En los últimos años estamos siendo testigos, cómo algunas marcas se han convertido en auténticas religiones. Tiendas convertidas en catedrales. Colas interminables para poder ver los objetos sagrados. Empleados súper amables que dan respuesta a todas tus dudas y necesidades. Personas subidas a púlpitos predicando las bondades de la marca. Etcétera. Etcétera.
En los últimos años estamos siendo testigos, cómo algunas marcas se han convertido en auténticas religiones. Tiendas convertidas en catedrales. Colas interminables para poder ver los objetos sagrados. Empleados súper amables que dan respuesta a todas tus dudas y necesidades. Personas subidas a púlpitos predicando las bondades de la marca. Etcétera. Etcétera.
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