Oh Jesús, que has instituido el sacerdocio
Para continuar en la tierra la obra divina de salvar almas;
Protege a tus sacerdotes en el refugio de tu Sagrado Corazón.
Guarda sin mancha sus manos consagradas
Que diariamente tocan tu sagrado Cuerpo,
Y conserva puros sus labios
Teñidos con tu preciosa Sangre.
Haz que se preserven puros sus corazones
Marcados con el sello sublime del sacerdocio,
Y no permitas que el espíritu del mundo
los contamine.
Aumenta el numero de tus apóstoles
Y que tu santo amor los proteja de todo peligro
Bendice sus trabajos y fatigas
Y como fruto de su apostolado
Obtengan la salvación de muchas almas
Que sean consuelo aquí en la tierra
Y su corona eterna en el cielo, amen
«La Virgen Inmaculada … asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina universal,
con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte».
Santa María Reina del cielo y de la tierra, protectora de todos nosotros tus hijos, que con gran amor maternal nos acoges bajo tu manto para que caminemos seguros hacia nuestra meta, que es Jesús
Madre, Reina de nuestros corazones, llénanos de paz y de amor, de humildad y sabiduría, para que podamos entender y practicar la santa palabra de tu amado Hijo.
Reina de nuestras almas, nos iluminas con tu esplendor para que con tu ejemplo no fallemos, nos haces ver la verdad de este camino que es la vida, y nos das la esperanza de llegar como Tu lo hiciste al cielo. Amén