El sólo hecho de entrar en un aeropuerto, a sabiendas de que en breve se estará despegando hacia las nubes, ya representa un estímulo interesante para cualquier mortal y si a ello le sumamos saber que se estará abriendo una compuerta en la aeronave, desde la que saltaremos para experimentar velocidades cercanas o superiores a 200 kilómetros por hora en caída libre, asumiendo la realidad de que nuestra vida depende no hay tiempo y segundo porque es más fácil sentirlo que describirlo...de la correcta aplicación de la técnica explicada en tierra y de un paracaídas, pues no será imaginable nada: primero porque
El sólo hecho de entrar en un aeropuerto, a sabiendas de que en breve se estará despegando hacia las nubes, ya representa un estímulo interesante para cualquier mortal y si a ello le sumamos saber que se estará abriendo una compuerta en la aeronave, desde la que saltaremos para experimentar velocidades cercanas o superiores a 200 kilómetros por hora en caída libre, asumiendo la realidad de que nuestra vida depende no hay tiempo y segundo porque es más fácil sentirlo que describirlo...de la correcta aplicación de la técnica explicada en tierra y de un paracaídas, pues no será imaginable nada: primero porque
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