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Evangelio Diario
LITURGIA - 30 DE JUNIO DE 2022
Ciclo C - Año II - Color Verde
XIII Semana del Tiempo Ordinario
Liturgia de las Horas Tomo II
I Semana del Salterio
Primera Lectura Amós 7, 10-17
Salmo 18
Evangelio Mateo 9, 1-8

“Tus pecados te son perdonados”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
La salud física es un regalo que debemos cuidar. Pero el Señor nos ensena que también la salud del corazón, la salud espiritual debemos cuidarla. (…) Hay una palabra, aquí, de Jesus que talvez nos ayudara: “Hijo, tus pecados te son perdonados”. ¿Estamos acostumbrados a pensar en esta medicina del perdón de nuestros pecados, de nuestros errores? (…) Y hoy Jesús, a cada uno de nosotros, dice: “Quiero perdonarte los pecados” (Homilía Santa Marta, 17 enero 2020)


Reflexión del Evangelio de hoy (Fray Salustiano Mateos Gómara O.P.)
Ve, profetiza a mi pueblo Israel
La escena se desarrolla en el santuario de Betel, Israel. Betel era un lugar frecuentado por muchos peregrinos de todo el norte del país. Allí se representaba a Dios como un becerro. Hasta el rey Jeroboán acudía allí a adorar. Era “el santuario real y capital del reino”. Amasías era el sacerdote de aquel santuario.

Frente a una forma de vivir la religión, bastante deteriorada, Amós resultaba ser un profeta incómodo, ya que denunciaba aquella religión y afirmaba que Dios no estaba con ellos, sino contra ellos. Ante la predicación de Amós y sus profecías, Amasías acudió al rey acusando a Amós de conspiración y profetizar la “muerte del rey y su deportación a tierras extrañas”. Por todo ello pidió a Amós que se marchara a Judá y ganara el pan fuera de aquellas tierras.

La respuesta de Amós es admirable, como la de todo hombre que lleva dentro a Dios. Le indica el origen de su vocación, aunque él no se considere un profesional de la profecía. Se considera boyero y cuidador de higos, pero la fuerza de Dios le obliga a ejercer de profeta. Detrás de las acusaciones de Amasías se oculta el miedo a perder su clientela en el Santuario de Betel. Cree que Amós predica por dinero y teme quedar relegado y sin sustento.

Amós no es como él. Predicar es una exigencia que nace de la llamada que Dios le ha hecho. Siendo fiel, no tiene inconveniente predicar la muerte del rey en tierra extranjera y anunciar la deportación del reino de Israel.

Para este mundo nuestro tan relativista, donde la mentira y el engaño tienen una presencia tan frecuente en nuestra sociedad, Amós se convierte para nosotros en una llamada de Dios. Por eso nuestra reflexión ha de llevarnos siempre a personalizar lo escuchado. ¿Hasta qué punto es fuerte nuestra fe para afrontar situaciones de desprecio, de oposición e indiferencia?

Tus pecados te son perdonados
Jesús realiza la curación de un paralítico, una acción profética para indicar que el Reino de Dios ha llegado. Él ha detectado una fe grande en aquellos que portan al paralítico. Curiosamente, comienza por ofrecerle el perdón. Algo que solo Dios podía hacer. Supone un escándalo para aquellos escribas, versados en la ley. Da la sensación de que Jesús esperaba su reacción y por eso les reprocha sus malos pensamientos. Como respuesta a sus pensamientos, acentúa su gesto indicándole al paralítico que coja la camilla y se vaya a su casa.

En el pueblo de Israel, como en otros muchos pueblos, la enfermedad se asociaba al pecado. De ahí que Jesús comience con ese gesto del perdón tras lo cual curará al impedido paralítico.

Como en tantas ocasiones, la reacción del pueblo sencillo, que mira los hechos con realismo, es de admiración, sobrecogimiento y alabanza a Dios porque ha dado a los hombres la potestad de curar a quienes viven sujetos a sus limitaciones convirtiéndose en personas dependientes de los demás.
La parte de los escribas ha “tomado nota” para poder acusarlo de blasfemo. Ha perdonado los pecados: “¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?”.

