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003_Navidad-Una herida en la cabeza

003_Navidad-Una herida en la cabeza
Dec 6, 2023 · 7m 59s

“ Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y...

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“ Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar.” Génesis 3:15-16

La simiente de la mujer había de herir mortalmente a la serpiente, Satanás. La serpiente había ganado la batalla, y el hombre había pecado, trayendo maldición sobre la humanidad. Pero aquí tenemos la promesa de que la simiente de la mujer, esto es, el Mesías que había de venir, heriría de herida mortal a la Serpiente. El reino del mal sería herido en la cabeza, dejándolo condenado a una muerte inevitable.

Esta era la primera profecía del Mesías, el que había de venir a condenar el pecado de forma rotunda y eterna. ¿Qué tipo de ser esperaban los judíos durante los siglos que pasarían desde la caída en el huerto de Edén hasta que llegó Cristo?

Esperaban a un libertador, alguien que los libraría.

“y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad.” Romanos 11:26.

Este versículo hacía una referencia al texto en Isaías 59:20 donde el Señor promete a Israel un libertador, el que redimiría al pueblo de Israel.

Sin embargo, miles de años más tarde, el Mesías vino al mundo en forma de bebé. Solo algunos que fueron guiados por el Espíritu de Dios se dieron cuenta de que ese bebé en el establo, el pequeño indefenso que yacía en brazos de María era en realidad el Libertador, aquel que heriría la cabeza de la serpiente de manera definitiva.

Incluso cuando Jesús ya se hizo mayor, muchos no lo veían como el Mesías, como el ungido enviado por Dios para salvarlos. Esperaban un rebelde que fuera en contra del gobierno que les dominaba, y sin embargo Jesús no actuó como tal. Pagaba sus impuestos, y se sometía a las autoridades. Solo lo vemos amonestando a los líderes religiosos que no vivían como Dios quería. Incluso vemos que sus propios discípulos esperaban que actuara de otra manera cuando se acercó la hora de su muerte. En Mateo 16: 21-27 leemos:

“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.
Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.
Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”

Pedro le dice que piense en sí mismo, y que evite esta humillación. Sin embargo Jesús le habla fuertemente,
“Quítate de delante de mí, Satanás; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.” Pedro, estás pensando como uno que tiene la vista en las cosas de la tierra; ¡ocúpate de los asuntos celestiales! Jesús le insta a no preocuparse de su bienestar terrenal, sino a ocuparse de los negocios de lo alto.

Vemos que al final del versículo 26 no parecía que hablaba el Libertador que esperaban. Pero el próximo versículo les recuerda que la hora de liberación viene.

27 “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.”

El día llegaría en que se presentaría como victorioso, pero ese no era el momento.

Cristo, ya colgado en la cruz del Calvario recibió las palabras dudosas de los que observaban:
(Lucas 23:35) “Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios.”

¿Cómo? ¿El libertador, el Salvador no podía salvarse a sí mismo? Claro que podía, si esto hubiera sido lo que quería. Pero su misión era salvar a Su pueblo de sus pecados.

Mateo 1:21 “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, (esto es, Salvador) porque él salvará a su pueblo de sus pecados.

Su misión en esta tierra no era salvarse a sí mismo, ni salvar a su pueblo de los gobernantes de este mundo. Su misión Iba mucho más allá- Era salvar a Su pueblo de la opresión del pecado, y eso lo consiguió a través de su sacrificio perfecto en la cruz. Y como ya hemos visto en Mateo 16:27, vendrá en gloria para declarar Su victoria sobre el maligno.

Es en esta esperanza santa que nos acercamos a la época de la Navidad gozosas de saber que el Libertador ya ha vencido a la serpiente. La victoria es segura.
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Author David y Maribel
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