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1Samuel-067 El carácter peligroso de Saúl

1Samuel-067 El carácter peligroso de Saúl
Apr 12, 2023 · 9m 56s

Saúl fue elegido por Dios para ser rey. Lo vimos al principio de su reinado como un hombre humilde, que no buscaba gloria para sí. Sin embargo, poco después de...

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Saúl fue elegido por Dios para ser rey. Lo vimos al principio de su reinado como un hombre humilde, que no buscaba gloria para sí. Sin embargo, poco después de ser rey, comenzamos a ver que el poder le agrada, y quiere tener control sobre todas las cosas, llegando a olvidar que él estaba bajo la mano de un rey mayor que él, el Rey de reyes, Dios.

En el capítulo 13, cuando Saúl ya llevaba más de un año de reinado, comenzamos a ver faltas en su carácter que resultarán en su autodestrucción. Saúl, a través de diferentes historias relatadas en 1 de Samuel, muestra una falta de responsabilidad por sus propias acciones y falta de discernimiento a la hora de tomar decisiones.


En la primera historia, lo encontramos en guerra contra los filisteos. Vemos aquí que Jonatán su hijo estaba al cargo de parte del ejército. Se habían juntado los hombres de Israel en Gilgal para combartir contra los filisteos. Los filisteos habían salido contra ellos, y al ver los israelitas el gran ejército filisteo, se habían escondido en cuevas. Nos dicen los versículos 7 y 8 que “algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el pueblo iba tras él temblando.” Estaban esperando palabra de Dios para ir tras los filisteos.

Así que Saúl esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba.”

Saúl había avisado a Samuel, y este le había dicho que tardaría en llegar siete días, pero los filisteos estaban amenazando, y algunos soldados estaban desertando. Así que Saúl decidió saltarse el orden establecido por Dios y realizar él el holocuasto a Dios. Y, como sería de esperar, justo cuando acababa de ofrecer el holocausto, le avisaron de que Samuel acababa de llegar al campamento. Y nos dice el texto que “salió Saúl a recibirlo, para saludarle”.

“Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho?

Aquí vemos a Saúl poniéndose nervioso, y para defenderse, le explica:

“vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas,” (13:11) me dije: Ahora descenderán los filisteos contra mí a Gilgal, y yo no he implorado el favor de Jehová. Me esforcé, pues, y ofrecí holocausto.

¿Puedes ver la cantidad de excusas y explicaciones?

En primer lugar, la culpa la tienen otros:
1. El pueblo se me desertaba.
2. Tú no venías
3. los filisteos ya estaban reunidos para la batalla

En segundo lugar, Saúl se presenta como el afectado:
1. Los filisteos vendrán contra mí
2. Me esforcé
3. Ofrecí holocausto


“Entonces Samuel contesto a Saúl: Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Mas ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un varón conforme a su corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.”
1 Samuel 13:11-14

Samuel no hizo ninguna referencia a las tres acusaciones que Saúl había lanzado, para el pueblo, para él y para los filisteos. Fue directamente a las acciones de Saúl: Había actuado locamente porque no había obedecido la Palabra de Dios. Dios le había mandado algo y él había decidido hacer otra cosa totalmente diferente. Saúl se había puesto en el lugar de Dios. Él era el que debía resolver la situación, aunque esto significara saltarse a la torera lo que Dios había mandado.

Y como resultado vemos que Dios desecharía a su persona ya su familia para poner a otro por rey. Aunque Dios no lo hizo inmediatamente, igual como en el caso de Elí y sus hijos, Dios ya había anunciado a Saúl que su reinado se acabaría pronto.

A pesar de este desafortunado incidente, vemos que Dios peleó la batalla, usando a Jonatán, hijo de Saúl, el cuál subió al campamento de los filisteos para ver si Dios les daría la victoria. De forma milagrosa, vemos que a pesar de que los de Israel eran menos y casi sin armamento, los filisteos se levantaron en confusión, unos contra otros. Nos dice el texto que la tierra tembló y hubo gran consternación.

“Así salvó Jehová a Israel aquel día. (14:23 )”

Pero para completar la muestra de necedad de Saúl, nos cuenta el libro que este ordenó que ninguno de sus hombres probara bocado hasta que hubieran destruido a los filisteos; había decretado: “Cualquiera que coma pan antes de caer la noche, antes que haya tomado venganza de mis enemigos, sea maldito.”

Así que, a pesar de que los soldados desfallecían, a pesar de que pasaban por un bosque donde había miel para comer, los hombres de Saúl no probaron bocado. Pero Jonatán no había estado con ellos cuando el rey dio esa orden. El hijo del rey había estado enu el campamento de los filisteos, usado por Dios para causar el desconcierto en el campamento enemigo, y no había oído la orden de su padre. Así que él sí comió miel. Uno de los soldado, al verle, le dijo lo que su padre había jurado.

Curiosamente, cuando los soldados de Saúl, muertos de hambre, tomaron el botín de los filisteos que habían huido, nos dice el texto que comieron los animales sin cumplir el protocolo establecido por Dios para preparar la carne, y comieron carne cruda. Cuando la noticia llegó a los oídos de Saúl, este, sabiendo que el pueblo pecaba, preparó un lugar para preparar la carne correctamente.
Saúl pidió entonces al sacerdote que sacrificara ante Dios y pidiera Su dirección para saber cuándo volver a atacar a los filisteos. Mas se nos dice que Dios no les contestó. Y decidieron echar suertes para ver quién había pecado.

En esos tiempos se utilizaba un sistema de suertes que iba eliminado posibilidades hasta llegar a aquel en quien caía la suerte. Con todo el pecado que había acontecido en el campamento, vemos que al echar suertes, es Jonatán el que es inculpado. El hijo del rey, al ver que la culpa había caído sobre él, explicó el motivo de su desobediencia:

“Ciertamente gusté un poco de miel con la punta de la vara que traía en mi mano; ¿y he de morir?”

Lo cierto es que había habido múltiples desobediencias durante esta guerra, y eran muchos los que podían ser culpables de que el Señor no contestara su petición, mas Saúl, en su estilo típico, estaba dispuesto a echar toda la culpa sobre su hijo, a pesar de que este realmente había transgredido una orden que desconocía, al contrario de Saúl y los otros hombres del ejército.

Mas vemos que el pueblo se levantó para defender a Jonatán, y este fue librado de la muerte. Aunque me alegro de que Dios protegiera a Jonatán para que no fuera castigado, este incidente nos muestra que Saúl parecía preocuparse más por lo que el pueblo pensaba de él que por agradar a Dios. Saúl no juzgó a Jonatán porque temía al pueblo. Habría sido mejor que hubiera confesado que la orden que había dado no había sido acertada, pero no es lo que nos dice el texto que ocurrió.


Esta batalla contra los filisteos había sacado a relucir la falta de discernimiento de Saúl y la tendencia que tenía de evadir responsabilidad propia, culpando a otros por sus propias acciones. Veremos en otros eventos relatados en el libro que esto, unido a su orgullo y falta de temor a Dios, lo llevaría a su propia ruina. Escucha la segunda parte del carácter peligroso de Saúl en la próxima reflexión.
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Author David y Maribel
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