Francia ha implementado una prohibición de los vuelos domésticos de corto recorrido donde existen alternativas de tren, en un esfuerzo por reducir las emisiones de carbono. La ley, que entró en vigencia dos años después de su aprobación, limita las rutas aéreas entre ciudades como París, Nantes, Lyon y Burdeos, si se pueden realizar por tren en menos de dos horas y media. ¿Marcará esta decisión un precedente para otras naciones en su lucha contra el cambio climático, o simplemente será una medida simbólica?

La prohibición es el resultado de la creciente preocupación por el impacto medioambiental de los viajes aéreos, agravada por las críticas a las emisiones de carbono de la industria de la aviación. Aunque la prohibición ha sido bien recibida por algunos, también ha enfrentado críticas, con algunos describiéndola como una "prohibición simbólica".

El sector de las aerolíneas, ya golpeado por la pandemia de coronavirus, ha criticado la decisión. Laurent Donceel, director interino del grupo de la industria Airlines for Europe (A4E), sostiene que la prohibición tendrá "efectos mínimos" en la emisión de CO2, y argumenta que los gobiernos deberían apoyar "soluciones reales y significativas" al problema.

La prohibición no satisface a todos. La Convención Ciudadana sobre el Clima de Francia, creada por el presidente Emmanuel Macron en 2019, propuso inicialmente la eliminación de los vuelos donde existen alternativas de tren de menos de cuatro horas. Sin embargo, este límite se redujo a dos horas y media después de las objeciones de algunas regiones y de la aerolínea Air France-KLM. ¿Podrá Francia equilibrar las necesidades de su industria aérea con su compromiso de reducir las emisiones de carbono?