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Evangelio Diario
LITURGIA - 03 DE OCTUBRE DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XXVII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
III Semana del Salterio
Primera Lectura Gálatas 1, 6-12
Salmo 110
Evangelio Lucas 10, 25-37

“Amarás a Dios, y al prójimo como a ti mismo”


Reflexión del Evangelio de hoy (Dña. Montserrat Palet Dalmases)
El Evangelio de Cristo
En este fragmento de la carta a los gálatas, Pablo no lamenta que los gálatas le hayan abandonado a él, sino que hayan abandonado a Dios. No defiende su prestigio personal, sino la verdad que Dios le ha revelado.

El Evangelio no es una doctrina elaborada por los hombres, sino revelación de Dios. Pablo ataca con energía a quienes intentan desfigurar el Evangelio anunciado por él, no porque lo considere fruto de su propio pensamiento y experiencia, sino al contrario, porque sabe que viene de Dios. Este Evangelio es anuncio de la salvación que se nos ha dado en Cristo y solo en Cristo. Cualquier enseñanza que ponga en duda la radical necesidad, la novedad y la gratuidad y total suficiencia de esta salvación que se nos da en Jesucristo no es Evangelio. El recaer en las prescripciones de la religión judía es una perversión tal del Evangelio que vale tanto como apartarse de la salvación.

Frente a quienes atacan su categoría de Apóstol, porque no ha sido llamado como los otros Apóstoles, Pablo defiende sus derechos. Tiene conciencia clara de que ha sido llamado por Dios para anunciar el Evangelio de Jesucristo, pues ha experimentado en su propio corazón la fuerza salvadora del mismo.

Una cosa es cierta, el Evangelio que predica no lo ha recibido de otros hombres ni es producto de su reflexión. En efecto, Pablo no pudo recibirlo de los primeros cristianos, ya que los perseguía encarnizadamente, ni llegó a él en la forma de una tradición que se asimila por aprendizaje. Por el contrario conoció a Jesucristo, como el Señor, por una revelación directa y personal de Dios. Y esta revelación fue salvadora para él. Cambió totalmente sus ideas y el curso de su vida. De enemigo y perseguidor de la Iglesia pasó a ser miembro activo de la misma. Identificado plenamente con Cristo, se entrega a la tarea de anunciar por todas partes el amor universal de Dios.

Legalismo o amor
La parábola del buen samaritano, un paso más en el camino, un paso más en la catequesis. Jesús hablaba del gran mandamiento: el amor a Dios y al prójimo.

La ley ya contenía esta enseñanza “Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El mismo Jesús declaraba que haciendo eso tendrían vida. La cuestión es saber quién es mi prójimo. El judío distingue entre prójimo y extraño, es decir, personas que para él no son prójimo. Jesús lo va a aclarar con una parábola.

Prójimo es cualquier persona que está al lado de quien necesita ayuda. Prójimo es aquel que se aproxima al necesitado. En esta parábola lo va a descubrir un escriba. La noción de prójimo va a romper las fronteras de una raza, de un pueblo, de una religión.

Esta parábola es dura y tuvo que herir los oídos de los judíos. Los detalles son importantes. En primer lugar, Jesús habla a judíos y quien actúa bien, como prójimo, es un samaritano. Los samaritanos eran considerados como excluidos de la sociedad, impuros según la ley, e inferiores. Por otro lado, el sacerdote y el levita, con su actitud, no hacen sino cumplir la letra de la ley. No podían tocarlo, pensando que se trataba de un cadáver. Por eso, dan un rodeo y se alejan.

Aquí se oponen claramente legalismos y amor y Jesús defiende este último. La enseñanza es clara, no existen leyes o normas morales o sociales que permitan una desatención al necesitado. El amor ha de ser la norma suprema de nuestra conducta.

Jesús cambia la primitiva pregunta del letrado: ¿quién es mi prójimo? Orientándola hacia su verdadero sentido; ¿Cuál se hizo prójimo del herido? Ya no se puede determinar jurídicamente quién es el prójimo, como quería el letrado. Ahora depende de nosotros mismos saber quién es el prójimo.
¿Estamos dispuestos a hacernos prójimos de quién nos necesita?


