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Evangelio Diario
LITURGIA - 29 DE DICIEMBRE DE 2022
Ciclo C - Año I - Color Blanco
I Semana del Tiempo de Adviento
Liturgia de las Horas Tomo I
I Semana del Salterio
Primera Lectura 1 Juan 2, 3-11
Salmo 95
Evangelio Lucas 2, 22-35

“Luz para alumbrar a las naciones”

PALABRAS DEL SANTO PADRE
Mis ojos han visto a tu Salvador. Los ojos de Simeón han visto la salvación porque la aguardaban (cf. v. 25). Eran ojos que aguardaban, que esperaban. Buscaban la luz y vieron la luz de las naciones (cf. v. 32). Eran ojos envejecidos, pero encendidos de esperanza. (…) Pero miremos al Evangelio y veamos a Simeón y Ana: eran ancianos, estaban solos y, sin embargo, no habían perdido la esperanza, porque estaban en contacto con el Señor. Este es el secreto: no apartarse del Señor, fuente de la esperanza. Si no miramos cada día al Señor, si no lo adoramos, nos volvemos ciegos. Adorar al Señor. (Homilia, 1 febrero 2020)


REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.)
Navidad es amor luminoso
Navidad es beso y abrazo de Jesús hecho niño, que nos trae cercanía salvadora de Dios, que ilumina nuestras vidas.

Si amamos a los hermanos conocemos esta verdad; amaremos su Palabra, la practicaremos "guardando" sus mandamientos, conoceremos que Dios nos ama.

Pero ese amor de Dios hecho hombre nos compromete en el mandamiento nuevo que es amar a Dios en el ser humano porque Dios se ha hecho humano.

Conocer en la luz de la fe que Jesús hombre es el Hijo de Dios nos compromete a acoger su Palabra, como criterio de vida, vivir, como Él vivió, como hijos de Dios y amar a los hermanos como Él en la entrega y el servicio.

Navidad es cercanía luminosa de Dios
La presentación de Jesús en el Templo, es invitación a profundizar en el misterio de la Encarnación; y dejar clara ante Él la actitud de nuestro corazón.

Tres veces se repite la expresión “según la ley” (2,22.23.24). Así la sagrada familia es presentada como una familia humana, vigorosamente adherida a Dios, fiel cumplidora de la ley; fidelidad simbolizada en la oblación de las dos tórtolas.

No habla el Evangelio del rescate del primogénito como mandaba la Ley porque Jesús desde el principio es el consagrado al Señor. Y así es salvación, gloria de Israel y luz para todos los pueblos.

Vivir en el Espíritu, acoger a Dios como niño tomándolo en nuestros brazos, ser honrados y piadosos saber esperar el consuelo, la promesa de Dios, nos sitúa como a Simeón, en el horizonte luminoso de quien dice creo.

El encuentro con el Señor libera de las sombras de la muerte. Quien se encuentra con el Señor puede morir en paz.

Ver con nuestros ojos al salvador nos lleva a contemplar con paz nuestro tránsito a otros brazos, los del Padre.


LECTURA DEL DÍA
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan
1 Jn 2, 3-11
Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios, en que cumplimos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a él. El que afirma que permanece en Cristo debe de vivir como él vivió.
Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo, es la palabra que han escuchado, y sin embargo, es un mandamiento nuevo éste que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya.
Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.


EVANGELIO DEL DÍA
Lectura del santo evangelio según san Lucas
Lc 2, 22-35
Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
“Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo,
según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
al que has preparado para bien de todos los pueblos;
luz que alumbra a las naciones
y gloria de tu pueblo, Israel”.
El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”.


Oración

Señor, enséñame a moderar mis acciones y mis reacciones para con todos los que me rodean, que pueda ser un reflejo del amor que me tienes y que lo transmita fielmente a mis hermanos.

