Cuando se realiza un cambio en la alimentación, se produce un cambio en el tránsito intestinal. Según el cambio en lo que comemos, así será el cambio en lo que defecamos.

Un ejemplo muy claro sería cuando comemos un arroz negro y nuestras heces se vuelven de color negro. Por este motivo es casi seguro que al iniciar un tratamiento dietético se produzcan cambios en nuestro tránsito intestinal, pudiendo variar en frecuencia, cantidad, dificultad de expulsión, color, olor y forma. En esto último disponemos de la Escala Bristol que nos clasifica las heces en 7 tipos, donde los tipos 1 y 2 corresponden a heces diarreicas y las 6 y 7 a heces en estreñimiento; mientras que los otros 3 tipo son las heces "saludables".

Los cambios dependerán de cómo comíamos antes de variar la alimentación. Por ejemplo, si veníamos de una alimentación pobre en fibra y pasamos a una alimentación muy alta en fibra porque pasamos de comer 1 fruta a comer 3, de no comer verduras a tomarlas 2 veces al día y añadimos frutos secos y legumbres semanalmente, notaremos que nuestro abdomen se infla, que tenemos dolor y posibles retortijones y que nuestras heces están desechas (tipo 6-7 en escala Bristol). Esto es debido a que el cambio en el consumo de fibra ha sido demasiado grande y por lo tanto debemos progresarlo, incrementando poco a poco esta fibra.

También es posible que el cambio que hagamos en nuestra alimentación no sea notable en la calidad pero sí en la cantidad. En este caso, si pasamos de comer mucho a comer poco notaremos que vamos menos al baño y si es a la inversa notaremos que vamos más, es decir, habrá un cambio en la frecuencia. Esto puede parecer algo muy obvio, pero son muchos los pacientes que preocupados preguntan: "Voy menos al baño ¿es normal?". Como digo si se pasa a comer más, se irá más frecuentemente.

Finalmente pueden cambiar el color según qué comemos o el aspecto.

Las heces es algo que nos da mucha información de cómo está nuestro organismo y también es algo en lo que tenemos mucho reparo en analizar.