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Evangelio Diario
LITURGIA - 03 DE SEPTIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
II Semana del Salterio
Primera Lectura 1 Reyes 17, 1-6
Salmo 144
Evangelio Lucas 6, 1-5

“El Hijo del hombre es señor del sábado”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
Se trata de no vivir de manera hipócrita, sino de estar dispuestos a pagar el precio de las decisiones coherentes —esta es la actitud que cada uno de nosotros debería buscar en la vida: coherencia— pagar el precio de ser coherentes con el Evangelio. Coherencia con el Evangelio. Porque es bueno decirse cristianos, pero es necesario sobre todo ser cristianos en las situaciones concretas, testimoniando el Evangelio que es esencialmente amor a Dios y a los hermanos. (Ángelus, 18 agosto 2019)

Reflexión del Evangelio de hoy (Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.)
Aprender a jugar limpio; aprender a ser libres
Aprender a Jugar limpio; aprender a liberar nuestra mente y nuestra vivencia religiosa de orgullos, de ambición, de engreimientos, y para liberarnos nos propone la lectura un camino: recapacitar.

Libérate de la autosuficiencia o la estima exagerada de ti mismo, porque ¿tienes algo que no hayas recibido? Pero, si lo has recibido, ¿por qué te glorías, como si no lo hubieras recibido?

No os engriáis el uno contra el otro, eso pasa, en el que no conoce a Cristo.
No vivas esclavizado por los valores mundanos de ambición, de ser más que los demás, o por orgullos vacíos de sentido. Por el contrario, sed libres en la humildad, entregados al servicio y aprendiendo a ser agradecidos con los que por medio del Evangelio nos han engendrado libres para Cristo.

Mirad los apóstoles, considerados por el mundo: débiles, despreciados, pasando hambre, sed, faltos de ropa, sin domicilio, insultados, perseguidos, calumniados, como basura del mundo y deshecho de la humanidad. Es decir, libres de la opinión de la gente, libres de ser políticamente correctos, libres ante el mundo y sus valores.

Porque Pablo es libre puede decir que no escribe para avergonzar a la comunidad, sino que: Os quiero como a hijos engendrados por medio del Evangelio para la libertad en Cristo Jesús.

Leyes de libertad para servir a las personas
El sábado es ‘memoria de la creación’: «Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado» Ex 20,11.

El sábado es ‘memorial de la liberación de Israel’ de la esclavitud de Egipto: «por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado» Dt 5,15.

En ese contexto del mandato divino, los fariseos creían que el cumplimiento formal de la ley les obtenía la salvación; y una de las expresiones supremas de la religiosidad israelita era el descanso sabático para celebrar y renovar la conquista de la libertad. Por el rigorismo religioso, el día de liberación se convirtió en día de esclavitud ante tantas normas que regulaban la vivencia sabática.

Coger espigas se contaba entre las faenas de la recolección, y éstas se incluían entre los veintinueve trabajos principales, que infringían el reposo sabático.

Jesús no está en sintonía con el rigorismo que en nombre de la ley esclaviza, deshumaniza, no tiene en cuenta las necesidades de las personas y, recuerda a los fariseos lo que hizo David: dio a la tropa, los panes de la ofrenda, que solo podían comer los sacerdotes.

No es aceptable ir contra el ser humano en nombre de la ley.
Leyes humanas y religiosas justas, pero leyes que abran puertas hacia la libertad, a la convivencia, al crecimiento; como ventanas a horizontes humanizadores que sirvan al bien de todos en la comunidad.

Superior a la ley del sábado es sólo Dios; si Jesús afirma su superioridad sobre el sábado y sobre la ley, reclama para sí el mismo nivel de autoridad de Dios, que no quiere leyes para esclavos, sino leyes de libertad para hijos libres.