Jesús es consciente de lo que piensan de él, pero no se inmuta, porque está cumpliendo la misión que el Padre le ha encomendados. Él ha venido a ser vida y dar vida a los hombres.

Parece claro que nuestras acciones siempre provocan reacciones en los demás. Y, como en el caso de Jesús, habrá quien las juzgue bien y quienes las sometan a juicio. Conviene siempre tener como modelo la reacción de Jesús. Él tiene claro cómo actuar y no se arredra, pese a tener enfrente jueces que pensarán mal y rechazarán sus gestos. Él se mantiene fiel a su Padre que quiere el bien de sus hijos.

Como en la primera lectura nos toca hoy, -quizá siempre-, revisar nuestras posturas. Sobre todo, las que hacen referencia a nuestros miedos, a la reacción de los demás cuando, por ser fieles a nuestras convicciones, recibimos el desprecio o el rechazo. Los tiempos no son propicios a aceptar la Verdad y hacerla vida. Jesús con ese gesto nos anima a seguir su comportamiento.


LECTURA DEL DÍA
Lectura de la profecía de Amós
Am 7, 10-17
En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le envió este mensaje a Jeroboam, rey de Israel: “Amós está conspirando contra ti en Israel y el país ya no puede soportar sus palabras, pues anda diciendo que Jeroboam morirá a espada e Israel saldrá de su país al destierro”.

Amasías le dijo a Amós: “Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino”.

Respondió Amós:
“Yo no soy profeta ni hijo de profeta,
sino pastor y cultivador de higos.
El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo:
‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel’.

Y ahora escucha tú la palabra del Señor: ‘Tú me dices: No profetices contra la casa de Israel. No vaticines contra la casa de Isaac’. Pues bien, esto dice el Señor: ‘Tu mujer será deshonrada en plena calle; tus hijos e hijas morirán a espada; tu tierra se la repartirán los vencedores; tú mismo morirás en tierra pagana e Israel será desterrado lejos de su país’ ”.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Mateo
Mt 9, 1-8
En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad.

En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados”.

Al oír esto, algunos escribas pensaron: “Este hombre está blasfemando”. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir ‘Se te perdonan tus pecados’, o decir ‘Levántate y anda’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, –le dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.


Oración

Señor Dios y Padre de bondad, tú que, por medio de Cristo, nos llamas constantemente a la conversión y a volver a ti de todo corazón, danos la fuerza necesaria para ser dóciles al Espíritu Santo y, en el seguimiento fiel a Jesús, volvamos a ti con un corazón contrito y humillado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Acción

