Y con esto en mente, acaba la oración proclamando la verdad sobre el Padre: “tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén.”

¿Oras tú asI? ¿Oro yo así? Prueba a escribir el Padre Nuestro en tus propias palabras, con tus propios detalles.

“Padre, tú eres santo; cuánto deseo que tu reino venga a la Tierra. Es mi deseo que tu voluntad, la cual es hecha perfectamente en los cielos, sea también hecha aquí y ahora, en mi vida. Tú sabes mis necesidades actuales. Por favor, atiéndelas como solo tú puedes. Yo procuro siempre extender el perdón a los que me ofenden, y me doy cuenta de lo difícil que es. Te ruego que tú perdones mis muchas ofensas y que me ayudes a perdonar a los que me han ofendido; es fácil caer en la tentación, y hay tantas; líbrame de las que sea posible y ayúdame a superar aquellas que me harán ver tu poder; protégeme de las garras del maligno. Vengo a ti porque tú eres poderoso para suplir más allá de lo que yo pueda necesitar, tú eres el Rey de reyes; el poder y la gloria te pertenecen ahora y eternamente. Amén Señor, así sea.”
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Author David y Maribel
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