LECTURA DEL DÍA
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios
1 Cor 4, 6-15
Hermanos: Si he hablado de Apolo y de mí, ha sido para que aprendieran con este ejemplo a no enorgullecerse de uno despreciando al otro, como ya se lo he escrito a ustedes. Pues, ¿quién te ha hecho superior a los demás? ¿Qué tienes, que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido?
Conque ya están ustedes satisfechos, ya son ricos, ya han obtenido el Reino sin nuestra ayuda... Ojalá fuera esto verdad, para que también nosotros reináramos con ustedes. Porque me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos trata como a los últimos de todos, como a gente condenada a las fieras, pues nos hemos convertido en todo un espectáculo para el mundo, tanto para los ángeles como para los hombres.
En efecto, nosotros somos los locos a causa de Cristo y ustedes los sensatos en las cosas de Cristo; nosotros los débiles y ustedes los fuertes; nosotros los despreciados y ustedes los dignos de respeto. Hasta el presente pasamos hambre y sed, vamos pobremente vestidos y recibimos golpes; andamos errantes y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Nos maldicen y nosotros les deseamos el bien; nos persiguen y los soportamos; nos calumnian y correspondemos con bondad. Nos tienen, incluso hasta el día de hoy, como la basura del mundo y el desecho de la humanidad.
Les escribo esto, no para avergonzarlos, sino para llamarles la atención como a hijos queridos. Pues aunque como cristianos tuvieran ustedes diez mil maestros, no tienen muchos padres, porque solamente soy yo quien los ha engendrado en Cristo Jesús, por medio del Evangelio.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 6, 1-5
Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”
Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.
Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”
Evangelio Diario LITURGIA - 03 DE SEPTIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II II Semana del Salterio Primera Lectura 1 Reyes 17, 1-6 Salmo 144 Evangelio Lucas 6, 1-5 “El Hijo del hombre es señor del sábado” PALABRAS DEL SANTO PADRE Se trata de no vivir de manera hipócrita, sino de estar dispuestos a pagar el precio de las decisiones coherentes —esta es la actitud que cada uno de nosotros debería buscar en la vida: coherencia— pagar el precio de ser coherentes con el Evangelio. Coherencia con el Evangelio. Porque es bueno decirse cristianos, pero es necesario sobre todo ser cristianos en las situaciones concretas, testimoniando el Evangelio que es esencialmente amor a Dios y a los hermanos. (Ángelus, 18 agosto 2019) Reflexión del Evangelio de hoy (Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.) Aprender a jugar limpio; aprender a ser libres Aprender a Jugar limpio; aprender a liberar nuestra mente y nuestra vivencia religiosa de orgullos, de ambición, de engreimientos, y para liberarnos nos propone la lectura un camino: recapacitar. Libérate de la autosuficiencia o la estima exagerada de ti mismo, porque ¿tienes algo que no hayas recibido? Pero, si lo has recibido, ¿por qué te glorías, como si no lo hubieras recibido? No os engriáis el uno contra el otro, eso pasa, en el que no conoce a Cristo. No vivas esclavizado por los valores mundanos de ambición, de ser más que los demás, o por orgullos vacíos de sentido. Por el contrario, sed libres en la humildad, entregados al servicio y aprendiendo a ser agradecidos con los que por medio del Evangelio nos han engendrado libres para Cristo. Mirad los apóstoles, considerados por el mundo: débiles, despreciados, pasando hambre, sed, faltos de ropa, sin domicilio, insultados, perseguidos, calumniados, como basura del mundo y deshecho de la humanidad. Es decir, libres de la opinión de la gente, libres de ser políticamente correctos, libres ante el mundo y sus valores. Porque Pablo es libre puede decir que no escribe para avergonzar a la comunidad, sino que: Os quiero como a hijos engendrados por medio del Evangelio para la libertad en Cristo Jesús. Leyes de libertad para servir a las personas El sábado es ‘memoria de la creación’: «Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, el séptimo descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado y lo hizo sagrado» Ex 20,11. El sábado es ‘memorial de la liberación de Israel’ de la esclavitud de Egipto: «por eso el Señor tu Dios te ha mandado guardar el día del sábado» Dt 5,15. En ese contexto del mandato divino, los fariseos creían que el cumplimiento formal de la ley les obtenía la salvación; y una de las expresiones supremas de la religiosidad israelita era el descanso sabático para celebrar y renovar la conquista de la libertad. Por el rigorismo religioso, el día de liberación se convirtió en día de esclavitud ante tantas normas que regulaban la vivencia sabática. Coger espigas se contaba entre las faenas de la recolección, y éstas se incluían entre los veintinueve trabajos principales, que infringían el reposo sabático. Jesús no está en sintonía con el rigorismo que en nombre de la ley esclaviza, deshumaniza, no tiene en cuenta las necesidades de las personas y, recuerda a los fariseos lo que hizo David: dio a la tropa, los panes de la ofrenda, que solo podían comer los sacerdotes. No es aceptable ir contra el ser humano en nombre de la ley. Leyes humanas y religiosas justas, pero leyes que abran puertas hacia la libertad, a la convivencia, al crecimiento; como ventanas a horizontes humanizadores que sirvan al bien de todos en la comunidad. Superior a la ley del sábado es sólo Dios; si Jesús afirma su superioridad sobre el sábado y sobre la ley, reclama para sí el mismo nivel de autoridad de Dios, que no quiere leyes para esclavos, sino leyes de libertad para hijos libres. LECTURA DEL DÍA Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 1 Cor 4, 6-15 Hermanos: Si he hablado de Apolo y de mí, ha sido para que aprendieran con este ejemplo a no enorgullecerse de uno despreciando al otro, como ya se lo he escrito a ustedes. Pues, ¿quién te ha hecho superior a los demás? ¿Qué tienes, que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué presumes como si no lo hubieras recibido? Conque ya están ustedes satisfechos, ya son ricos, ya han obtenido el Reino sin nuestra ayuda... Ojalá fuera esto verdad, para que también nosotros reináramos con ustedes. Porque me parece que a nosotros, los apóstoles, Dios nos trata como a los últimos de todos, como a gente condenada a las fieras, pues nos hemos convertido en todo un espectáculo para el mundo, tanto para los ángeles como para los hombres. En efecto, nosotros somos los locos a causa de Cristo y ustedes los sensatos en las cosas de Cristo; nosotros los débiles y ustedes los fuertes; nosotros los despreciados y ustedes los dignos de respeto. Hasta el presente pasamos hambre y sed, vamos pobremente vestidos y recibimos golpes; andamos errantes y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Nos maldicen y nosotros les deseamos el bien; nos persiguen y los soportamos; nos calumnian y correspondemos con bondad. Nos tienen, incluso hasta el día de hoy, como la basura del mundo y el desecho de la humanidad. Les escribo esto, no para avergonzarlos, sino para llamarles la atención como a hijos queridos. Pues aunque como cristianos tuvieran ustedes diez mil maestros, no tienen muchos padres, porque solamente soy yo quien los ha engendrado en Cristo Jesús, por medio del Evangelio. EVANGELIO DEL DÍA Lectura del santo evangelio según san Lucas Lc 6, 1-5 Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?” Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”. Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado” read more read less

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