A mediodía y al anochecer haré un examen de conciencia para ver si estoy creciendo en mi fidelidad a Dios. Y me haré un pequeño propósito para cambiar aquello que no es conforme con mi vida cristiana.
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Allí se representaba a Dios como un becerro. Hasta el rey Jeroboán acudía allí a adorar. Era “el santuario real y capital del reino”. Amasías era el sacerdote de aquel santuario. Frente a una forma de vivir la religión, bastante deteriorada, Amós resultaba ser un profeta incómodo, ya que denunciaba aquella religión y afirmaba que Dios no estaba con ellos, sino contra ellos. Ante la predicación de Amós y sus profecías, Amasías acudió al rey acusando a Amós de conspiración y profetizar la “muerte del rey y su deportación a tierras extrañas”. Por todo ello pidió a Amós que se marchara a Judá y ganara el pan fuera de aquellas tierras. La respuesta de Amós es admirable, como la de todo hombre que lleva dentro a Dios. Le indica el origen de su vocación, aunque él no se considere un profesional de la profecía. Se considera boyero y cuidador de higos, pero la fuerza de Dios le obliga a ejercer de profeta. Detrás de las acusaciones de Amasías se oculta el miedo a perder su clientela en el Santuario de Betel. Cree que Amós predica por dinero y teme quedar relegado y sin sustento. Amós no es como él. Predicar es una exigencia que nace de la llamada que Dios le ha hecho. Siendo fiel, no tiene inconveniente predicar la muerte del rey en tierra extranjera y anunciar la deportación del reino de Israel. Para este mundo nuestro tan relativista, donde la mentira y el engaño tienen una presencia tan frecuente en nuestra sociedad, Amós se convierte para nosotros en una llamada de Dios. Por eso nuestra reflexión ha de llevarnos siempre a personalizar lo escuchado. ¿Hasta qué punto es fuerte nuestra fe para afrontar situaciones de desprecio, de oposición e indiferencia? Tus pecados te son perdonados Jesús realiza la curación de un paralítico, una acción profética para indicar que el Reino de Dios ha llegado. Él ha detectado una fe grande en aquellos que portan al paralítico. Curiosamente, comienza por ofrecerle el perdón. Algo que solo Dios podía hacer. Supone un escándalo para aquellos escribas, versados en la ley. Da la sensación de que Jesús esperaba su reacción y por eso les reprocha sus malos pensamientos. Como respuesta a sus pensamientos, acentúa su gesto indicándole al paralítico que coja la camilla y se vaya a su casa. En el pueblo de Israel, como en otros muchos pueblos, la enfermedad se asociaba al pecado. De ahí que Jesús comience con ese gesto del perdón tras lo cual curará al impedido paralítico. Como en tantas ocasiones, la reacción del pueblo sencillo, que mira los hechos con realismo, es de admiración, sobrecogimiento y alabanza a Dios porque ha dado a los hombres la potestad de curar a quienes viven sujetos a sus limitaciones convirtiéndose en personas dependientes de los demás. La parte de los escribas ha “tomado nota” para poder acusarlo de blasfemo. Ha perdonado los pecados: “¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?”. Jesús es consciente de lo que piensan de él, pero no se inmuta, porque está cumpliendo la misión que el Padre le ha encomendados. Él ha venido a ser vida y dar vida a los hombres. Parece claro que nuestras acciones siempre provocan reacciones en los demás. Y, como en el caso de Jesús, habrá quien las juzgue bien y quienes las sometan a juicio. Conviene siempre tener como modelo la reacción de Jesús. Él tiene claro cómo actuar y no se arredra, pese a tener enfrente jueces que pensarán mal y rechazarán sus gestos. Él se mantiene fiel a su Padre que quiere el bien de sus hijos. Como en la primera lectura nos toca hoy, -quizá siempre-, revisar nuestras posturas. Sobre todo, las que hacen referencia a nuestros miedos, a la reacción de los demás cuando, por ser fieles a nuestras convicciones, recibimos el desprecio o el rechazo. Los tiempos no son propicios a aceptar la Verdad y hacerla vida. Jesús con ese gesto nos anima a seguir su comportamiento. LECTURA DEL DÍA Lectura de la profecía de Amós Am 7, 10-17 En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le envió este mensaje a Jeroboam, rey de Israel: “Amós está conspirando contra ti en Israel y el país ya no puede soportar sus palabras, pues anda diciendo que Jeroboam morirá a espada e Israel saldrá de su país al destierro”. Amasías le dijo a Amós: “Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino”. Respondió Amós: “Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: ‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel’. Y ahora escucha tú la palabra del Señor: ‘Tú me dices: No profetices contra la casa de Israel. No vaticines contra la casa de Isaac’. Pues bien, esto dice el Señor: ‘Tu mujer será deshonrada en plena calle; tus hijos e hijas morirán a espada; tu tierra se la repartirán los vencedores; tú mismo morirás en tierra pagana e Israel será desterrado lejos de su país’ ”. EVANGELIO DEL DÍA Lectura del santo evangelio según san Mateo Mt 9, 1-8 En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados”. Al oír esto, algunos escribas pensaron: “Este hombre está blasfemando”. Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir ‘Se te perdonan tus pecados’, o decir ‘Levántate y anda’? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, –le dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”. El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres. Oración Señor Dios y Padre de bondad, tú que, por medio de Cristo, nos llamas constantemente a la conversión y a volver a ti de todo corazón, danos la fuerza necesaria para ser dóciles al Espíritu Santo y, en el seguimiento fiel a Jesús, volvamos a ti con un corazón contrito y humillado. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. Acción A mediodía y al anochecer haré un examen de conciencia para ver si estoy creciendo en mi fidelidad a Dios. Y me haré un pequeño propósito para cambiar aquello que no es conforme con mi vida cristiana. read more read less

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