La meditación es una serie de estrategias para sanarse mental y emocionalmente. Es como tener un botiquín.
La gente se pregunta ¿debería meditar? Es como preguntarse si debería tener alcohol o tiritas en casa.
Una de las claves en esta capacidad de sanar de la meditación es conectar con la experiencia.
El sufrimiento es pensar, imaginar, expectativas, anticipar lo malo, recordar errores, sufrimientos, etc.
Una vez en la experiencia hay distintas posibilidades
Una de ellas, ver la naturaleza relativa: las tres características:
Impermanencia
Insatisfacción
Aquí no hay nada que se refiera a Yo.

Impermanencia significa que la experiencia de placer que pueda producir algo (un objeto, una experiencia, una persona) es temporal. Puedes ver a una persona estupenda maravillosa y desear estar con ella, pero aunque sea así (y no sea una fabricación mental) la experiencia de bienestar de estar con ella es temporal, pasajera, efímera.
Por tanto, acaba siendo incompleta, insatisfactoria.
Si algo es efímero e incompleto, no tiene sentido decir que soy yo.
La sensación de yo, ¿a qué se refiere en la experiencia? No podemos encontrar, no podemos identificar esa sensación con nada.
Así la experiencia es impersonal e imposible de poseer. Si buscas quien la experimenta no se encuentra a nadie.
Solo hay esa experiencia producida por unas causas y condiciones en el espacio claro de la mente.

Usamos el percatarnos de las 3 características para
vivir las experiencias sin enredarnos en ellas. Para vivir el proceso, el movimiento, el fluir de lo que sucede.