LECTURA DEL DÍA
Lectura del libro de Job
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
Gal 1, 6-12
Hermanos: Me extraña mucho que tan fácilmente hayan abandonado ustedes a Dios Padre, quien los llamó a vivir en la gracia de Cristo, y que sigan otro Evangelio. No es que exista otro Evangelio; lo que pasa es que hay algunos que los perturban a ustedes, tratando de cambiar el Evangelio de Cristo.
Pero, sépanlo bien: si alguien, yo mismo o un ángel enviado del cielo, les predicara un Evangelio distinto del que les hemos predicado, que sea maldito. Se lo acabo de decir, pero se lo repito: si alguno les predica un Evangelio distinto del que ustedes han recibido, que sea maldito.
¿A quién creen que trato de agradar con lo que acabo de decir? ¿A Dios o a los hombres? ¿Acaso es ésta la manera de congraciarse con los hombres? Si estuviera buscando agradarles a ustedes no sería servidor de Cristo.
Quiero que sepan, hermanos, que el Evangelio predicado por mí no es un invento humano, pues no lo he recibido ni aprendido de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 10, 25-37
En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?” El doctor de la ley contestó: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Has contestado bien; si haces eso, vivirás”.
El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús le dijo: “Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso’.
¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?’’ El doctor de la ley le respondió: “El que tuvo compasión de él”. Entonces Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo”.


Oración

Señor, he recibido la Buena Nueva del Reino de los Cielos, me ha sido anunciada por la Iglesia que fundaste; yo lo he aceptado como el gran don durante mi paso en este mundo y como la esperanza del mundo futuro. Guarda con tu Santo Espíritu, esa palabra que me ha sido dada y dame el privilegio de poder anunciarla adecuada y fielmente a todos los que me rodean y aun a gente que no conozco.