Acción

Hoy seré consciente de que soy presencia de Jesús en este mundo, así que me esforzaré para que la gente lo vea en mí.
Evangelio Diario LITURGIA - 29 DE DICIEMBRE DE 2022 Ciclo C - Año I - Color Blanco I Semana del Tiempo de Adviento Liturgia de las Horas Tomo I I Semana del Salterio Primera Lectura 1 Juan 2, 3-11 Salmo 95 Evangelio Lucas 2, 22-35 “Luz para alumbrar a las naciones” PALABRAS DEL SANTO PADRE Mis ojos han visto a tu Salvador. Los ojos de Simeón han visto la salvación porque la aguardaban (cf. v. 25). Eran ojos que aguardaban, que esperaban. Buscaban la luz y vieron la luz de las naciones (cf. v. 32). Eran ojos envejecidos, pero encendidos de esperanza. (…) Pero miremos al Evangelio y veamos a Simeón y Ana: eran ancianos, estaban solos y, sin embargo, no habían perdido la esperanza, porque estaban en contacto con el Señor. Este es el secreto: no apartarse del Señor, fuente de la esperanza. Si no miramos cada día al Señor, si no lo adoramos, nos volvemos ciegos. Adorar al Señor. (Homilia, 1 febrero 2020) REFLEXIÓN DEL EVANGELIO DE HOY (Fr. Isidoro Crespo Ganuza O.P.) Navidad es amor luminoso Navidad es beso y abrazo de Jesús hecho niño, que nos trae cercanía salvadora de Dios, que ilumina nuestras vidas. Si amamos a los hermanos conocemos esta verdad; amaremos su Palabra, la practicaremos "guardando" sus mandamientos, conoceremos que Dios nos ama. Pero ese amor de Dios hecho hombre nos compromete en el mandamiento nuevo que es amar a Dios en el ser humano porque Dios se ha hecho humano. Conocer en la luz de la fe que Jesús hombre es el Hijo de Dios nos compromete a acoger su Palabra, como criterio de vida, vivir, como Él vivió, como hijos de Dios y amar a los hermanos como Él en la entrega y el servicio. Navidad es cercanía luminosa de Dios La presentación de Jesús en el Templo, es invitación a profundizar en el misterio de la Encarnación; y dejar clara ante Él la actitud de nuestro corazón. Tres veces se repite la expresión “según la ley” (2,22.23.24). Así la sagrada familia es presentada como una familia humana, vigorosamente adherida a Dios, fiel cumplidora de la ley; fidelidad simbolizada en la oblación de las dos tórtolas. No habla el Evangelio del rescate del primogénito como mandaba la Ley porque Jesús desde el principio es el consagrado al Señor. Y así es salvación, gloria de Israel y luz para todos los pueblos. Vivir en el Espíritu, acoger a Dios como niño tomándolo en nuestros brazos, ser honrados y piadosos saber esperar el consuelo, la promesa de Dios, nos sitúa como a Simeón, en el horizonte luminoso de quien dice creo. El encuentro con el Señor libera de las sombras de la muerte. Quien se encuentra con el Señor puede morir en paz. Ver con nuestros ojos al salvador nos lleva a contemplar con paz nuestro tránsito a otros brazos, los del Padre. LECTURA DEL DÍA Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 1 Jn 2, 3-11 Queridos hermanos: En esto tenemos una prueba de que conocemos a Dios, en que cumplimos sus mandamientos. El que dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado a su plenitud, y precisamente en esto conocemos que estamos unidos a él. El que afirma que permanece en Cristo debe de vivir como él vivió. Hermanos míos, no les escribo un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, que ustedes tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo, es la palabra que han escuchado, y sin embargo, es un mandamiento nuevo éste que les escribo; nuevo en él y en ustedes, porque las tinieblas pasan y la luz verdadera alumbra ya. Quien afirma que está en la luz y odia a su hermano, está todavía en las tinieblas. Quien ama a su hermano permanece en la luz y no tropieza. Pero quien odia a su hermano está en las tinieblas, camina en las tinieblas y no sabe a dónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos. EVANGELIO DEL DÍA Lectura del santo evangelio según san Lucas Lc 2, 22-35 Transcurrido el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley: Todo primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer, como dice la ley, un par de tórtolas o dos pichones. Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo: “Señor, ya puedes dejar morir en paz a tu siervo, según lo que me habías prometido, porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel”. El padre y la madre del niño estaban admirados de semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el alma”. Oración Señor, enséñame a moderar mis acciones y mis reacciones para con todos los que me rodean, que pueda ser un reflejo del amor que me tienes y que lo transmita fielmente a mis hermanos. Acción Hoy seré consciente de que soy presencia de Jesús en este mundo, así que me esforzaré para que la gente lo vea en mí. read more read less

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