Acción
Hoy buscaré a alguna persona que necesite consuelo y ánimo y le hablaré con sencillez de mi fe.
Evangelio Diario LITURGIA - 03 DE OCTUBRE DE 2022 Ciclo C - Año II - Color Verde XXVII Semana del Tiempo Ordinario Liturgia de las Horas Tomo II III Semana del Salterio Primera Lectura Gálatas 1, 6-12 Salmo 110 Evangelio Lucas 10, 25-37 “Amarás a Dios, y al prójimo como a ti mismo” Reflexión del Evangelio de hoy (Dña. Montserrat Palet Dalmases) El Evangelio de Cristo En este fragmento de la carta a los gálatas, Pablo no lamenta que los gálatas le hayan abandonado a él, sino que hayan abandonado a Dios. No defiende su prestigio personal, sino la verdad que Dios le ha revelado. El Evangelio no es una doctrina elaborada por los hombres, sino revelación de Dios. Pablo ataca con energía a quienes intentan desfigurar el Evangelio anunciado por él, no porque lo considere fruto de su propio pensamiento y experiencia, sino al contrario, porque sabe que viene de Dios. Este Evangelio es anuncio de la salvación que se nos ha dado en Cristo y solo en Cristo. Cualquier enseñanza que ponga en duda la radical necesidad, la novedad y la gratuidad y total suficiencia de esta salvación que se nos da en Jesucristo no es Evangelio. El recaer en las prescripciones de la religión judía es una perversión tal del Evangelio que vale tanto como apartarse de la salvación. Frente a quienes atacan su categoría de Apóstol, porque no ha sido llamado como los otros Apóstoles, Pablo defiende sus derechos. Tiene conciencia clara de que ha sido llamado por Dios para anunciar el Evangelio de Jesucristo, pues ha experimentado en su propio corazón la fuerza salvadora del mismo. Una cosa es cierta, el Evangelio que predica no lo ha recibido de otros hombres ni es producto de su reflexión. En efecto, Pablo no pudo recibirlo de los primeros cristianos, ya que los perseguía encarnizadamente, ni llegó a él en la forma de una tradición que se asimila por aprendizaje. Por el contrario conoció a Jesucristo, como el Señor, por una revelación directa y personal de Dios. Y esta revelación fue salvadora para él. Cambió totalmente sus ideas y el curso de su vida. De enemigo y perseguidor de la Iglesia pasó a ser miembro activo de la misma. Identificado plenamente con Cristo, se entrega a la tarea de anunciar por todas partes el amor universal de Dios. Legalismo o amor La parábola del buen samaritano, un paso más en el camino, un paso más en la catequesis. Jesús hablaba del gran mandamiento: el amor a Dios y al prójimo. La ley ya contenía esta enseñanza “Amarás al Señor tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas” y “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El mismo Jesús declaraba que haciendo eso tendrían vida. La cuestión es saber quién es mi prójimo. El judío distingue entre prójimo y extraño, es decir, personas que para él no son prójimo. Jesús lo va a aclarar con una parábola. Prójimo es cualquier persona que está al lado de quien necesita ayuda. Prójimo es aquel que se aproxima al necesitado. En esta parábola lo va a descubrir un escriba. La noción de prójimo va a romper las fronteras de una raza, de un pueblo, de una religión. Esta parábola es dura y tuvo que herir los oídos de los judíos. Los detalles son importantes. En primer lugar, Jesús habla a judíos y quien actúa bien, como prójimo, es un samaritano. Los samaritanos eran considerados como excluidos de la sociedad, impuros según la ley, e inferiores. Por otro lado, el sacerdote y el levita, con su actitud, no hacen sino cumplir la letra de la ley. No podían tocarlo, pensando que se trataba de un cadáver. Por eso, dan un rodeo y se alejan. Aquí se oponen claramente legalismos y amor y Jesús defiende este último. La enseñanza es clara, no existen leyes o normas morales o sociales que permitan una desatención al necesitado. El amor ha de ser la norma suprema de nuestra conducta. Jesús cambia la primitiva pregunta del letrado: ¿quién es mi prójimo? Orientándola hacia su verdadero sentido; ¿Cuál se hizo prójimo del herido? Ya no se puede determinar jurídicamente quién es el prójimo, como quería el letrado. Ahora depende de nosotros mismos saber quién es el prójimo. ¿Estamos dispuestos a hacernos prójimos de quién nos necesita? LECTURA DEL DÍA Lectura del libro de Job Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas Gal 1, 6-12 Hermanos: Me extraña mucho que tan fácilmente hayan abandonado ustedes a Dios Padre, quien los llamó a vivir en la gracia de Cristo, y que sigan otro Evangelio. No es que exista otro Evangelio; lo que pasa es que hay algunos que los perturban a ustedes, tratando de cambiar el Evangelio de Cristo. Pero, sépanlo bien: si alguien, yo mismo o un ángel enviado del cielo, les predicara un Evangelio distinto del que les hemos predicado, que sea maldito. Se lo acabo de decir, pero se lo repito: si alguno les predica un Evangelio distinto del que ustedes han recibido, que sea maldito. ¿A quién creen que trato de agradar con lo que acabo de decir? ¿A Dios o a los hombres? ¿Acaso es ésta la manera de congraciarse con los hombres? Si estuviera buscando agradarles a ustedes no sería servidor de Cristo. Quiero que sepan, hermanos, que el Evangelio predicado por mí no es un invento humano, pues no lo he recibido ni aprendido de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo. EVANGELIO DEL DÍA Lectura del santo evangelio según san Lucas Lc 10, 25-37 En aquel tiempo, se presentó ante Jesús un doctor de la ley para ponerlo a prueba y le preguntó: “Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?” Jesús le dijo: “¿Qué es lo que está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?” El doctor de la ley contestó: “Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu ser, y a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús le dijo: “Has contestado bien; si haces eso, vivirás”. El doctor de la ley, para justificarse, le preguntó a Jesús: “¿Y quién es mi prójimo?” Jesús le dijo: “Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos ladrones, los cuales lo robaron, lo hirieron y lo dejaron medio muerto. Sucedió que por el mismo camino bajaba un sacerdote, el cual lo vio y pasó de largo. De igual modo, un levita que pasó por ahí, lo vio y siguió adelante. Pero un samaritano que iba de viaje, al verlo, se compadeció de él, se le acercó, ungió sus heridas con aceite y vino y se las vendó; luego lo puso sobre su cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios, se los dio al dueño del mesón y le dijo: ‘Cuida de él y lo que gastes de más, te lo pagaré a mi regreso’. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del hombre que fue asaltado por los ladrones?’’ El doctor de la ley le respondió: “El que tuvo compasión de él”. Entonces Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo”. Oración Señor, he recibido la Buena Nueva del Reino de los Cielos, me ha sido anunciada por la Iglesia que fundaste; yo lo he aceptado como el gran don durante mi paso en este mundo y como la esperanza del mundo futuro. Guarda con tu Santo Espíritu, esa palabra que me ha sido dada y dame el privilegio de poder anunciarla adecuada y fielmente a todos los que me rodean y aun a gente que no conozco. Acción Hoy buscaré a alguna persona que necesite consuelo y ánimo y le hablaré con sencillez de mi fe. read more read less

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